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"Gracias a Dios por enviarnos esta nueva familia, al no poder estar cerca de la nuestra"

Historias

"Gracias a Dios por enviarnos esta nueva familia, al no poder estar cerca de la nuestra"

La paella valenciana y los postres tradicionales sirios comparten mesa en Valencia, donde familias refugiadas sirias encuentran el apoyo de grupos locales en un programa piloto de Patrocinio Comunitario.
23 Noviembre 2021
La familia y el grupo local, parte del primer piloto de Patrocinio Comunitario en Valencia, posan en Alaquàs, Valencia.

Un jueves cualquiera en una casa de Alaquàs, Valencia. Hora de la comida. Hay jaleo, risas, conversaciones interminables sobre las mil maneras de cocinar arroz. Escena familiar de lo más normal. Si no fuera porque en esta casa la paella valenciana con judías verdes y garrofón comparte mesa con el arroz kabsa árabe y con postres tradicionales sirios.

Antes de comer todos ponen en común sus bendiciones. “Doy las gracias a Dios por enviarnos esta nueva familia, al no poder estar cerca de la nuestra”, dice Moeen, el padre de familia. La hija mayor, Kawthar, un torbellino de 15 años corta las intervenciones alegando tener mucha hambre. ¡A comer!

Moeen y Wajiha, refugiados sirios, llegaron a Valencia en octubre de 2020 con sus tres hijos como parte de un programa piloto de Patrocinio Comunitario en la Comunidad Valenciana. ¿Lo especial de este programa? La familia cuenta con una entidad y una red de voluntarios locales que les apoyan durante los primeros meses. ¿Lo más bonito? Lo explica Moeen: tras un año, los “voluntarios” ya son mucho más, son “amigos, familia”.

Moeen y Wajiha, refugiados sirios que forman parte del programa de Patrocinio Comunitario en Valencia, comparten paella valenciana y arroz sirio con el grupo local en su casa de Alaquàs, Valencia.

Como el matrimonio formado por Agustín y Mónica, que les visita varias veces a la semana.  Voluntarios del Servicio Jesuita a Migrantes - SJM, entidad que acompaña a la familia desde su Delegación en Valencia, la pareja vive a cuatro minutos andando de la familia. “Cuando les conocimos todo era a base del traductor de Google”, recuerda riendo Agustín. “Poco a poco hemos desarrollado un aprecio mutuo, saben que estamos aquí para cualquier cosa”.

A Javier, otro de los voluntarios del programa, le llaman “el facilitador”. Tiene contactos en todo Alaquàs: en el ayuntamiento, en la escuela, en grupos parroquiales, en asociaciones… "Este apoyo le resultó muy útil a la familia, sobre todo al principio", explica, "aunque nuestro objetivo es que sean cada vez más autónomos".  La figura de Javier muestra el impacto positivo de la participación directa de vecinos y actores locales en los procesos de acogida e inclusión.

Durante la comida el grupo planifica ya los cumpleaños más cercanos. La conversación gira entorno a las muchas anécdotas vividas. Como cuando Mónica fabricó a mano una súper piñata a Kawthar por su 15 cumpleaños. Le vendaron los ojos y le dieron vueltas. “Coincidió con el Ramadán, yo no había comido nada, y ellos no podían entender cómo me mareé tanto”, cuenta la adolescente, riendo, mientras muestra el vídeo donde intenta romper la piñata durante 3 minutos sin cesar.

Lo que más llama la atención al ver a Kawthar por primera vez es su pelo largo, muy negro, y unos ojos que muestran una determinación más propia de una persona adulta que de una chica de 15 años. Cuando habla, con un castellano perfecto, asegura convencida que quiere luchar contra las injusticias porque ha visto muchas. Y se debate entre estudiar medicina o judicatura, para ayudar a los demás.

En su primer año de instituto en España terminó el curso con una media de notable. “Al principio los profesores me facilitaron las cosas, pero yo no quería ser diferente al resto de mis compañeros y me puse a estudiar duro”. Metódica, cuenta que pasa las tardes estudiando y repasando y que, mediante vídeos que encuentra en YouTube, aprende más vocabulario. Este año, además, ha empezado a tomar clases de valenciano, dificultad añadida que afronta con ganas.

Kawthar se emociona cuando habla de su pasado, de tener que dejar el Líbano donde residió con su familia durante unos años tras huir de la guerra en Siria, y de dejar atrás a sus amigos, y, sobre todo, a sus abuelos. Pero en el colegio sus nuevos compañeros la apoyan mucho: “venir a España me ha enseñado que hay opciones, que puedo construir un futuro por mí misma y para mí”.

"Venir a España me ha enseñado que hay opciones, que puedo construir un futuro por mí misma y para mí”

Moeen y Wajiha coinciden en que el programa ha beneficiado mucho a sus tres hijos, quiénes han aprendido el español como esponjas durante este primer año en Valencia. Los dos toman también clases de español y Moeen ha empezado un curso de fontanería y a estudiar para sacarse el carné de conducir. Cuentan que su llegada a un país nuevo no ha estado exenta de retos, pero miran al futuro con esperanza y aseguran que la ayuda del grupo local no tiene precio. “Nos sentimos privilegiados por tenerlos a nuestro lado, son lo mejor que nos ha pasado en España”.

 

Sobre el modelo de Patrocinio Comunitario

El programa de Patrocinio Comunitario en Valencia se inició en 2020. Precedido por una experiencia similar en el País Vasco, el programa se desarrolla actualmente en los municipios de València, Alaquàs, Almassora, Calp y Cocentaina, donde se encuentran acogidas 5 familias de origen sirio, que llegaron reasentadas como refugiadas desde el Líbano.

El proyecto, impulsado por ACNUR, es una iniciativa conjunta entre el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la Generalitat Valenciana, el propio ACNUR, el Servicio Jesuita a Migrantes - SJM (Delegación Valencia), Cáritas Diocesana de Orihuela-Alicante, Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón y Cáritas Diocesana de Valencia, que acompañan a las familias acogidas en los distintos municipios valencianos.

El modelo de acogida a refugiados bajo Patrocinio Comunitario lleva funcionando en Canadá desde los años 70 del siglo pasado. En 2016 se puso en marcha una iniciativa conjunta (la Iniciativa Global para el Patrocinio de Refugiados) entre ACNUR, el Gobierno de Canadá, la Universidad de Ottawa y algunas organizaciones filantrópicas, para promover el modelo en otros países. España es uno de los países que se ha sumado desde entonces a la experiencia.   

El Patrocinio Comunitario permite reforzar la inclusión y cohesión social mediante la implicación directa de la sociedad civil en la acogida de personas refugiadas. En España se han implantado programas piloto de Patrocinio Comunitario en el País Vasco (2019), la Comunidad Valencia (2020) y Navarra (2021).

 

Agradecimientos:

Gracias a Moeen y a Wajiha por abrirnos las puertas de vuestra casa, y a Kawthar por compartir tu fuerza.

Gracias a Mónica, Agustín, Javier, Clara, Leo, Damián, y al resto de voluntarios por vuestra ayuda desinteresada y vuestro afán por construir un mundo mejor.