La fauna salvaje supone un reto añadido para la respuesta humanitaria en Bangladesh
La fauna salvaje supone un reto añadido para la respuesta humanitaria en Bangladesh
Más de 670.000 refugiados rohingya han huido de Myanmar a Bangladesh desde el 25 de agosto. Bangladesh y su población han abordado la situación mostrando un generoso apoyo, proporcionando seguridad, refugio y asistencia.
A raíz de la crisis en el Estado de Rakhine (norte de Myanmar), el campamento de refugiados de Kutupalong en Cox's Bazar se ha convertido en el mayor asentamiento de este tipo en el mundo, dando cobijo a más de 560.000 personas, algo que de por sí plantea nuevos desafíos en materia de respuesta humanitaria.
El área que ahora ocupa el campamento de Kutupalong ha sido desde hace bastante tiempo un hábitat importante para el elefante asiático. En el área hay unos 40 elefantes, que se mueven entre Bangladesh y Myanmar en búsqueda de comida.
Cuando los elefantes silvestres intentan atravesar el campamento, entran inevitablemente en contacto con las personas que residen en este, y es ahí donde comienza el peligro. Diez refugiados han perdido la vida trágicamente a causa de incidentes provocados por elefantes asustados en el interior del campamento. Otras personas han resultado heridas o han perdido las pocas propiedades que tenían. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, se entristece ante estos incidentes, y está buscando la manera de evitar que se produzcan más muertes o daños materiales.
Para proteger a los refugiados, ACNUR se ha aliado con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés). La IUCN cuenta con décadas de experiencia en el trabajo con comunidades bangladeshís para ayudarlas a vivir de manera segura junto a elefantes salvajes.
La alianza busca garantizar una coexistencia segura con la fauna en los campamentos de refugiados. Uno de los grandes proyectos en marcha es la creación de Equipos de Respuesta a Elefantes (ERTs, por sus siglas en inglés). Se trata de grupos de personas formadas para responder adecuadamente en el caso de que un elefante se acerque y disuadirlo de que entre en el campamento y salvaguadar la seguridad de todos.
En este momento hay ya 17 ERTs en el campamento; uno de los equipos consiguió su primer éxito tan solo dos días después de comenzar su actividad. No obstante, pensando en el largo plazo, ACNUR y IUCN invitan a otras organizaciones a unirse a esta alianza para ayudar a abordar las causas de fondo de los encuentros con elefantes u otra fauna salvaje.
Acciones como la restauración de hábitats forestales a escala global no son solo esfuerzos de conservación, sino que también sirven para proteger a la gente, su sustento y su bienestar a largo plazo. ACNUR espera que se ofrezca más apoyo para llevar a cabo este tipo de intervenciones en contextos humanitarios en todo el mundo.