'La pandemia ha afectado la producción y el transporte de una manera sin precedentes'
'La pandemia ha afectado la producción y el transporte de una manera sin precedentes'
La logística es la columna vertebral de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados. Vicente Escribano, jefe del Servicio de Gestión de Suministros, conversa con Matthew Mpoke Bigg sobre los enormes desafíos que enfrenta su equipo para proporcionar albergue, alimentos, medicamentos y otros artículos esenciales en algunas de las zonas de más difícil acceso del mundo, y cómo ACNUR está a la altura del desafío de entregar ayuda durante la pandemia de COVID-19.
¿Qué es el servicio de gestión de suministros de ACNUR y cómo entrega la ayuda?
La logística es central para ACNUR. A menos que se proporcione albergue, alimentos, medicinas y otros artículos de ayuda esenciales, no hay protección. El servicio de gestión de suministros (SMS, por sus siglas en inglés) utiliza automóviles, camiones y aviones y su objetivo es responder a las necesidades de manera rápida y efectiva. Cuando se declara una emergencia en cualquier lugar, nuestro objetivo es entregar artículos básicos de socorro para hasta 600.000 personas en 72 horas.
Usamos una red de ocho reservas mundiales ubicadas cerca de puertos y aeropuertos desde los cuales grandes aviones de carga pueden transportar artículos a lugares de interés. La ayuda incluye carpas, mantas, juegos de cocina, colchonetas, lámparas solares, bidones, sábanas de plástico, mosquiteros y baldes.
En 2019, el servicio de gestión de suministros entregó artículos básicos de socorro de las reservas mundiales o de nuestros proveedores para ayudar a 23 millones de personas de las nuevas emergencias y las operaciones en curso. Enviamos 1.700 contenedores a todo el mundo, un promedio de alrededor de cinco camiones por día. El valor de la asistencia básica fue de USD 126 millones. Además, respondimos a emergencias con ocho puentes aéreos.
El equipo del servicio de gestión de suministros conformado por 110 personas trabaja desde Budapest. Además, 12 miembros del personal trabajan en nuestros almacenes mundiales o en el terreno, encargándose de despachar vehículos y otros activos. El personal del SMS también trabaja en adquisiciones. El año pasado, ACNUR adquirió bienes y servicios por un valor de USD 1,3 mil millones. También gestionan logística, supervisan inventarios y más de 180 almacenes en todo el mundo y gestionan una flota de más de 6.500 vehículos livianos en un esquema de alquiler centralizado. La comunidad de suministro mundial está compuesta por unas 600 personas en más de 70 países.
¿Cuáles desafíos enfrenta el equipo en circunstancias normales?
Nuestro principal desafío es la incertidumbre de una emergencia y la entrega de ayuda en lugares difíciles y aislados.
Para hacer frente a la incertidumbre, nosotros planificamos y anticipamos lo desconocido almacenando de antemano reservas y evaluando la probabilidad de una emergencia. También planificamos respuestas con colegas de programa en cada operación y estamos listos para desplegar personal a las emergencias.
Necesitamos establecer una red de almacenes que apoye operaciones difíciles y crear una base de suministro local de artículos clave. Esto ayuda a la economía local porque se les puede pedir a los proveedores que mantengan ciertas existencias para responder a aumentos inesperados de la demanda.
Ayuda el ser flexible. Cuando las personas refugiadas se asientan a lo largo de un río, es posible que se necesite contratar botes para atenderles. Para superar la temporada de lluvias de un país, nosotros almacenamos artículos durante la estación seca o los entregamos en avioneta en una zona inundada. Los países sin litoral pueden requerir que las reservas se coloquen previamente cerca de un puerto. Luego establecemos un corredor.
En otras ocasiones, el desafío involucra a la política. Los Gobiernos pueden prohibir el movimiento de camiones. El despacho de aduanas puede ser un problema. La violencia puede hacer que la entrega sea difícil y peligrosa. Nuestro equipo necesita ser flexible para hacer el trabajo mientras se mantiene seguro.
¿Qué tan difícil es entregar la ayuda dada la rápida evolución de la crisis COVID-19?
Es sumamente difícil. La cadena de suministros mundial colapsó y los proveedores de equipos de protección personal (PPE, por sus siglas en inglés) y artículos médicos se han visto abrumados. Los precios se han disparado. Las reservas disponibles se ofrecen ahora, pero no mañana. El pago por adelantado se requiere en muchos casos y los plazos de entrega no están garantizados.
Además, el sistema de transporte se ha vuelto caótico. La mayoría de los aviones de carga aérea están inactivos, lo que aumenta la demanda del limitado suministro disponible. Los transportistas marítimos están luchando por mantener los horarios debido al cierre de puertos, restricciones y cuarentenas. Algunos Gobiernos han bloqueado las importaciones y exportaciones, obstaculizando a los proveedores. Además, la ONU está compitiendo con los Gobiernos por los suministros limitados.
