ACNUR ayuda a un refugiado aspirante a piloto a volar en Kazajstán
ACNUR ayuda a un refugiado aspirante a piloto a volar en Kazajstán
ALMATY, Kazajstán, 17 de marzo de 2014 (ACNUR) – Hasib aspira a volar un día, pero este brillante refugiado afgano de 17 años encontró algunas turbulencias en sus esfuerzos por llegar a ser piloto y echó raíces en un país que para él representa su hogar y su futuro.
Este joven es uno de los aproximadamente 600 refugiados que todavía hoy siguen viviendo en Kazajstán con respecto a la cifra récord de cerca de 20.000 registrados que había en el país al comienzo del milenio. La mayoría de ellos regresaron a sus países de origen, en particular a Afganistán, Tayikistán y la Federación Rusa.
Aunque están bien integrados en Kazajstán, muchos de los refugiados que quedan desean reasentarse, pero ACNUR ha estado animándoles a que opten por la integración local y adquieran competencias que les ayuden a crearse un futuro mejor. El caso de Hasib ilustra algunos de los retos a los que se enfrentan estos refugiados.
Hasib, que llegó a Kazajstán con sus padres en 2002, casi podría ser el protagonista de un cartel que encarnara la política de integración local promovida por ACNUR. Él no desea ir a ningún otro lugar. "Para mí Kazajstán es mi patria y quiero convertirme en un ciudadano de este país y contribuir a su desarrollo", dice Hasib, que está decidido a obtener el título de piloto y entrar en la compañía Air Astana, que tiene su sede en Almaty.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados le está ayudando a convertir su sueño en realidad. "ACNUR me ayudó a ingresar en la escuela secundaria en Kazajstán y posteriormente en la academia de pilotos", dice Hasib, que se graduó con excelentes notas.
Por mediación de ACNUR, la Academia de Aviación Civil de Kazajstán acordó otorgar a Hasib un 10% de descuento en las tasas de matrícula. Y, dado que es un alumno excepcional, el Ministerio de Educación y Ciencia está valorando la posibilidad de concederle una beca por un importe de 145.000 dólares para sufragar su formación como piloto.
Sin embargo, al principio, se enfrentó a problemas administrativos y jurídicos en relación con la cuestión de la instrucción de vuelo, debido a los cuales sólo podía estudiar en el aula y no hacer prácticas en el aire. Para hacer realidad su sueño era necesario superar este obstáculo y, con la ayuda de ACNUR, ha logrado reanudar el curso.
Kazajstán otorga a los refugiados la condición jurídica de "residentes temporales". Esta condición les impide gozar de todos los derechos jurídicos, sociales y económicos que permitirían a Hasib proseguir su instrucción de vuelo, que es una condición imprescindible para obtener el título de piloto.
Tras varias intervenciones de ACNUR ante las autoridades, éstas examinaron el caso de Hasib y se plantearon la posibilidad de cambiar su condición jurídica y otorgarle la residencia permanente, para que pueda completar sus estudios y optar al trabajo soñado.
A finales de febrero, Hasib se enteró de que le habían concedido la residencia permanente. No obstante, ACNUR considera que todos los refugiados deberían obtenerla y por eso la Agencia está presionando para que esta propuesta se convierta en un derecho consagrado en la legislación. "Esperamos que el Gobierno y el Parlamento modifiquen en breve la ley nacional relativa a los refugiados para que éstos puedan beneficiarse del acceso básico y fundamental a las oportunidades legales, sociales y económicas", dice Saber Azam, Representante Regional de ACNUR.
La Agencia de la ONU para los Refugiados ya está trabajando en estrecha colaboración con el Parlamento, el Gobierno y la Comisión de Derechos Humanos de Kazajstán para mejorar la situación de los refugiados, incluido el libre acceso de éstos a las instituciones estatales de educación superior. El acceso a las instituciones de enseñanza superior y a las universidades privadas no plantea ningún problema, pero la mayoría de los refugiados no puede pagar las tasas de matrícula en estos centros.
Aunque la comunidad de refugiados se ha convertido en una parte integrante de la sociedad y sus miembros trabajan, en particular, en las industrias de servicios, la modificación de la ley nacional mencionada ofrecería a los refugiados jóvenes y brillantes como Hasib una mayor motivación para permanecer en Kazajstán y contribuir al desarrollo del país en el futuro.
"Los refugiados no son una carga para los países de asilo. Por el contrario, representan extraordinarios activos que contribuyen al desarrollo de la sociedad y al bienestar de todos sus miembros. Los refugiados han sido grandes políticos, científicos, artistas y hombres de negocios cuando el país de acogida les ha permitido prosperar", señala Azam.
Mientras tanto, Hasib ha reanudado el curso que le permitirá convertirse en el primer refugiado afgano de Kazajstán que llega a ser piloto civil profesional. Gracias a la residencia permanente ya está preparado para despegar.
Por Zhanna Dossova en Almaty, Kazajstán