Cuatro millones de niñas y niños refugiados no tienen acceso a la educación, de acuerdo con un informe del ACNUR
Cuatro millones de niñas y niños refugiados no tienen acceso a la educación, de acuerdo con un informe del ACNUR
Mientras que la población desarraigada por las guerras y la persecución está en aumento en todo el mundo, el número de niñas y niños refugiados matriculados en las escuelas no sigue el ritmo, según un nuevo informe del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, divulgó hoy.
El estudio “Invertir la Tendencia: la Educación de los Refugiados en Crisis”, descubrió que cuatro millones de niñas y niños refugiados no tienen acceso a la escuela, un aumento de medio millón en solo un año.
A finales de 2017 había más de 25,4 millones de personas refugiadas en el mundo, de las que 19,9 millones se encontraban bajo el mandato de ACNUR. Más de la mitad estaba compuesta por niñas y niños, de los que 7,4 millones estaban en edad escolar.
“La educación es un medio para ayudar a que las niñas y niños sanen, pero también es fundamental para la reconstrucción de sus países”, dijo Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. “Sin educación, el futuro de estos niños y niñas y de sus comunidades se verá irremediablemente perjudicado”.
Solo el 61 % de las niñas y niños refugiados acude a la escuela primaria, en contraste con la tasa global, 92 por ciento.
“La educación es un medio para ayudar a que las niñas y niños sanen, pero también es fundamental para la reconstrucción de sus países”.
A medida que las niñas y niños refugiados van creciendo, esta brecha se hace más profunda. Casi dos tercios de quienes van a la escuela primaria no se matriculan en la educación secundaria. En total, solo el 23 % de la niñez refugiada cursa estudios de secundaria, frente a una tasa global del 84 por ciento.
A nivel de educación universitaria, la brecha se convierte en un abismo. La tasa global de matriculación está en el 37 por ciento, mientras apenas el 1 por ciento de los refugiados tiene oportunidad de acceder a estudios universitarios, un dato que no ha cambiado en los últimos tres años.
“La escuela es el primer lugar en meses o incluso años donde las niñas y niños refugiados pueden encontrar un poco de normalidad”, añadió Grandi. “Según los patrones actuales, a menos que se realicen inversiones de manera urgente, cientos de miles de niñas y niños refugiados pasarán a engrosar estas desalentadoras estadísticas”.
El informe resalta los avances realizados con respecto a los compromisos asumidos a raíz de la Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes, que contemplaban la matriculación en 2017 de 500.000 niños y niñas sin acceso a la educación. Al mismo tiempo, pide un mayor esfuerzo para garantizar que todas las personas refugiadas obtengan la educación de calidad que merecen.
El informe insta a los países de acogida a inscribir a las niñas y niños refugiados en los sistemas educativos nacionales, con un currículo apropiado para cada etapa de la escuela primaria y secundaria, para que dispongan de calificaciones homologadas que les sirvan de trampolín de cara a la universidad o la formación profesional superior.
Además, el documento señala que los países de regiones en desarrollo acogen al 92 por ciento de la población refugiada en edad escolar de todo el mundo y por tanto necesitan apoyo financiero más continuado por parte de la comunidad internacional.
Finalmente, el informe llama a forjar alianzas más sólidas con el sector privado, organizaciones humanitarias y para el desarrollo y los gobiernos, para aumentar las oportunidades sostenibles en materia de educación de las personas refugiadas.
Lea un comunicado de prensa sobre el informe aquí.