Drama real de actor sirio tiene final feliz en Viena
Drama real de actor sirio tiene final feliz en Viena
VIENA, Austria, 11 de marzo de 2016 (ACNUR) – Johnny Mhanna tenía solo ocho años cuando su tía lo llevó al teatro en Damasco en 1999. Fue el principio de una pasión para toda la vida por el teatro y la interpretación.
"No puedo olvidar aquel día", dice. "En el preciso instante en el que pisé el teatro, olí el perfume, el mismo perfume que aun huelo en todos los teatros del mundo. Para mí, es el olor de la libertad".
Sentado en la sala del Schauspielhaus, uno de los teatros experimentales punteros de Viena, el joven sirio de 24 años se ríe: "Por supuesto, ahora también lo huelo aquí".
Tras una arriesgada huida del Líbano y una temporada angustiosa desde que llegó a Viena en agosto de 2015, acaba de enterarse de que le han reconocido el asilo en Austria – un final feliz a años de incertidumbre.
Johnny, que creció en una familia cristiana siria, estudió teatro y literatura francesa y soñaba con Hollywood.
Sus sueños y planes empezaron a desvanecerse cuando el país se sumió en la guerra civil en 2011. El padre de Johnny, un hombre de negocios, fue arrestado y, después de tres días en la cárcel, lo encontraron muerto. En 2012, la amenaza del servicio militar se cernía sobre él.
"Por motivos de seguridad, me marché tres meses antes del momento en que tenía que presentarme en el cuartel", dice. Poco antes de la Navidad de 2012, Johnny se marchó de Damasco y cruzó la frontera con el Líbano.
"Mi abuela materna es del Líbano, así es que siempre he podido sentirme unido a ese país y a su cultura", dice. "Pero el primer año fue duro, aunque hablan el mismo idioma, pero con un acento diferente".
Para ganarse la vida, Johnny desempeñó trabajos esporádicos en cafeterías y bares. Pronto estableció contactos con el mundo del teatro y del cine locales. Actuó en anuncios, obras de teatro, dos películas, ocho cortometrajes y dos series de televisión.
Pero a principios de 2015, la vida en Beirut se hizo insostenible. El Gobierno libanés impuso restricciones de visado a los refugiados sirios, incluyendo la necesidad de contar con un valedor libanés. Los que estaban inscritos como refugiados con ACNUR se podían quedar en el país solo si prometían no trabajar. Johnny pudo renovar su estatus, pero ¿cómo podía sobrevivir sin un permiso de trabajo?
Firmé el papel en el que me comprometía a no trabajar en el Líbano, pero si la policía me hubiera pillado, la multa hubiera sido de 3 millones de libras libanesas, casi 2.000 dólares. Y no era capaz de encontrar un valedor libanés. ¿Qué podía hacer?"
En agosto de 2015, Johnny decidió emprender el peligroso viaje a Europa, con la esperanza de alcanzar Viena, donde vivían dos de sus tíos.
Por segunda vez, se ponía en marcha para iniciar una nueva vida. "Es muy duro, pero una vez has decidido marcharte, no puedes echar la vista atrás", dice. "Una vez que compras el billete para el viaje a Turquía, deberías olvidar tu pasado."
Con otros 45 refugiados, alcanzó la isla griega de Lesbos, tras un viaje terrible de más de dos horas y media cruzando el Mar Egeo en una balsa neumática. Una vez en Mitilene, la capital de Lesbos, Johnny recibió un mensaje de WhatsApp de su tía de Viena. Le remitía un anuncio de un teatro de Viena: "Buscamos refugiados con experiencia en producción teatral".
"Me dije a mí mismo: ¿cuántos refugiados hay con experiencia teatral – uno, dos, tres, cuatro, cinco? No demasiados. Tendré una buena oportunidad".
Antes de marcharse del Líbano, Johnny estaba seguro de que tendría que dejar de actuar durante unos cuantos años en Austria porque no hablaba alemán. Pero cuando llegó al centro inicial de recepción, las cosas resultaron ser diferentes.
En unos días, fue elegido por el colectivo de artistas "Die schweigende Mehrheit sagt Ja" ("La mayoría silenciosa dice sí") para actuar en "Die Schutzbefohlenen" ("Los protegidos"), basada en una obra de la autora austríaca Elfriede Jelinek, ganadora del Premio Nobel. La escribió después de que un grupo de refugiados buscara asilo en la Votivkirche, una iglesia de Viena, en noviembre de 2012.
El grupo lo formaban refugiados y seis actores profesionales austríacos. Entre los refugiados Johnny era el único con experiencia como actor. Solo un mes después de haber viajado más de 2.000 kilómetros desde Beirut como refugiado, estaba sobre el escenario para el estreno de la obra el 12 de septiembre. Johhny recibió un premio especial en los prestigiosos galardones austríacos de teatro Nestroy.
El actor no repara en elogios para el pueblo austríaco. "Casi nunca me han tratado como el estereotipo del refugiado. Lo que realmente me encanta de Austria es cuanto se respetan las personas mutuamente. Los seis actores austríacos son ahora muy buenos amigos míos, personas fantásticas. No te abandonan después de una noche en el teatro".
Mientras estaba de gira con el colectivo de artistas, Johnny decidió responder al mensaje que su tía le había enviado y fue a una audición para "Outsiders" ["Extraños"], una obra experimental en la que 13 personas de diferentes procedencias se ven atrapadas en un vagón de metro cuando este se avería. Johnny hace dos papeles: uno como turista que es transformado en insecto y el otro como un adolescente del Tirol con un marcado acento austríaco.
El director, Jakub Kavin, se muestra impresionado por la actitud de Johnny: "Fue un gran regalo para mí trabajar con un actor profesional sirio", dice. "Desde un buen principio estuvo totalmente enfocado y concentrado".
Johnny está deseando iniciar una nueva vida en Austria. "Es bonito aprender nuevos idiomas y conocer gente nueva", dice. "Simplemente, me entusiasma la idea de trabajar como actor profesional en tres países diferentes".
Naturalmente, Johnny extraña a sus amigos y su familia de Damasco y Beirut, sobre todo a su madre, que aún vive en Damasco. Tiene la esperanza de que la guerra en Siria acabe tarde o temprano, pero no puede imaginarse viviendo allí otra vez. Han pasado demasiadas cosas.
"Cuando la guerra haya acabado, quizás enseñaré árabe a actores austríacos y los enviaré a Siria a actuar", dice con una sonrisa.
Por Henriette Schroeder, desde Viena.
Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.