Con el dominio del portugués, personas venezolanas encuentran más oportunidades en Boa Vista
Con el dominio del portugués, personas venezolanas encuentran más oportunidades en Boa Vista
Salir de su país y dejarlo todo atrás en busca de protección es una decisión muy difícil de tomar. Para las personas refugiadas, el proceso de integración en un nuevo país es un desafío todavía mayor puesto que refugiados y migrantes tienen que superar la barrera del idioma local.
Fue ese planteamiento el que llevó a profesores de la Universidad Federal de Roraima (UFRR) a desarrollar el proyecto “Portugués de Acogida”, que ofrece clases del idioma utilizando herramientas digitales y promoviendo la educación al integrar idioma y tecnología.
El curso tiene una duración de diez meses y por sus clases han pasado ya 530 personas refugiadas y migrantes en Boa Vista, capital del estado. El último grupo se graduó hace cerca de un mes y, entre los egresados, se encontraba la venezolana Adriana Duarte, de 35 años, que llegó Brasil a comienzos de 2019.
Al comienzo de su estancia en Brasil Adriana hacía algunos trabajos audiovisuales (su especialidad) en Boa Vista. Tras el curso, como se puede comunicar mejor, han aparecido oportunidades más concretas.
Hoy trabaja en el Centro Integrado de Estudios y Programas de Desarrollo Sostenible (CIEDS), una organización no gubernamental que actúa en las áreas de educación, sostenibilidad e inclusión social. Adriana atiende al público externo (también a otros venezolanos que viven dentro y fuera de albergues) y brinda información sobre oportunidades de emprendimiento, cuestiones de legislación brasileña y temas como la sostenibilidad y la inclusión social. Además, sigue prestando servicios para una productora local de vídeo.
“Hablar portugués nos da fuerza y poder para luchar por nuestros sueños. Tras la formación, conseguí establecerme como profesional en el área de la comunicación y a día de hoy trabajo para una organización que apoya a personas venezolanas recién llegadas”, afirma Adriana orgullosa.
El grupo de Adriana, que terminó en junio, estaba compuesto por 64 personas refugiadas y migrantes procedentes de Venezuela (adultos, niños y niñas; indígenas y no indígenas). Ya completaron el curso de lengua portuguesa y educación digital.
El proyecto “Portugués de Acogida” cuenta con el apoyo de la empresa tecnológica Ericsson, que suministró equipos tales como computadoras y tabletas y dio formación a los profesores. Otra herramienta bastante utilizada durante las clases es el portal HELP (https://help.unhcr.org) de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que ofrece información sobre Brasil en varios idiomas.
ACNUR apoyó además el proyecto ofreciendo un espacio para las clases y otros materiales mediante el apoyo económico de la Unión Europea, que viene contribuyendo en el fortalecimiento de la respuesta a las personas venezolanas en la región norte de Brasil y ayudando a promover su integración. COOPCESP, Cooperativa de Productores Culturales del Estado de São Paulo, también colaboró en la iniciativa.
Tras el curso, alumnos y profesores mantuvieron el contacto a través de grupos de mensajería en los que se suelen intercambiar oportunidades de trabajo y tips sobre la lengua portuguesa. La integración fue siempre la palabra clave del proyecto, no solo entre idiomas y tecnología, sino también entre etnias y nacionalidades.
Esto hizo posible una mayor relación personal entre los participantes. Para Yonder Rivas, venezolano de 15 años indígena de la etnia Warao, el curso le ayudó a romper la primera barrera del idioma, lo que le permitió a acercarse más a las personas. “Ahora ya sé decir “bom dia” (buenos días), “boa noite” (buenas noches) y “com licença” (con permiso)”, cuenta.
Mientras estuvo alojado en el albergue indígena Janokoida de la ciudad fronteriza de Pacaraima (a 200 km de Boa Vista), Yonder participó en el proyecto “Canarios de la Amazonía”, que también contaba con el apoyo de ACNUR y la financiación de la Unión Europea. Ahora vive en el albergue Pintolândia de Boa Vista y ha tenido acceso al proyecto “Portugués de Acogida”, oportunidad por la que se siente muy agradecido.
Cuando le preguntan cuál es su frase favorita en portugués, Yonder responde: “eu gosto da vida (me gusta la vida)”. Para él, esa frase “lo hace vivir y seguir adelante”. Y añade: “si consigo aprender a hablar el idioma de Brasil podré estudiar, trabajar y tener más oportunidades”.
Además de la respuesta de emergencia (con acciones de registro, acogida, alimentación y sanidad), también resulta fundamental aportar medios para capacitar a las personas refugiadas de modo que puedan andar su propio camino, tal como explica Marília Cintra Correa, asistente sénior de soluciones duraderas de la oficina de ACNUR en Roraima.
“Cuando alguien se ve forzado a dejar su país, no puede llevar casi nada consigo. Pero hay una cosa que nadie les puede quitar: su conocimiento. Y nosotros trabajamos continuamente en este sentido”, cuenta Marília.
“La Universidad desempeña un papel fundamental en la recepción de estas personas refugiadas y migrantes al ofrecer a quienes llegan la oportunidad de acceder al conocimiento”, cuenta Jefferson Fernandes do Nascimento, rector de la UFRR. Desde su punto de vista, el contacto con las personas venezolanas constituye una oportunidad importante para que profesores y alumnos desarrollen estudios sobre la situación que están presenciando.
Adriana felicita con gran efusividad a otros colegas e invitados y responde en portugués cuál fue la palabra que más le gustó aprender. “Saudade, que solo existe en portugués y explica muy bien lo que siento en mi corazón”. “Pero estoy muy contenta de estar aquí, más ahora que puedo expresarme y los demás me entienden”, añade.