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El levantador de pesas refugiado que retribuye como enfermero de salud mental

Historias

El levantador de pesas refugiado que retribuye como enfermero de salud mental

Cyrille Tchatchet encontró ayuda en los duros momentos que vivió a su llegada a Reino Unido, lo que lo animó a estudiar enfermería mientras entrenaba para competir en los Juegos Olímpicos de Tokio.
30 Julio 2021 Disponible también en:
El levantador de pesas del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, Cyrille Tchatchet, entrenando en el gimnasio de la Universidad de Middlesex en Londres, Reino Unido, en mayo de 2019.

De luchar contra la depresión y la falta de hogar a ayudar a llevar la bandera olímpica al estadio de Tokio para la ceremonia de apertura, el levantador de pesas y atleta refugiado Cyrille Tchatchet tiene una historia inspiradora que espera que anime a más de 82 millones de personas desplazadas en todo el mundo.


“¡Pensé que era un sueño!”, tuiteó sobre su momento en el centro de atención mundial la semana pasada, añadiendo que estaba orgulloso de representar a las personas refugiadas, así como al personal de salud, ya que ahora es enfermero de salud mental en Reino Unido.

Tchatchet, de 25 años, es uno de los 29 miembros del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados en Tokio. Su increíble trayectoria revela no solo el poder del deporte para transformar la vida de las personas que han huido de sus hogares, sino también las valiosas contribuciones que pueden hacer a sus nuevas comunidades cuando se les da la oportunidad.

En 2014, después de competir en los Juegos de la Commonwealth en Glasgow, abandonó la villa de los atletas, creyendo que no era seguro para él volver a su país de origen.

Sin ningún plan claro, acabó en la ciudad costera del sur, Brighton, donde pasó alrededor de dos meses en la calle. El clima era frío, le costaba encontrar comida y su ánimo se hundía.

“De hecho, contemplé el suicidio”.

“Tenía 19 años en una ciudad nueva, sin hogar, sin tener a mi madre ni a mi padre para cuidar de mí, así que me sentí muy, muy deprimido en Brighton”, recordó en una entrevista con Eurosport. “De hecho, contemplé el suicidio”.

Al ver un número de teléfono de los Samaritanos, una organización de beneficiencia que ofrece apoyo emocional, Tchatchet les llamó. Un voluntario llamó a la policía para que lo recogiera y, en la comisaría, explicó su situación y se inició el proceso para solicitar asilo.

Alojado en Birmingham, Tchatchet esperó ansiosamente a que se aprobara su solicitud de asilo, luchando también contra la depresión durante este tiempo. Sin embargo, la halterofilia le proporcionó una salida emocional vital y una fuente de motivación, así que empezó a participar en competencias regionales británicas.

Después de obtener la condición de refugiado, pasó a batir récords y a ganar títulos de halterofilia británicos, ingleses, y de universidades y colegios británicos en 2017, 2018 y 2019.

Con el deseo de retribuir algo a la comunidad e inspirado por los médicos y enfermeras que le apoyaron en sus momentos más difíciles, Tchatchet decidió estudiar enfermería y se graduó con honores en Enfermería de Salud Mental en la Universidad de Middlesex.

Se entrenaba regularmente en el gimnasio de la universidad cuatro o cinco veces por semana, pero era capaz de equilibrarlo con sus estudios, comentó uno de sus tutores, Lawrence Dadzie, profesor titular de salud mental en la universidad.

“Soy enfermero de día y levantador de pesas por la noche”, señaló Tchatchet en un tuit de enero. “Estudié enfermería para retribuir a la comunidad que me apoyó. La esperanza no solo te da el valor para luchar, sino que también promueve tu bienestar mental”.

Dadzie considera que era un estudiante enfocado y decidido, además de que sabe escuchar, una cualidad vital para un enfermero de salud mental.

Los antecedentes de Tchatchet como refugiado y su propia lucha contra la depresión le han dado una gran empatía con los pacientes, expresó su tutor. “Es capaz de entender a las personas que sufren esta enfermedad y de comprenderlas mejor. Además, siente que también puede aportar algo”.

Tchatchet no difundió sus considerables logros deportivos, señaló Dadzie. La universidad ponía carteles suyos por el campus para celebrar sus victorias, pero “a menos que vieras las fotos, no lo sabrías”, recordó. “No hablaba mucho de ello”.

Empezó a levantar pesas cuando era joven, tras ver una fotografía del padre de su primo levantando pesas, y asegura que, para él, es más que un deporte.

“Mi mensaje para otras personas refugiadas es que crean”.

“En la halterofilia conoces personas y se convierte en algo social. Es un deporte bastante adictivo”, comentó en una entrevista con Sky Sports. “Es divertido, es fácil medir tus progresos y logros. Cada día que vas al gimnasio, aprendes algo, ya sea técnica o una mejora de dos kilos. Siempre se puede mejorar, y mejorar el estado mental y la sensación de logro”.

En Tokio, Tchatchet, que habla francés e inglés y se confiesa goloso, competirá el sábado en la división de 96 kilos. Su objetivo es levantar 190 kg en arrancada y 230 kg en envión. Su lema en la vida es: “Planifica y trabaja duro para conseguir tus objetivos”.

Tchatchet dice que el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados es “...un equipo de esperanza”.

“Mi mensaje para otras personas refugiadas es que crean, que tengan esperanza”, señaló. “El día de hoy puede ser difícil, pero el futuro puede ser más brillante”.