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En Polonia, una psicóloga ucraniana ayuda a sus compatriotas refugiados

Historias

En Polonia, una psicóloga ucraniana ayuda a sus compatriotas refugiados

Los efectos devastadores del conflicto armado internacional en Ucrania siguen sintiéndose para quienes huyen dentro del país y a través de las fronteras, pero no todas las heridas son visibles.
10 Octubre 2022 Disponible también en:
La psicóloga ucraniana Inna Chapko (a la izquierda) brinda información sobre los servicios psicosociales en un Punto Azul en Varsovia.

Cuando las personas ucranianas se vieron forzadas a huir en los días y semanas posteriores al comienzo de la guerra, todos los trenes que se dirigían al oeste estaban repletos de personas ansiosas, agotadas y aterrorizadas. Inna Chapko, psicóloga ucraniana, estaba entre ellas, dejando su hogar en la capital, Kiev, unas semanas después del comienzo de la guerra en febrero. “Irme fue una de las decisiones más difíciles que he tomado”, afirmó.

Durante las largas horas de viaje en los abarrotados vagones de tren, Inna puso en práctica sus habilidades profesionales. Improvisó un juego basado en técnicas de alivio del estrés que ayudó a calmar las mentes de niñas y niños cansados, hambrientos y asustados. Los reunió y les enseñó a cruzar los brazos y apretar los hombros, y a respirar profundamente por la nariz mientras daban golpecitos rítmicos con las manos. Cuando los niños se calmaron, los padres también se unieron, y pronto los gritos se calmaron y el ruido del tren en las vías era todo lo que se oía.

Una vez a salvo en Varsovia, Inna decidió utilizar su experiencia para ayudar a otros ucranianos que, como ella, han sufrido el trauma y las dificultades del desplazamiento. Hoy en día, trabaja en uno de los seis Puntos Azules de Polonia, centros de apoyo para personas refugiadas creados por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y UNICEF, el Fondo de la ONU para la Infancia. Los centros ofrecen servicios de salud mental, además de apoyo social, asistencia jurídica, apoyo administrativo, canalización de servicios especializados y áreas diseñadas para que niñas y niños jueguen y se relajen.

“Casi una de cada 10 de las personas refugiadas que se acercan a los Puntos Azules tienen preguntas sobre salud mental y servicios psicosociales”, explicó Inna, quien dirige sesiones semanales de alivio del estrés y técnicas de ‘tomar tierra’ para mujeres, así como sesiones de consejería individual y grupos de arteterapia.

En el Punto Azul conoció a Natasha*, quien huyó de la ciudad de Irpin, a las afueras de Kiev, en marzo, diciéndole a sus hijos: “¡Dos semanas y volveremos!”, mientras cerraba apresuradamente la puerta de su apartamento antes de correr para ponerse a salvo entre las oleadas de bombardeos de artillería.

La mujer, de 34 años, vive desde entonces en Polonia, esperando a que sea lo suficientemente seguro regresar a casa. Natasha nunca había salido de Ucrania, ni había viajado sin su esposo, y con el paso de los meses, los gastos, los retos y las responsabilidades de criar a dos hijos pequeños sola en un país extranjero se han vuelto cada día más pesados.

Poco después de instalarse en Polonia, Natasha se enteró de la muerte de su tía en Ucrania, y la noticia la puso al borde del abismo, desencadenando sentimientos abrumadores de dolor y ansiedad – “Era como una segunda madre para mí”, contó Natasha – así que buscó ayuda en un Punto Azul.

Ahí, Inna escuchó la historia de Natasha y la ayudó a gestionar su estrés y sus emociones antes de guiarla por los diferentes servicios disponibles, así como la forma de acceder a los que ofrece el sistema de salud polaco.

“Ninguna persona está preparada para este tipo de experiencias”, señaló Inna sobre el trauma que han sufrido los ucranianos en los últimos ocho meses, “pero la mayoría de las personas refugiadas que pasan por eventos estresantes no piensan en pedir ayuda. Siguen viviendo con la 'mentalidad de supervivencia' que desarrollaron durante los tiempos de crisis, y sus heridas no hacen más que profundizarse”.

Continúa: “Hay un momento para ser fuerte y valiente, y otro para calmarse, relajarse y aceptar la necesidad de procesar el pensamiento, las emociones y los recuerdos negativos en algo neutral, o incluso positivo”. Hablar – y ser escuchado – es un primer paso crucial.

Polonia, a diferencia de muchos otros países que acogen personas refugiadas en todo el mundo, tiene un sistema de salud bien establecido, aunque las personas con problemas de salud mental a veces tienen dificultades para ser canalizadas a los especialistas. El papel de los Puntos Azules es clave, pero principalmente como primer punto de contacto para las personas refugiadas con problemas, ayudándolas a acceder a los servicios públicos.

ACNUR también trabaja con otras organizaciones y profesionales nacionales de salud mental para ofrecer capacitación y orientación sobre grupos específicos de personas refugiadas, como supervivientes de la violencia, mujeres y niñas en situación de riesgo, y niñas y niños no acompañados o separados.

Al hablar con Inna, Natasha declaró que era la primera vez que se reunía con una experta en salud mental, y que le había brindado un salvavidas fundamental mientras trataba de encontrar su lugar en un nuevo país. “Nuestros pensamientos están en Ucrania”, señaló, “pero tenemos que aprovechar al máximo nuestra estancia aquí en Polonia, para mantenernos”.

Desde marzo, más de 36.400 personas refugiadas de Ucrania han recibido apoyo en los seis Puntos Azules de Polonia, pero Inna declaró que los profesionales de la salud mental como ella aún pueden hacer más, incluso esforzándose por ser más proactivos para llegar a más personas necesitadas.

“En el Punto Azul, a menudo tenemos que dar el primer paso”, señaló, “y acercarnos a las personas refugiadas que puedan necesitar apoyo, en lugar de esperar a que ellas se acerquen a nosotros primero”. 

*Nombre cambiado por motivos de protección

 

Sobre los Puntos Azules

Los Puntos Azules son centros de apoyo que reúnen servicios de protección e información fundamentales para las personas refugiadas que huyen de la guerra en Ucrania, con especial atención a la niñez y a quienes corren mayor riesgo. Entre ellos se encuentran las niñas y los niños no acompañados y separados, las personas con discapacidad, los casos de presunta trata de personas, supervivientes de la violencia sexual o de género y personas refugiadas de la comunidad LGBTIQ+. Establecidos por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados y UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, junto con las autoridades locales y los socios a lo largo de los principales puntos de cruce y rutas de tránsito, los Puntos Azules ofrecen un espacio seguro, apoyo y canalización para la atención de salud, educación, apoyo psicosocial y más. Leer más.