Deportistas con discapacidad disfrutan la oportunidad de competir a nivel internacional
Deportistas con discapacidad disfrutan la oportunidad de competir a nivel internacional
A la cabeza del desfile de las naciones en el estadio en Tokio, el Equipo Paralímpico de Atletas Refugiados inauguró con orgullo la ceremonia de apertura el martes, en representación de 82,4 millones de personas desplazadas a nivel mundial, de las cuales se estima que doce millones tienen alguna discapacidad.
Al frente del equipo de seis integrantes, quienes provienen de cuatro países y competirán en cinco disciplinas, llevaban la bandera Alia Issa, cuya familia huyó del conflicto en Siria y ahora vive en Grecia, y Abbas Karimi, nadador afgano que se reasentó en Estados Unidos.
Alia, de 20 años, competirá en lanzamiento de clava y es la primera mujer que integra el Equipo Paralímpico de Atletas Refugiados. A los cuatro años, enfermó de viruela, y la fiebre dañó su cerebro. En consecuencia, vive con discapacidades físicas e intelectuales. No obstante, Alia Issa espera superar su propia marca (16,4 metros) en Tokio.
“Me siento muy honrada”, dijo Alia el lunes, en la conferencia de prensa. “Deseo ser un ejemplo para que todas las personas refugiadas persigan sus sueños”.
Alia mencionó que también espera llenar de inspiración a otras mujeres con discapacidad. “Cuando me inicié en el lanzamiento de clava hace dos años, nunca creí que formaría parte del equipo de atletas refugiados en los Juegos Paralímpicos de Tokio”, señaló. “Tengo un mensaje para todas las mujeres con discapacidad: no se queden en casa; traten de salir todos los días a practicar algún deporte”.
Los atletas saludaron mientras entraban al estadio, donde se escuchaba música alegre y se sentía un ambiente festivo aunque, por las medidas contra la COVID-19, no había casi nadie en las butacas (como ocurrió en los Juegos Olímpicos).
- Ver también: Este es el equipo deportivo más valiente del mundo
Esta es la segunda ocasión en la que los atletas refugiados participan en los Juegos Paralímpicos. El nadador sirio Ibrahim Al Hussein, quien ahora vive en Grecia, y Shahrad Nasajpour, lanzador de bala y de disco de origen iraní que ahora vive en Estados Unidos, son los atletas con discapacidad que compitieron en los Juegos de Río 2016 y que compiten nuevamente este año en Tokio.
Al Hussein mencionó que le conmovió haber recibido un álbum de fotografías y mensajes de aliento de un grupo de estudiantes japoneses cuando llegó al aeropuerto. “Para mí, este regalo se asemeja a haber recibido una medalla”, comentó el lunes.
El equipo estará completo tras la llegada, en un par de días, de Parfait Hakizimana, taekwandoín que vive en un campamento de refugiados en Ruanda, y de Anas Al Khalifa, piragüista originario de Siria que ahora reside en Alemania.
En el Foro Mundial sobre los Refugiados de 2019, el Comité Paralímpico Internacional (CPI) se comprometió a apoyar a un equipo de hasta seis integrantes en Tokio 2020. En ese sentido, el CPI y ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, convinieron colaborar para promover que las personas refugiadas tengan acceso a instalaciones deportivas y puedan participar en eventos deportivos.
Con su participación, el Equipo Paralímpico de Atletas Refugiados honra el legado de Ludwig Guttmann, médico refugiado que escapó de la Alemania nazi previo al estallido de la Segunda Guerra Mundial y que encontró un nuevo hogar que le dio la bienvenida. Ludwig Guttmann agradeció la gentileza contribuyendo a la creación del movimiento paralímpico.
El equipo ayudará a generar consciencia en torno a la situación que enfrentan más de 80 millones de personas que han sido obligadas a abandonar su hogar a causa de guerras, conflictos o persecuciones (en 2016, sumaban 65 millones a nivel mundial).
Cuando le preguntaron por qué es importante que haya un Equipo Paralímpico de Atletas Refugiados, Shahrad indicó que “la inclusión” es la respuesta más corta.
“Quiero que otras personas se llenen de esperanza”.
Ibrahim, quien ha estado entrenando en la piscina junto con Abbas desde su llegada a Tokio, dijo que el equipo sintió una especie de vínculo aunque sus antecedentes son variados y aunque hablan lenguas distintas.
“No es necesario enunciar palabras en una familia. Cuando conocí a Abbas, de inmediato sentí que me había encontrado con un viejo amigo. Tuve la misma sensación cuando conocí al resto del equipo”, comentó. “Quiero que otras personas se llenen de esperanza y espero que el equipo de atletas refugiados pueda seguir ganando fuerza conforme se vayan acercando los Juegos de París 2024”.
