De prisionera a empresaria en ciernes con el apoyo del ACNUR
De prisionera a empresaria en ciernes con el apoyo del ACNUR
DUNGU, República Democrática del Congo, 13 de octubre (ACNUR) – Cada vez que Marie*, una chica de apenas 16 años, mira a su pequeño y vivaracho hijo, Honoré*, tiene ante ella el más íntimo recordatorio del reino de terror que el Ejército de Resistencia del Señor (ERS) ha infligido a los inocentes aldeanos de Uganda y sus países vecinos por 25 años.
Marie escapó del ERS, donde la convirtieron en esclava sexual. Luego de haber sido violada durante meses por los soldados del ERS, nació su hijo, que ahora tiene dos años. Hoy en día ella no se enfoca en el pasado, sino en reconstruir su vida y pensar en el futuro, gracias a su familia y a los programas financiados por la Agencia de la ONU para los Refugiados.
"El apoyo que he recibido del ACNUR me ha ayudado a superar el trauma provocado por mis experiencias. Ahora siento que he vuelto a tener una vida normal", cuenta la joven.
Su vida fue cualquier cosa menos normal luego de que ella y sus compañeros de clase fueron acorralados por el ERS hace tres años en su aldea, en la región noreste de la República Democrática del Congo (RDC), cerca de la frontera con Sudán del Sur. Los soldados armados amarraron a los niños por la cintura y se los llevaron, dejando atrás a los adolescentes mayores. Los niños fueron obligados a cargar alimentos, ropas y muebles que el ERS había robado desde su aldea hasta la base permanente de los rebeldes.
El ERS mantuvo a los niños dominados untándoles las palmas de las manos y la frente con lo que les dijeron que era un "aceite mágico" y con amenazas de muerte que quedaron confirmadas con la ejecución de uno de los amigos de Marie luego de que este intentó escapar.
El desafortunado chico pasó a formar parte de las 30.000 personas que se calcula que murieron durante el reino de terror del ERS, que también obligó a alrededor de dos millones de personas a desplazarse (si consideramos solamente las estadísticas del norte de Uganda). Hoy en día, el ERS permanece activo en los territorios vecinos de la RDC, Sudán del Sur y la República Centroafricana.
La vida de Marie se redujo al trabajo forzado en los campos durante el día y la esclavitud sexual en las noches, y todo el tiempo era obligada a fingir una actitud alegre. Dio a luz en lo que ella cuenta que era un campamento secreto creado especialmente para las esclavas sexuales embarazadas. Recuerda haber sufrido terribles dolores sin recibir ningún tipo de atención médica.
Durante su embarazo, el ejército de Uganda intensificó la presión contra el ERS, y en junio de 2010 Marie consiguió escapar durante una batalla. Los soldados ugandeses la llevaron a ella y a su bebé de regreso a Dungu, la capital del distrito de la aldea de Marie. Para su alivio, su familia le dio la bienvenida y una casa propia en sus tierras.
"Me sentí invadida por un sentimiento de alegría por volver a estar con mi familia luego de tanto tiempo", recuerda.
El primer desafío para ella fue comenzar el proceso de sanación. Marie se unió a un programa de apoyo psicosocial organizado por el ACNUR y sus organismos asociados para ayudar a las víctimas de violencia sexual a superar sus traumas y volver a tener una vida normal.
Según Jorge Holly, jefe de la oficina del ACNUR en la provincia Oriental, "la estigmatización de las víctimas de violencia sexual todavía es un enorme problema en la región este del Congo. Por eso el ACNUR está apoyando estos programas de empoderamiento, para reducir el riesgo de ser víctimas de la estigmatización y el aislamiento social de muchas de estas sobrevivientes de violencia sexual".
Así, en lo que va del presente año, el ACNUR ha proporcionado apoyo psicosocial a 348 mujeres en Dungu, región en donde las violaciones son endémicas. Las clases de alfabetización ayudan a las mujeres traumatizadas a reintegrarse a la sociedad, además de servir como una plataforma para la educación en el tema de la violencia contra la mujer.
Marie ha reiniciado su educación y espera participar pronto en un programa del ACNUR que ofrece a las mujeres capacitación en panadería, costura, elaboración de presupuestos y finanzas personales, para que puedan mantenerse a sí mismas.
Debido a las experiencias que ha tenido, Marie proyecta la madurez de alguien mucho mayor, y habla de lo que le ha pasado en un tono calmo y moderado. Mientras abraza a Honoré, a quien ahora considera un regalo de Dios, Marie dice que una vez que termine el programa de capacitación espera poder comenzar su propio negocio de venta de verduras, para así pagar su educación y mantener a su hijo.
* Nombre ficticio para proteger su identidad.
Por Sebastian Frowein, en Dungu, República Democrática del Congo