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Los residentes vuelven y dan nueva vida a un pueblo fantasma de Libia

Historias

Los residentes vuelven y dan nueva vida a un pueblo fantasma de Libia

Después de abandonar su pueblo durante el conflicto civil de 2011, 500 familias han regresado a Gwalish y han comenzado a reconstruir sus hogares y la escuela local.
6 Junio 2018 Disponible también en:
Mohammed se encuentra en su salón de clases de la escuela local en Gwalish, la cual ayudó a reabrir en 2015.

Ubicado entre los olivos retorcidos que se adhieren a las laderas de las montañas Nafusa (la cordillera árida en el noroeste de Libia que separa la llanura costera del Mediterráneo de la meseta de Tripolitania al sur), se encuentra el pueblo de Gwalish.


Durante generaciones, los habitantes del pueblo vivieron vidas simples y sin sobresaltos, pastoreaban cabras y cosechaban aceitunas y granos. En 2011, sin embargo, Gwalish se convirtió en un pueblo fantasma después de que la mayoría de la población huyera de una serie de batallas en la zona durante el levantamiento que eliminó al ex líder Muammar Gaddafi.

Después de estar dispersos por todo el país durante varios años, en 2015 y con la ayuda del Comité de Montañas de Nafusa, a los antiguos residentes se les permitió el retorno seguro. Entonces unas 500 familias, alrededor de un tercio de la población anterior de la aldea, volvieron a casa.

En toda Libia, más de 184.000 personas desplazadas internas necesitan asistencia humanitaria, junto con otras 368.000 personas que, al igual que las 500 familias en Gwalish, han regresado a sus hogares anteriores.

"Esta pequeña escuela solía ser una de las mejores escuelas del área. Ahora estamos reconstruyéndola desde cero".

ACNUR, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, intenta devolverle alguna estabilidad al país, para ello considera una prioridad ayudar a las familias desplazadas a retornar a sus hogares y a retomar sus vidas pasadas, puesto que muchos civiles continúan sufriendo los efectos del conflicto actual, de la agitación política y del colapso económico.

A su regreso a Gwalish, las familias descubrieron que la mayoría de sus casas habían sido quemadas, destruidas o saqueadas. Los residentes que volvieron, también tuvieron que hacer frente a la falta de electricidad, de agua potable y de otros servicios públicos. La escuela local y la clínica de salud, que solían dar servicio a la aldea, yacían vacías e inutilizables.

La gente de Gwalish decidió devolverle la vida a la aldea y se puso a trabajar. Uno de sus primeros proyectos fue reabrir la escuela abandonada y proporcionar clases a los niños.

Entre el dedicado grupo de aldeanos que ayudó a que la escuela volviera a funcionar, está Mohammed quien ha sido maestro durante más de 15 años, y enseña geografía e historia a 100 alumnos retornados.

"Cuando regresamos a Gwalish encontramos que la escuela había sido saqueada y parcialmente destruida", dijo. "Esta pequeña escuela solía ser una de las mejores escuelas del área. Ahora estamos reconstruyéndola desde cero".

Desde su regreso a Gwalish, en 2015, Mohamed ha enseñado geografía e historia a 100 estudiantes retornados a pesar de las condiciones en que se encuentra la escuela.

Durante los últimos seis meses, el ACNUR ha triplicado su apoyo a los desplazados internos y a los repatriados en Libia. La asistencia provista incluyó artículos domésticos básicos, como colchones y utensilios de cocina, equipos de refugio para ayudar a reparar casas destruidas y asistencia en efectivo para ayudar a las familias más vulnerables.

Además, el ACNUR está implementando más de 300 proyectos de impacto rápido en todo el país con la participación de las comunidades de acogida y los desplazados internos, y en consulta con las autoridades nacionales y locales. Estos proyectos incluyen la renovación de la infraestructura de las escuelas e instalaciones médicas, y el apoyo para asegurar generadores de energía y bombas de agua para las comunidades necesitadas.

La falta de recursos que enfrentan Mohammed y sus colegas se hacen evidentes en los pasillos llenos de ecos y las monótonas aulas de la otrora bulliciosa escuela de Gwal. A menudo los maestros pagan de sus propios bolsillos para proporcionar libros y artículos de papelería. Los alumnos también deben ser creativos, ellos dibujan grandes mapas en la pared del aula de geografía que Mohammed usa para iluminar el mundo para ellos.

"Es difícil encontrar maestros dispuestos a mudarse a esta área remota", explicó. "Ahora, los pocos maestros que impartimos clases aquí, enseñamos varias materias para que los estudiantes continúen con su educación. Nos faltan las herramientas más básicas para enseñar y eso afecta a los estudiantes".

Los grados escolares han sufrido como resultado de la falta de recursos y las difíciles condiciones en la aldea, agregó Mohammed. Le preocupa que si la situación no mejora, los estudiantes perderán la motivación para continuar sus estudios. El ACNUR proporcionará nuevos escritorios y una bomba de agua a la escuela para ayudar en sus esfuerzos.

"El aire y el suelo de estas montañas corren por mis venas"

Otros aspectos de la vida también representan un desafío para los aldeanos de Gwalish. El hospital en funciones más cercano está a unos 80 kilómetros de distancia y la gasolina a menudo no está disponible para quienes deben hacer el viaje.

"Cuando mi hija dio a luz a mi nieto, tuvo que viajar en automóvil por más de una hora para llegar al hospital. Cuando llegó, pensamos que habíamos perdido a mi nieto en el camino", dijo Sharifa, de 80 años, sosteniendo a su nieto Omar.

Cuando ella y su familia regresaron a Gwalish, encontraron su casa quemada y saqueada, y tuvieron que reconstruirla ellos mismos. A pesar de las dificultades, Sharifa está decidida a permanecer en el pueblo que ha llamado hogar toda su vida, ése es el espíritu que comparte la mayoría de los residentes que han regresado.

"Este es el pueblo donde nací. El aire y el suelo en estas montañas corren por mis venas", dijo. "Cuando volví, ya no quedaba nada de la vida que una vez tuve, pero este es nuestro hogar y continuaremos reconstruyéndolo. Sueño con ver un día a Omar estudiando en la misma escuela donde yo solía estudiar, creciendo para ser médico".

Gracias a la Voluntaria en Línea Violeta Chávez por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.