El campamento de refugiados de Azraq se convierte en el primero del mundo en utilizar energía limpia
El campamento de refugiados de Azraq se convierte en el primero del mundo en utilizar energía limpia
CAMPAMENTO DE REFUGIADOS DE AZRAQ, Jordania, 17 de mayo de 2017 (ACNUR) – Miles de familia sirias iluminarán sus hogares, recargarán sus teléfonos y enfriarán sus alimentos mediante la energía solar esta noche, pues el campamento de refugiados de Azraq, en Jordania, es el primero del mundo dotado de energía renovable.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, puso en marcha el miércoles la nueva planta fotovoltaica de dos megavatios que funciona con energía solar en Azraq. Esta instalación facilitará energía limpia gratis a unos 20.000 refugiados sirios que viven en alojamientos que llevan conectados a la red eléctrica desde enero. Se espera que para principios del año que viene, la red se extienda al resto de los 36.000 refugiados que viven actualmente en el campamento.
La construcción de la planta tuvo un coste de &euro8,75 millones de euros ($9,6 millones de dólares), aportados íntegramente por la campaña "Brighter Lives for Refugees" ("Una vida más brillante para los refugiados"), de la Fundación IKEA, y representará un ahorro energético inmediato de 1,5 millones de dólares anuales, los cuales el ACNUR podrá reinvertir en otras ayudas muy necesarias, así como un ahorro anual de 2.370 toneladas de emisiones de CO2.
La electrificación transformará la vida de los refugiados sirios que viven en el hostil entorno del campamento, situado en el árido desierto del norte de Jordania. Durante los últimos dos años y medio, los residentes del campamento de Azraq han dependido de lámparas solares portátiles para iluminar sus hogares y no tenían ningún sistema fiable para conservar los alimentos o refrescar sus alojamientos en el calor extremo del desierto. La introducción de la electricidad este mismo año ha mejorado su vida diaria.
"El día de hoy supone un hito . . . permite a todos los residentes del campamento llevar una vida más digna"
Fátima, madre soltera de 52 años del área rural cercana a Damasco, vive en el campamento con sus dos hijos adultos desde 2015. Describe los beneficios prácticos y psicológicos que la electricidad ha llevado al campamento y a los que viven en él.
"En Siria estábamos acostumbrados a un estilo de vida en particular y después nos desconectaron de él cuando nos convertimos en refugiados", dice. "Para alguien acostumbrado a tener electricidad, no te puedes imaginar cuan difícil es vivir sin ella".
Fátima y sus dos hijos ya han invertido en un refrigerador, una lavadora y ventiladores eléctricos de segunda mano, que comparten entre sus tres alojamientos.
"Antes, cuando cocinábamos teníamos que tirar la comida que sobraba porque no había ninguna manera segura de guardar los alimentos", explica Fátima. "Cuando teníamos mucho calor, teníamos que mojarnos la ropa para mantenernos frescos. Ahora podemos escuchar música o tomarnos un vaso de agua fría y la vida diaria ya no se acaba cuando el sol se pone".
La construcción de la planta solar también ha facilitado ingresos y formación, muy bienvenidos, a más de 50 refugiados del campamento, que han trabajado bajo la supervisión de la compañía jordana de energía solar Mustakbal, para ayudar a construir la planta.
"La construcción de la planta solar es un ejemplo notable de cooperación entre un gobierno de acogida, una organización privada y ACNUR"
Mohammad, de 20 años, es del barrio de Ghouta, en Damasco y llegó al campamento en mayo de 2014, un mes después de su apertura. Se había visto obligado a dejar la escuela, sin ninguna titulación, a los 14 años, tras el estallido del conflicto en Siria, y ahora se encuentra en su séptimo año.
Tras haber recibido algo de formación en metalurgia en el campamento, Mohammad fue uno de los elegidos para construir la estructura que sustenta los paneles solares, así como para instalar los circuitos eléctricos de la planta. A consecuencia de esto, Mohammad dice que ha adquirido nuevos conocimientos que ya le han ayudado a encontrar trabajos esporádicos fuera del campamento.
"No pude acabar mi educación debido a la guerra y posterior exilio, pero esto me ha dado unos conocimientos prácticos que espero poder utilizar en el futuro", dice Mohammad. "Si volvemos a Siria, todas las infraestructuras están destruidas, pero esta es una tecnología que podríamos utilizar para la reconstrucción".
La planta de energía solar de Azraq está conectada a la red nacional de Jordania, lo que significa que la electricidad que genere pero no se consuma en el campamento se puede revertir a la red general sin coste alguno, ayudando a las necesidades energéticas de la comunidad de acogida.
"El día de hoy supone un hito", dice Kelly T. Clements, Alta Comisionada Adjunta de ACNUR, que visitó Azraq el miércoles.
"Iluminar el campamento no es solo un logro simbólico; también facilita un entorno más seguro para todos los residentes del campamento, abre oportunidades para encontrar maneras de ganarse la vida y da a los niños la oportunidad de estudiar después de que anochezca. Sobre todo, permite a todos los residentes del campamento llevar una vida más digna", añade.
"La construcción de la planta solar es un ejemplo notable de cooperación entre un gobierno de acogida, una organización privada y ACNUR", dice el Representante de ACNUR para Jordania, Stefano Severe.
"Mediante el generoso apoyo de la Fundación IKEA y con la colaboración del gobierno de Jordania, no solo podemos afrontar la demanda de electricidad inmediata de los refugiados que viven en Azraq, sino que también podemos apoyar las necesidades energéticas a largo plazo de los refugiados y de las comunidades jordanas de acogida".
Por Charlie Dunmore
Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.