ACNUR ayuda a los desplazados afganos a reconstruir sus viviendas

EID MAHALA, Afganistán, 20 de enero de 2015 (ACNUR) – A Fathiyah* le falta de todo, pero dice que se siente rica. Madre de tres hijos, perdió la casa y mucho de lo que contenía cuando un grupo armado la obligó a huir de la provincia de Faryab, en el norte de Afganistán.

La vida en la aldea se había vuelto insostenible: los ataques de los militantes sembraban terror entre los pobladores noche tras noche. Cuando asesinaron a su cuñado y su marido quedó fuertemente traumatizado, Fathiyah decidió que el riesgo era demasiado alto y toda su familia más otras cinco emigraron a la provincia de Jawzjan. "Nos dijeron que Sheberghan, la capital, era una ciudad tranquila, ahí teníamos parientes", explica.

El año pasado, al agravarse el conflicto, cientos de familias huyeron hacia zonas consideradas más seguras de Faryab o de otras regiones. En el mes de octubre, 1.506 habitantes de Faryab se registraron como desplazados internos, el tercer porcentaje más grande de desplazados forzosos entre las provincias de Afganistán.

Muchas familias desplazadas acuden a sus parientes y a la larga ponen a dura prueba los recursos de los hospedantes. Otras carecen de casi todo, tienen pocas posibilidades económicas y no saben adónde ir. Pero gracias al apoyo de ACNUR y sus socios, especialmente la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO) de la Comisión Europea, muchos desplazados vulnerables como Fathiyah y los suyos están recibiendo ayudas y refugio.

En el marco de un programa financiado por ECHO, ACNUR proporciona materiales y asesoramiento técnico para que refugiados retornados, desplazados internos y familias vulnerables en riesgo puedan construir viviendas sólidas y resistentes a la lluvia. En 2014 se han entregado 4.000 unidades, entre las que se encuentra la casa de dos habitaciones para la familia de Fathiyah en Sheberghan.

La nueva vivienda tiene letrina y está cerca de un pozo de agua. La construyeron albañiles cualificados con la ayuda de Fathiyah y de su marido y cuando llegue el invierno será el refugio más eguro contra la intemperie. "Por eso me siento rica", dice con orgullo a los visitantes de ACNUR Fathiyah, que además ha recibido enseres básicos y artículos invernales.

Bo Schack, representante de ACNUR en Afganistán, resalta la importancia del programa: "Un sólido programa de vivienda es la clave para prevenir los desplazamientos secundarios, apoyar la integración y asegurar condiciones de vida dignas para las familias".

*Nombre ficticio por motivos de seguridad.

Marguerite Nowak desde la aldea de Eid Mahala, Afganistán

Gracias a la Voluntaria en Línea Delia Tasso por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.