Hermanas sirias compensan cuidados y amor abnegado de su madre en Damasco
Hermanas sirias compensan cuidados y amor abnegado de su madre en Damasco
DAMASCO, Siria, 8 de junio de 2015 (ACNUR) – Cada mañana, Amal*, una madre sola, se levanta temprano para preparar a sus hijos para la escuela. Se siente bien porque sabe que estarán seguros y a salvo de cualquier amenaza inmediata de conflicto.
La madre de 42 años llegó a la capital siria hace un año después de un viaje largo y peligroso que duró cuatro años y que se inició en la zona donde vivían, Al-Hajar Al-Aswad al sur de Damasco. Amal vio a su esposo por última vez hace tres años y durante el último año ha vivido con sus ocho hijos, de edades comprendidas entre los 12 y los 22 años, en el refugio de Khan Danoon.
"No hemos tenido noticias de mi esposo desde que desapareció", dice la entregada madre. Entonces me convertí en la única responsable de sacar adelante a mis ocho hijos, sola. Siempre he intentado cubrir la ausencia de su padre para que mis hijos no sientan su pérdida". A Amal no le gusta hablar sobre su huida de la zona de guerra o sobre la desaparición de su esposo.
Amal ha trabajado mucho para proveer los alimentos y cubrir las necesidades básicas de sus hijos. "Me he ganado la vida limpiando casas, tejiendo, haciendo prendas de ganchillo y bordando", dice Amal. "He intentado ganar lo suficiente para facilitar a mis hijos unas condiciones de vida similares a las que teníamos en nuestro hogar".
La situación de Amal empeoró debido a una enfermedad degenerativa. Amal es diabética y tiene un problema cardíaco. Sus hijos cerraron filas entorno a ella y encontraron trabajo para financiar una operación que necesitaba urgentemente.
Dos de sus hijas (Rashda*, de veintidós años y estudiante de psicología) y Rawaa* (de 19 y estudiante de secundaria), son voluntarias en una organización no gubernamental local llamada Al-Nada, que gestiona clases de formación profesional y clases de refuerzo en el refugio de Khan Danoon con el apoyo de ACNUR. Ahora ambas están empleadas como profesoras.
Con el sueldo que estaban recibiendo las dos chicas, Amal pudo finalmente costearse la cirugía cardíaca que necesitaba. "Cuando mis hijas me dijeron que debía someterme a la operación y que ellas me ayudarían a pagarla, me sentí abrumada", dice Amal. "Ellas fueron mis pequeñas un día y ahora han crecido y se están haciendo cargo de mí."
Recuperada ya de la operación quirúrgica, Amal, que soñaba con ser farmacéutica, ha reanudado sus antiguas actividades y ofrece consejo y asistencia práctica a otras mujeres del refugio.
ACNUR, conjuntamente con su ONG socia Al-Nada, está apoyando varias actividades para mujeres y niños. Entre ellas se encuentran clases de refuerzo y de formación profesional, apoyo psicológico y actividades de ocio. Desde agosto pasado, 450 mujeres se han beneficiado de actividades de formación profesional. También se les ofrecen pequeñas subvenciones para poner en marcha un negocio.
Amal está orgullosa de los logros de su familia y tiene la esperanza de volver algún día a su hogar y reanudar su antigua vida. "Por más que hemos intentado superar las dificultades, esta es una vida que no se puede comparar con la que teníamos antes [de la guerra]".
*Se han cambiado los nombres por razones de seguridad.
Por Qusai Alazroni desde Damasco, Siria.
Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.