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ACNUR distribuye tarjetas prepagadas para enfrentar el invierno en el Líbano

Historias

ACNUR distribuye tarjetas prepagadas para enfrentar el invierno en el Líbano

El ACNUR está distribuyendo ayuda en efectivo para que los refugiados sirios en el Líbano puedan adquirir artículos de primera necesidad para protegerse de las bajas temperaturas del invierno.
13 Febrero 2014 Disponible también en:
Un refugiado sirio utiliza la tarjeta de cajero automático entregada por el ACNUR para retirar dinero. Estas tarjetas fueron distribuidas para ayudar a la gente a comprar artículos esenciales para poder enfrentar el invierno.

RMEILEH, LIBANO, 13 de febrero de 2014 (ACNUR) – Probablemente preocuparse por el clima era una de las últimas prioridades de Nouk Qamber cuando huyó de la violencia en Siria y buscó protección en el vecino Líbano. Pero pasó a ser una necesidad básica luego de que en diciembre el Líbano se viera afectado por la peor tormenta en años, con temperaturas bajo cero, nieve y lluvia.

Afortunadamente esta madre de cuatro hijos que vive en uno de los tres pequeños asentamientos de refugiados en Rmeileh, en el Líbano, había recibido una de las tarjetas de cajero automático del ACNUR, con suficiente dinero para pagar por calentadores y combustible para proteger a su familia del frío. "Realmente me beneficié con la tarjeta de cajero automático para retirar dinero en efectivo", señaló la mujer de 24 años.

El ACNUR ha estado utilizando las tarjetas de cajero automático para retirar dinero en efectivo principalmente para ayudar a los refugiados en zonas urbanas en distintas partes del mundo, incluido Jordania, pero este invierno marcó el primer uso masivo de esta herramienta en el Líbano, que acoge al mayor número de refugiados sirios. El ACNUR las distribuyó para beneficiar a 450.000 personas como parte del programa de protección regional para enfrentar el invierno al que se destinaron US$138 millones.

Cada tarjeta tenía dinero suficiente (US$50) para comprar un pequeño calefactor y se recarga mensualmente con un monto de hasta US$100 para comprar combustible y otros artículos para enfrentar el invierno. Las personas beneficiarias de estas tarjetas, como Nuok, pueden presupuestar sus gastos, ahorrando un poco para pagar por otras necesidades, como por ejemplo comida de algún vendedor de verduras local. "Encontré mucho mejor recibir el dinero", señaló Nouk. "Pudimos comprar un montón de cosas para la casa, incluyendo comida".

Rmeileh es un pequeño pueblo costero justo en las afueras de Beirut. En los alrededores del pueblo, en lo alto de una pequeña colina utilizando cada espacio disponible se encuentran los alojamientos improvisados de los refugiados sirios. Levantados con prisa, los muros de concreto se apoyan unos con otros, junto a los cartones y planchas de madera que completan las estructuras. Sus orgullosos moradores han decorado el interior de sus viviendas con viejas cortinas, flores de seda y otros objetos que lograron traer con ellos o han recogido.

Estos pequeños asentamientos informales agrupan principalmente a residentes de larga data, que como Nouk, viven en el Líbano casi desde que se inició el conflicto sirio en marzo de 2011. "Había bombardeos constantes . . . tengo niños pequeños, nos asustamos y decidimos irnos", señaló explicando por qué huyó de su país natal.

Lejos de tiendas y servicios, los residentes de Rmeileh compran sus alimentos a un vendedor que pasa a diario manejando una camioneta llena de vegetales y que se detiene para permitirles comprar directamente de la camioneta.

El ACNUR y sus socios han identificado a las familias que viven en condiciones precarias, como la de Nouk, para asegurarse de que reciban los suministros que les permitan enfrentar el crudo clima invernal. Nour Fakih, oficial en el terreno del ACNUR señaló: Habíamos escuchado que el invierno sería especialmente duro, necesitábamos actuar con rapidez. Cerca de 800.000 refugiados sirios están repartidos a lo largo de más de 1.500 lugares diferentes en todo el Líbano, muchos en zonas elevadas que presentan temperaturas aún más bajas, hacia el norte del país y en el valle de la Bekaa.

Las familias sirias que nunca han usado una tarjeta de cajero automático para retirar dinero reciben una capacitación de 25 minutos sobre su uso y el destino que deben dar al dinero. Hay dos centros de llamada disponibles para responder a consultas que varían desde los números de clave hasta qué hacer en caso de perder la tarjeta.

La respuesta de los usuarios de estas tarjetas ha sido positiva, señaló Fakih. "Cuando nos reuníamos con familias que habían usado las tarjetas les preguntábamos continuamente: '¿qué les pareció?' Muchos nunca las habían usado y preguntaron a sus vecinos libaneses cómo funcionaban".

En otras oportunidades la ayuda se había distribuido mediante la entrega de bienes o cupones. Pero esos métodos exigían a los residentes dirigirse a los centros de acopio o distribución. Además, los cupones son intransferibles y por lo tanto sólo permiten comprar bienes predeterminados, las tarjetas de cajero automático pueden recargarse automáticamente, esto facilita la entrega dirigida de ayuda, especialmente en áreas urbanas donde los refugiados se encuentran repartidos en amplias zonas.

Abu Ahmed, padre de seis niños que vive a unas pocas puertas de distancia de la de Nouk, está de acuerdo con que las tarjetas son más convenientes: "La tarjeta con dinero ha sido de gran ayuda", señaló. "Es mucho mejor, más conveniente".

Por Emma Beals en Rmeileh, Líbano