El sur de Kirguistán sigue asolado por el desplazamiento y la falta de confianza
El sur de Kirguistán sigue asolado por el desplazamiento y la falta de confianza
OSH, Kirguistán, 10 de junio (ACNUR) – Decenas de miles de personas todavía siguen desplazadas en el sur de Kirguistán un año después de los violentos enfrentamientos en el país. ACNUR considera que es necesario proseguir los esfuerzos para restablecer la confianza y de este modo asegurar un retorno sostenible y una verdadera reconciliación.
Más de 400 personas fueron asesinadas y otras 375.000 se vieron forzadas a huir de sus casas cuando la violencia entre comunidades golpeó el sur de Kirguistán entre el 10 y el 14 de junio del año pasado, principalmente en Osh y Jalalabad. Cerca de 75.000 de estos desplazados huyeron a la vecina Uzbekistán, mientras que 300.000 permanecieron en Kirguistán. Más de 2.000 casas fueron destruidas y muchas más fueron saqueadas.
La mayoría de estos desplazados pudieron regresar pronto a sus lugares de origen. Sin embargo, unas 60.000 personas todavía permanecen dispersas en el interior de Kirguistán y en el exilio en otros países. Algunos dicen que sus casas han quedado dañadas, otros expresan su preocupación acerca de los problemas de seguridad y la falta de vivienda o de empleo en sus lugares de origen. Además, otras 20.000 personas continúan viviendo con familias de acogida.
Durante los 100 días que duraron los sucesos acaecidos el pasado verano, ACNUR ha ayudado a construir refugios temporales de emergencia para más de 13.400 personas que habían perdido sus casas. El pasado invierno, también distribuimos varias toneladas de carbón, ropa de abrigo y material de asistencia humanitaria a 21.000 personas para ayudarles a sobrevivir durante los 6 meses de bajas temperaturas.
La gente va rehaciendo poco a poco su vida, pero se necesita una mejora de la seguridad y la economía para que sus vidas puedan volver a la normalidad. A menudo los ciudadanos nos cuentan que, incluso a día de hoy, aún no han recobrado la confianza en las autoridades locales. Existe la sospecha entre las comunidades y los grupos más afectados de que todavía no están preparados para la reconciliación nacional. Los equipos de ACNUR están trabajando en 50 localidades a lo largo de Osh y Jalalabad para supervisar la situación, debatir y buscar soluciones a los problemas que están surgiendo por parte de las comunidades y las autoridades.
ACNUR ha puesto a disposición de los ciudadanos una línea telefónica gratuita durante las 24 horas que está recibiendo unas 100 llamadas a la semana. Las personas que llaman están especialmente preocupadas por la entrega de la asistencia humanitaria, el asesoramiento sobre la propiedad y los derechos legales, el acceso a los servicios públicos, los problemas de seguridad y cómo restaurar el comercio y el empleo.
Hoy, ACNUR y sus socios continuúan distribuyendo asistencia a cerca de 280.000 personas afectadas por los sucesos acaecidos en Osh y Jalalabad el pasado mes de junio. Estamos financiando equipos móviles para ayudarles a restaurar los documentos de identidad y de propiedad que se han perdido o que se encuentran dañados por la violencia del pasado año.
A más largo plazo, es necesario restablecer las comunicaciones y reconstruir la confianza entre las comunidades y las autoridades para facilitar una reconciliación y paz duraderas. Estamos trabajando en la promoción del diálogo y de la cooperación entre los diferentes grupos a través de proyectos y actividades conjuntas. ACNUR también está centrado en las necesidades legales y socioeconómicas de las personas afectadas, con especial atención a las personas vulnerables y las que tengan necesidades específicas. Hemos puesto en marcha proyectos de impacto rápido para la rehabilitación de pequeñas infraestructuras, la generación de ingresos y la consolidación de la paz.
ACNUR solicita en estos momentos 5,4 millones de dólares a los países donantes para implementar estas actividades. Hemos recibido poco más de la mitad de los 11,4 millones que necesitamos para nuestro trabajo en Kirguistán durante este año.
Por Natalia Prokopchuk y Dania Gaisina en Osh, Kirguistán