Para dar la bienvenida a los atletas refugiados con discapacidad y para desearles éxito, Bunkyo-ku, el distrito de Tokio que les dio alojamiento, les obsequió 3.000 aviones de papel azul hechos por estudiantes de 21 escuelas en el distrito, los cuales fueron unidos con un hilo por un grupo de personas jubiladas.
En muchos de los aviones, había mensajes escritos, como “¡Da lo mejor de ti!” o “¡Nunca te rindas ni pierdas la esperanza!”.
En Japón, los aviones de papel representan sueños o mensajes, y el azul – el color de los escudos de la ONU y del ACNUR – representa la paz.
“¡Ve por la medalla de oro!”
Una persona en el quinto grado escribió un mensaje específicamente dirigido a Ibrahim: “Amo los deportes acuáticos y me encanta nadar; por eso, deseo que Ibrahim reciba este mensaje. Me sorprendí cuando supe que un atleta como tú (es decir, una persona refugiada) competirá en los Juegos Paralímpicos. Imagino que haber vivido una guerra fue una experiencia dolorosa, pero por favor da lo mejor de ti en los Juegos Paralímpicos. ¡Ve por la medalla de oro!”.
Debido a la pandemia, Bunkyo-ku no podrá acoger físicamente a los atletas con discapacidad; sin embargo, se han estado y se estarán llevando a cabo talleres – antes y durante los Juegos Paralímpicos – sobre la crisis de refugiados; además, habrá una sesión virtual con los atletas.
“Aunque resulta difícil llevar a cabo actividades presenciales, espero que nuestra colaboración con ACNUR (mediante las iniciativas del distrito anfitrión) genere consciencia en quienes residen en Bunkyo-ku y en el público japonés en general (sobre todo la niñez) con respecto a la crisis de desplazamiento a nivel mundial”, señaló el alcalde, Hironobu Narisawa, en un encuentro con Karen Farkas, representante de ACNUR en Japón.
Hay evidencia de que los deportes son una enorme fuente de motivación, esperanza y disciplina para los atletas refugiados con discapacidad.
Los Juegos Paralímpicos permiten que deportistas con discapacidades físicas, intelectuales y visuales compitan a nivel internacional. Un sistema de clasificación agrupa a los atletas elegibles dependiendo de su discapacidad; para ello, los divide en diez categorías distintas, como discapacidad visual y deterioro de la fuerza muscular.
El taekwandoín Parfait perdió a su madre a los seis años de edad, en un ataque que sufrió su pueblo natal en Burundi. Además, un disparo en el brazo le causó graves lesiones, que derivaron en una discapacidad. Parfait conoció el taekwondo cuando era adolescente y de inmediato se enamoró del deporte; en parte, porque la identidad tribal no tenía relevancia.
- Ver también: Un atleta de taekwondo burundés se prepara para dejar huella en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020
“El deporte me ayudó a superar el dolor que sentía en mi niñez”, recordó. “El deporte me protege”.
Más tarde, Parfait salió de su país de origen en medio de la violencia que sobrevino las elecciones; encontró protección en el campamento de refugiados de Mahama, en Ruanda. Un año después, Parfait, quien ahora tiene 32 años, creó un club de taekwondo, donde entrena a 150 personas refugiadas.
Abbas, quien nació sin brazos y competirá en 50 metros de mariposa y espalda, huyó de Afganistán cuando tenía 16 años. La travesía fue riesgosa porque fue traficado en un camión y, luego, atravesó las montañas durante tres días, a temperaturas considerablemente bajas.
Por fortuna, logró llegar a Turquía, donde permaneció cuatro años. Durante ese lapso, encontró una piscina en la cual entrenar. Abbas creía que nadar le traería oportunidades y que podría convertirse en un modelo para las generaciones más jóvenes.
“Cuando muera, quiero que la gente sepa que Abbas Karimi, un hombre sin brazos, nunca renunció a sus sueños y metas”, dijo en una entrevista para Paralympics.com. “Puedo hacer algo para cambiar el mundo”.
Alphonso Davies, Embajador de Buena Voluntad de ACNUR, quien juega fútbol como parte del equipo Bayern y de la selección masculina de Canadá, y quien creció en un campamento de refugiados en Ghana, envió un mensaje de felicitación al Equipo Paralímpico de Atletas Refugiados, en el que les dijo que son modelos con el poder de inspirar a otras personas.
“No olviden que lo que están a punto de hacer en Tokio cambiará muchas vidas”, dijo Davies. “Habrá personas jóvenes que empezarán a practicar un deporte gracias a ustedes. Habrá personas refugiadas que, después de ver cómo triunfan, creerán que ellas pueden triunfar también. Y ¿saben qué? Esas personas formarán parte del personal de enfermería, del personal docente, de equipos de investigación científica. Es así como los deportes generan cambios”.