Para gestionar esta incertidumbre, hemos ampliado el número de proveedores mundiales, de 4 a 13, y hemos establecido más de 70 proveedores locales.
También hemos simplificado y optimizado las medidas de adquisición. Los contratos se manejan en una vía rápida y trabajamos con otras agencias de la ONU para adquisiciones y transporte.
Hemos emitido órdenes de compra de PPE y artículos médicos para 33 países. Hasta ahora hemos transportado por avión suministros relevantes a Irán, Bangladesh, Uganda y Chad y hemos asegurado reservas para envíos a Kenia, Etiopía y también a Irán. Además, se han realizado pedidos por un valor de USD 6 millones para mascarillas, batas, pruebas de concentración de oxígeno y guantes. Y estamos administrando donaciones en especie de China y el Banco Africano de Desarrollo, y de Unilever 725.000 barras de jabón para Camerún.
¿Cuál ha sido el mayor éxito desde que comenzó la crisis?
Es muy temprano para hablar sobre el éxito general. Estamos trabajando duro para que el motor se mueva.
¿Cómo puede movilizarse ACNUR para enviar ayuda a cualquier parte del mundo en 72 horas?
Para 600.000 personas en 72 horas después de que se declara una emergencia, equivale a cargar y enviar ocho aviones grandes con artículos básicos de socorro diariamente durante tres días. Usamos una red de ocho reservas mundiales en Dubai, Amán, Copenhague, Acra, Duala, Nairobi, Kampala y Panamá. Cada una tiene acceso a un aeropuerto internacional listo para gestionar el puente aéreo. Nosotros mantenemos inventarios. Nuestro personal de suministros está listo para recibir los productos, gestionar la aduana y cumplir con la entrega al último destino.
Pero esta capacidad máxima no es la norma. En una emergencia, movilizamos un enfoque tridimensional. Transportamos por aire artículos y material de asistencia para ayudar en los primeros días. También utilizamos entregas por carretera y mar y compramos bienes y servicios a nivel local para equipar un asentamiento y apoyar a la población. Y hemos establecido una manera de reponer los artículos de los proveedores para estar listos nuevamente para la próxima emergencia.
¿Cómo se obtienen suministros de higiene y equipo de protección durante la crisis de COVID?
La pandemia ha agobiado la cadena de producción y transporte de una manera sin precedentes. Nuestra mayor preocupación en ACNUR es procurar PPE para proteger a nuestra población de interés y también a nuestro personal y socios.
El COVID-19 ha interrumpido los viajes aéreos. ¿Qué tan difícil es llevar al personal a una emergencia?
No es fácil. La ausencia de vuelos y las restricciones de movimientos y las fronteras cerradas dificultan la asistencia. Los servicios de gestión de suministros trabajan con otras agencias, a saber, el Programa Mundial de Alimentos (PMA), dentro del Cluster Mundial de Logística, para encontrar transporte alternativo para pasajeros y carga. Este esfuerzo incluye la evacuación médica o medevac. El PMA tiene la experiencia y está estableciendo áreas de preparación mundiales para compensar el escaso espacio de carga y la disponibilidad de aviones. Es un trabajo en progreso.
Adicionalmente, estamos trabajando con la unidad de despliegue en Ginebra para explorar la opción de enviar personal experto en suministros desde socios de reserva incluso bajo acuerdos de teletrabajo.
España, su país de origen, ha sido duramente golpeada por el COVID-19. ¿Qué mensaje tienes para ese país?
Yo estaba de misión en las Américas cuando el Gobierno español impuso el confinamiento. Logré, a pesar de las cancelaciones de vuelos, regresar a España el 18 de marzo y decidí teletrabajar desde Barcelona dadas las restricciones para viajar a Budapest. España está luchando contra el virus de una manera muy disciplinada. Mi impresión es que el país está experimentando miedo, incertidumbre, ira, vulnerabilidad, pero también resiliencia, solidaridad y esperanza. Mi mensaje a mis compatriotas es que la enfermedad terminará. Se encontrará una vacuna. Pero la sociedad debe verse en el espejo y reflexionar sobre cuán vulnerables somos y cómo usamos nuestros recursos.
¿Qué le apasiona del trabajo que hace en ACNUR?
Me uní al ACNUR en 2010 como Jefe del Servicio de Gestión de Suministros en un momento en que se necesitaba una transformación profunda. Había pasado 35 años en el sector privado trabajando con multinacionales, pero siempre quise trabajar en el sector humanitario. Desde entonces, hemos logrado un gran progreso y ahorrado dinero.
Nuestro trabajo tiene un impacto en la vida de las personas. Las personas refugiadas comunes y a menudo vulnerables pueden sentirse protegidas por lo que hacemos. Es una cuestión de vida o muerte. Entonces, cuando hacemos bien nuestro trabajo, se siente muy especial.