Entrevista: El papel vital de ACNUR para permitir el voto de los refugiados centroafricanos

BANGUI, República Centroafricana, 12 de febrero (ACNUR) – Decenas de miles de refugiados participarán este fin de semana en la segunda ronda de las elecciones presidenciales centroafricanas, para lo cual contarán con una gran ayuda de ACNUR, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados. Todo el mundo espera que las elecciones supongan un punto de inflexión para la República Centroafricana en el camino hacia una paz duradera y sostenible y el restablecimiento de un Gobierno estable y del Estado de derecho tras años de violencia intercomunitaria, anarquía, violaciones de derechos humanos y casi un millón de desplazados forzosos, incluyendo más de 460.000 personas que han huido a países vecinos. Con el apoyo de ACNUR, miles de estos refugiados que viven en Chad, Camerún y la República del Congo pudieron votar el 30 de diciembre en la primera ronda de las elecciones presidenciales. Los refugiados en la República Democrática del Congo no pudieron votar. Los refugiados en Chad, Camerún y República del Congo podrán participar también en la segunda ronda, en la que dos antiguos primeros ministros se enfrentan por la presidencia. Se espera que el nombre del candidato ganador se anuncie a mediados de marzo. Charles Mballa, representante asistente de ACNUR en República Centroafricana, ha coordinado los esfuerzos de la agencia para garantizar un proceso electoral incluyente en estrecha colaboración con la administración provisional de la República Centroafricana, los países de acogida, organizaciones asociadas y donantes. Poco antes de que se celebre la segunda ronda, ha hablado sobre el proceso electoral con Dalia Al Achi, oficial de información pública de ACNUR en Bangui: Extractos de la entrevista:

¿Por qué es importante que los refugiados participen en las elecciones?

En torno a un 10% de la población ha huido a países vecinos desde la escalada de la crisis en 2013 [después de que el grupo rebelde de coalición Seleka se hiciera con el poder en marzo de ese año]. Fue muy importante contar con ellos y darles la oportunidad de elegir a su futuro líder y de participar en la vida política y social de su país. El hecho de ser refugiado no quiere decir que los vínculos con el país de origen se hayan cortado por completo.

La mayoría de los refugiados están deseando volver a casa. Se fueron por una amenaza directa contra sus vidas. La mayor parte de ellos fueron perseguidos a causa de sus creencias religiosas. Darles la oportunidad de votar en las elecciones es el primer paso en el restablecimiento de los vínculos rotos y en el fortalecimiento del sentido de pertenencia a un país y a una nación.

Muchos refugiados centroafricanos se han sentido abandonados por su Gobierno, así que estaban tremendamente contentos de que se les permitiera votar. Participar en la primera ronda de las elecciones [el 30 de diciembre] les dio la esperanza de que sus voces estaban siendo escuchadas. La elevada participación del 61% de los refugiados con derecho a voto en estos tres países [Chad, Camerún y República del Congo] fue otro signo de lo importante que era para ellos.

Además, existe la posibilidad real de que se hubieran sentido más marginados aún si no se les hubiera permitido votar. Esto podría haber producido reacciones negativas entre los refugiados, reforzando un sentimiento de exclusión y poniendo en peligro las perspectivas para una paz duradera.

¿Cuál ha sido el papel de ACNUR en el proceso?

Como consecuencia de una resolución del Consejo de Seguridad e las Naciones Unidas y a instancia de la Autoridad Electoral Nacional de la República Centroafricana, ACNUR prestó apoyo técnico y logístico para facilitar la participación de los refugiados en las elecciones. También hemos desempeñado un papel clave en la defensa de una reforma de la ley electoral que permitiera votar a los refugiados. ACNUR presionó para conseguir la participación de los refugiados en los países de acogida y ayudó a redactar el marco legal que les ha permitido votar en estos tres países.

