16 Días de Activismo: Una niña afgana escapa de un matrimonio forzoso
16 Días de Activismo: Una niña afgana escapa de un matrimonio forzoso
ISLAMABAD, Pakistán, 5 de diciembre de 2014 (ACNUR) – Cuando su padre, abusador y drogadicto, le dijo a Zakia que tenía que casarse con un hombre que le doblaba la edad, la chica de quince años quedó abatida. Pero después de que la ahora refugiada afgana protestara, se le prohibió abandonar su hogar familiar en Peshawar, al norte de Pakistán, y fue amenazada y golpeada duramente por sus hermanos, que le dejaron cicatrices como recuerdo permanente. Zakia tenía dos opciones: casarse con el desconocido mayor que ella o huir.
Escogió la segunda, la más arriesgada. Muchas chicas jóvenes han sido asesinadas por hacer lo mismo, a pesar de las leyes contra la práctica del matrimonio infantil. Zakia tuvo suerte, recurrió a su empleador pakistaní, que la llevó a la oficina del ACNUR en Peshawar.
La agencia de la ONU para los refugiados considera esta cuestión muy seriamente y ha adoptado la erradicación del matrimonio infantil como su tema para los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Sexual y de Género de este año, que empezó el 25 de noviembre y termina el 10 de diciembre. Ya que Zakia se enfrentó a un gran riesgo para su vida, el ACNUR la trasladó a un alojamiento seguro en Islamabad y la recomendó para el reasentamiento. Hace casi un mes, la joven voló a los Estados Unidos.
Pero el dolor de su juventud permanecerá siempre con Zakia, que nació y se crió en la pobreza extrema en Peshawar después de que sus padres huyeran a Pakistán desde la provincia de Kunar, en el este de Afganistán. Su madre luchó para alimentar a sus 14 hijos, sin recibir ayuda de su marido, que necesitaba dinero para cubrir su adicción a la cocaína y a la heroína. "Había días en los que teníamos que pedir comida en la calle porque mi padre había robado todo el dinero a mi madre", recuerda Zakia ente lágrimas. "Me preguntaba por qué debía ser señalada por los pecados de mi padre", añade.
El dinero que el padre cogía lo ganaban las chicas mayores, incluía Zakia, que empezó a trabajar haciendo chapuzas a la edad de 11 años. Sus hermanos eran tan holgazanes como su padre. Con el tiempo se aseguró un trabajo como limpiadora para una amable mujer de la zona. De vuelta a casa, todo el dinero que Zakia y sus hermanas traían era arrebatado por su padre. "Cuando mi madre se negaba a darle dinero, él la golpeaba brutalmente y la insultaba".
Pero lo peor estaba aún por llegar. Hace alrededor de un año, Zakia volvió del trabajo y su hermana menor le dijo que su padre y su tío planeaban casarla con un hombre en Afganistán. "Planeaban enviarme a Kunar con mi tío y una vez allí, me entregarían al hombre por un precio acordado", explica. Pero Zakia se negó, provocando la furia de los dos hombres mayores. "Mi tío dijo: 'no sería el hijo de mi padre si dejase Pakistán sin llevarte conmigo'. Le respondí: 'yo no sería la hija de mi padre si me rindiera ante ti' ".
Asustada por su futuro, Zakia dejó la casa de su familia. Antes de ser trasladada a Islamabad, camino del reasentamiento, se reunió en secreto con su madre en una casa segura de Peshawar por última vez. "Hablamos poco y lloramos mucho", solloza Zakia. "Mi madre estaba feliz por mí por escapar del matrimonio, pero también muy preocupada".
Lo alarmante es que la historia de Zakia no es nada extraño en la India, Pakistán y Afganistán, donde los matrimonios antes de los 16 años de edad están muy extendidos, especialmente entre las familias pobres. Además de razones culturales, otros factores que contribuyen al matrimonio infantil son la solución de disputas y el pago de deudas. A menudo, los maridos son mucho mayores que la chica. Desgraciadamente, casos como el de Zakia ocurren con demasiada frecuencia.
Maya Ameratunga, representante interina del ACNUR en Pakistán, considera que los niños que han sido desplazados forzosamente son incluso más vulnerables por la pobreza o porque sus padres temen que las chicas solteras puedan ser violadas. "En Pakistán, la tasa de matrimonios tempranos entre las comunidades afganas es alarmantemente alta", apunta y añade: "Lo que hace más difícil abordar la ayuda humanitaria es el hecho de que estas prácticas vergonzosas son justificadas en el nombre de la cultura y la religión. El matrimonio temprano puede ser un tema de vida o muerte para las chicas jóvenes. Es la causa principal del aumento vertiginoso de la tasa de mortalidad en estas comunidades".
Zakia, mientras tanto, planea aprovechar las oportunidades que la vida en Estados Unidos le dará, empezando por conseguir una educación, lo que hasta hace poco parecía un sueño imposible. "Les demostraré (a sus parientes y antiguos vecinos) y al mundo que la hija de un drogadicto es tan capaz de perseguir sus sueños como cualquier otra chica de extracción privilegiada".
Haciendo un llamando para acabar con de la práctica del matrimonio infantil, que afecta a 15 millones de chicas cada año, se dirigió a los padres en Afganistán y Pakistán con estas palabras: "no jueguen con las vidas de sus hijas. El dinero que cogen (de la familia del novio) se terminará pronto, pero las cicatrices en las almas y cuerpos de sus hijas permanecerán hasta la eternidad". En su lugar, Zakia pidió: "Edúquenlas. Háganlas orgullosas de vosotros, no avergonzadas".
Por Duniya Aslam Khan en Islamabad, Pakistán
Gracias a la Voluntaria en Línea Carmen Sánchez Oliver por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.