De traer niños al mundo a cuidar a personas mayores: una doctora venezolana se reinventa en España

Cuando Gabriela* escucha a diario las noticias de la crisis del coronavirus desde su piso en Madrid, por el cuerpo le recorre una sensación de frustración muy grande por no poder ayudar en la emergencia sanitaria.  “He trabajado combatiendo epidemias de sarampión, de cólera, de Zika; ejercí en medicina privada y como responsable del equipo obstétrico de un hospital público en Maracaibo [Venezuela]. Sé que podría ser de gran ayuda para luchar contra esta pandemia” explica con impotencia esta doctora venezolana, que lleva media vida dedicada en cuerpo y alma a su profesión.

Pero esta mujer de 50 años también disfruta explicando su experiencia laboral de más de 25 años como ginecóloga, trayendo niños al mundo, y su participación en actividades de medicina social con solicitantes de asilo y refugiados colombianos en su Venezuela natal. Sin embargo, durante la década en que formó parte de estos equipos médicos voluntarios, nunca imaginó que algún día, la que tendría que huir de su país con sus hijos y pedir protección internacional sería ella.

“Sé que podría ser de gran ayuda para luchar contra esta pandemia”

“Allá en mi país, nosotros nos trasladábamos en convoyes con casi 300 profesionales médicos apoyados por ONGs y por ACNUR para ofrecer asistencia médica gratuita a refugiados colombianos ubicados en los municipios fronterizos de Ureña y Zulía” explica con entusiasmo Gabriela. “Eso era una emergencia, los refugiados vivían en condiciones muy difíciles y nosotros atendíamos a embarazadas, hacíamos derivaciones a cirugía, recetábamos medicamentos y se pasaba consulta de oftalmología y odontología”.

“En Venezuela ofrecíamos asistencia médica gratuita a refugiados colombianos”

La convalidación de sus estudios de medicina está pendiente y eso le impide por el momento ejercer su profesión en España, donde llegó hace apenas dos años. Pero es una mujer luchadora que sabe que tiene que sacar a sus tres hijos menores adelante y, aunque está pasando serias dificultades económicas, se reinventa y no se rinde. Durante su estancia en el centro de acogida para solicitantes de asilo, donde la familia se alojó unos meses a su llegada a España, realizó varios cursos de asistente de enfermería para personas mayores. Desde hace poco, trabaja como auxiliar sociosanitario en una residencia de ancianos en el municipio de Madrid.

“Salgo a trabajar de casa a las 06:00 de la mañana y empiezo la jornada con las duchas y el aseo de los abuelos antes de darles el desayuno. Mi planta es de personas con autonomía reducida y deterioro cognitivo” explica Gabriela. “Algunas están encamadas, les damos de comer, cambiamos los pañales, les hidratamos la piel y también les cambiamos de postura para que no se llaguen” añade.

“Salgo a trabajar a las 06:00 de la mañana y empiezo la jornada laboral con las duchas y el aseo de los abuelos”

Madrid es una de las ciudades más afectadas por la pandemia provocada por el Covid-19 y los mayores son un grupo de alto riesgo. En la residencia de Gabriela han fallecido ya algunas personas y ella ha brindado apoyo psicológico a los mayores y sus familiares para afrontar unos procesos de duelo muy duros en esta crisis sanitaria. Por la situación de distanciamiento físico, en muchos casos, ni siquiera los hijos han podido acompañar en la enfermedad, abrazar y consolar a sus padres. “Es difícil, pero me gusta el trato con mayores porque culturalmente, nosotros cuidamos de nuestros mayores hasta que se nos van”.

Canta baladas y música pop, le gusta pintar, ha hecho televisión y es investigadora … pero con lo que sueña Gabriela es con poder contribuir y poner al servicio de la sociedad española lo que mejor sabe hacer como médico: traer bebés al mundo y ayudar a salvar vidas.

(*) Nombre cambiado por motivos de protección.