También ayudamos a los funcionarios y formadores de la Autoridad Electoral Nacional que gestionaron las elecciones físicamente en estos países, para lo cual elaboramos información para los refugiados, identificamos mesas de votación y transportamos y entregamos materiales electorales no sensibles a los puntos de votación. El personal de ACNUR también ayudó a algunos votantes a acudir a las mesas de votación. Estuvimos presentes en casi todos los puntos de votación a lo largo del día, supervisando la seguridad y la salud de los refugiados.

¿Cuáles han sido los principales desafíos?

En un momento dado parecía que no iba a haber participación de los refugiados porque los políticos estaban divididos en cuanto a este tema. El Consejo Nacional de Transición [parlamento provisional] rechazó una enmienda a la ley electoral para permitir votar a los refugiados. Fueron necesarios mayores esfuerzos de promoción y discusiones antes de que el Tribunal Constitucional dictaminara que la nueva ley debía incluir la participación de los refugiados en las elecciones presidenciales. Otro desafío fue convencer a los países de asilo para que permitieran la celebración de elecciones en su territorio. Algunos plantearon cuestiones de seguridad, mientras que otros no querían que los refugiados se involucraran en actividades políticas. La financiación fue también un problema y hubo restricciones logísticas, en especial en Camerún, donde el 70% de los refugiados centroafricanos no vive en campamentos.

Los plazos muy ajustados causaron problemas, junto con una falta de capacidad y de personal electoral formado, en especial durante el referéndum del 13 de diciembre sobre una nueva constitución, que vino marcado por una violencia que dejó al menos 10 muertos. La participación de los refugiados en el referéndum no llegó al 50% y muchas de las papeletas fueron anuladas por haberse cumplimentado erróneamente.

¿Se puede decir que la participación de los refugiados en la primera ronda de las elecciones presidenciales fue un éxito?

El hecho de que los refugiados pudieran votar es un éxito en sí. Casi el 61% (33.000) de los refugiados que se inscribieron para votar en los tres países de acogida pudieron depositar su papeleta. En comparación, la participación dentro de la República Centroafricana fue de en torno al 62%. Esperamos que se produzca una participación igual de alta en la segunda ronda. El entusiasmo con el que la gente acudía a las mesas de votación en la República Centroafricana a pesar del riesgo de violencia es un claro indicador de que su población deposita una gran esperanza en el resultado de estas elecciones y quiere pasar página. El país ha sufrido cinco golpes de Estado desde su independencia de Francia en 1960. Esperamos que estas elecciones representen un primer paso hacia el establecimiento del Estado de derecho en la República Centroafricana.

El nuevo líder y su Gobierno se enfrentan a inmensos desafíos: el desarme y la reintegración de grupos armados, la restauración de la autoridad del Estado y del Estado de derecho, la rehabilitación de infraestructuras básicas, la recuperación de la economía, el retorno de los refugiados y la atención a personas desplazadas dentro del país. ACNUR jugará un importante papel en este proceso.

¿Qué han aprendido hasta ahora de este proceso?

La lección más importante es que, si se producen circunstancias similares en el futuro, debemos defender la participación de los refugiados en las elecciones en una fase muy anterior del proceso. Si los preparativos se hubieran puesto en marcha antes, se habría podido introducir una buena herramienta de defensa a tiempo para permitirnos firmar acuerdos con los países de asilo mucho antes [y así haber empezado antes el proceso]. Otra lección es asignar suficiente tiempo y recursos a la divulgación de información sobre el proceso electoral y a educar al votante para que pueda tomar una decisión mucho más informada.

¿Guarda algún recuerdo especial de las elecciones?

Una de las historias más emocionantes que he escuchado es la de un refugiado en Betou, en la República del Congo. Solicitó refugio allí hace 35 años. Cuando oyó hablar de las elecciones creyó que se trataba de una broma y que nunca encontraría su nombre en el censo de votantes. Pero decidió intentarlo, recorrió cientos de kilómetros a pie hasta alcanzar el centro de registro de votantes. Cuando vio su nombre en la lista, rompió a llorar. Se registró y votó. Este es un recuerdo muy especial para mí.

Gracias al Voluntario en Línea Jaime Guitart Vilches por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.