Expulsados de sus tierras, agricultores sirios hurgan en los residuos para sobrevivir
Expulsados de sus tierras, agricultores sirios hurgan en los residuos para sobrevivir
YABROUD, Siria, 14 de marzo de 2016 (ACNUR) – Hasta que el sangriento conflicto de Siria los alcanzó, la familia alargada de Adnan vivía una vida bastante próspera, dedicada a la cría de ganado y a los cultivos en las tierras que su familia había cultivado por generaciones.
Sin embargo, se vieron obligados a huir cuando su casa fue incendiada, Adnan de 31 años de edad, su madre, viuda, y sus nueve hermanos huyeron a esta ciudad a 80 kilómetros al norte de Damasco donde ahora sobreviven recolectando plástico y cartón.
"Recolecto alrededor de 100 kilos de cartón diariamente, y gasto una tercera parte del ingreso en combustible", dice Andan, quien calcula que se queda solo con 3 o 4 dólares diarios, con los que debe mantener a 13 personas.
La familia hace parte de los más de siete millones de personas desplazadas por la guerra en Siria, muchas de las cuales luchan por sobrevivir dificultades económicas extremas, después de cinco años del devastador conflicto que ha asolado el país y causado la muerte de cerca de 250.000 personas.
Millones de personas han perdido todos sus medios de vida, mientras que aquellos que han sido capaces de encontrar algún medio de subsistencia ahora tienen que lidiar con ingresos bajos y el aumento del costo de vida. Si bien una frágil tregua ha traído esperanza, muchos desplazados sirios siguen luchando para salir adelante.
La familia de Adnan abandonó las tierras que cultivaban en Al-Hasakah, en el noreste de Siria, después de que militantes invadieran la zona en el 2013 y quemaran su casa. Su madre Sabha, de 50 años, se hizo cargo de la familia, con 10 hijos, en su huida a través del país, hasta Yabroud.
Ella recuerda la belleza de su antigua ciudad antes de que estallara el conflicto. La familia poseía una gran finca, ganado, y vivían cómodamente. "Cada mañana, solía ordeñar mis vacas y cuidar los cultivos", dice ella. "Éramos felices cuando trabajábamos en las cosechas . . . pero ahora hemos olvidado ese sentimiento", dijo.
Ellos trabajaban la tierra, sembraban trigo, cebada, maíz y lentejas, ahora la familia se mantiene buscando plástico y cartón desechados para reciclarlos y convertirlos en cajas y contenedores que venden a las tiendas de abarrotes y a las pequeñas tiendas en los alrededores de Yabroud.
Al principio consiguieron un ingreso estable, cuando solo tres fábricas – una de ellas una planta de reciclaje – se mantenían en funcionamiento en Yabroud, ciudad que a su vez fue alcanzada por los enfrentamientos. Pero, después de que una paz relativa volvió a la ciudad en el 2014 y otras fábricas volvieron a abrir, ellos se encontraron compitiendo por ingresos cada vez menores.
"Yo nunca habría dejado mi casa y la tierra de mis ancestros, pero fui obligado a hacerlo", dice Sabha, que cambió una casa grande en el campo por un pequeño apartamento alquilado, donde vive ahora su familia. "La guerra nos trajo la miseria y la pobreza".
Los dos hijos menores de Sabha también tratan lo mejor que pueden de ayudar a su madre a salir adelante, y han encontrado un trabajo a tiempo parcial en la economía informal, vendiendo dulces y caramelos y lavando alfombras al final del invierno.
Recientemente, la familia recibió de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, un paquete de artículos de socorro básicos de invierno, que incluyen láminas de plástico y mantas, que les resultó de mucha utilidad. Incluso lograron vender las cajas de cartón que se incluyeron en los suministros. Se enteraron del programa de subsistencia de ACNUR, y de los pequeños subsidios para las pequeñas empresas que empiezan sus actividades, e intentaron postular este año para abrir una pequeña tienda de comestibles.
Mientras que actualmente la familia se siente a salvo en Yabroud, su mayor esperanza es una paz duradera en Siria, que les permita volver a casa y reanudar su estilo de vida en el campo. "Continuamente llamamos a nuestros vecinos en Al-Hasakah. La situación aún no es segura para regresar", explica Sabha. "Al final, todo el mundo se siente más cómodo en su casa".
Por Vivian Tou'meh in Yabroud, Siria.
Gracias a la Voluntaria en Línea Adriana Raygada por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.