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Los retos de acabar con el desplazamiento en Nigeria

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Los retos de acabar con el desplazamiento en Nigeria

19 Noviembre 2015 Disponible también en:
Angèle Dikongué-Atangana, Representante de ACNUR en Nigeria.

GINEBRA, Suiza 19 de noviembre de 2015 (ACNUR) – Los violentos enfrentamientos entre fuerzas gubernamentales y rebeldes de Boko Haram en el norte de Nigeria han obligado a millones de civiles a huir de sus hogares. Unos 2,2 millones de personas han sido desplazadas internamente, mientras más de 175.000 han buscado la seguridad en los vecinos Camerún, Chad y Níger. Desde que tomó posesión mayo, el nuevo gobierno nigeriano ha intensificado sus esfuerzos contra la insurgencia, pero la crisis humanitaria no da señales de disminuir. ACNUR y otras agencias asociadas han redoblado su respuesta a la crisis de los refugiados de Nigeria en los países vecinos. ACNUR también ha tomado medidas para fortalecer su colaboración en la protección de las personas desplazadas internamente (PDI) dentro de Nigeria. Angèle Dikongué-Atangana, es la Representante de ACNUR en Nigeria y en la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO/ECOWAS). Con base en Abuja, la Sra. Dikongué-Atangana conversó con el editor de la web global de ACNUR, Tim Gaynor, durante una reciente visita a Ginebra.

¿Cuál es la situación actual en Nigeria?

Desde 2009, existe una insurgencia activa en la zona nordeste de Nigeria. Por ello, el gobierno declaró el estado de emergencia en mayo de 2013. Esta situación acabó en noviembre de 2014 simplemente porque, según la Constitución, no se podía ampliar su vigencia. Ahora, el Presidente Muhammadu Buhari ha tomado posesión del cargo y ha continuado la lucha contra la insurgencia.

La insurgencia y la contrainsurgencia han generado hasta ahora por lo menos 2,2 millones de personas desplazadas internamente, que en su mayoría se encuentran dispersas en los estados de Borno, Adamawa y Yobe y estados vecinos. Y ha generado 177.000 refugiados en los países vecinos de Camerún, Chad y Níger. No solo está causando desplazamientos de población, también ha provocado la muerte de al menos 20.000 personas hasta ahora. Miles de niños han sido secuestrados, sobre todo niñas, incluidas las famosas más de 200 escolares de Chibok, que fueron secuestradas en abril de 2014 y aun no han aparecido, a excepción de algunas, que han sido liberadas.

Este nuevo gobierno ha intensificado la lucha contra la insurgencia. Esto ha llevado a la liberación de algunos de los secuestrados. Estas personas están traumatizadas. Necesitan ayuda psicológica. Se han convertido, literalmente, en indigentes. No tienen nada que recuperar.

¿Cuál es su mayor reto?

Mi mayor reto ha sido realmente diseñar un programa y obtener los medios para dar respuesta a las necesidades de las personas desplazadas internas y de los refugiados – porque sus necesidades son enormes. Carecen de alimentos, ropa de cama y utensilios para cocinar. La mayoría no tiene nada. Huyen en unas circunstancias tales, que no pueden llevarse nada con ellos. Llegan a su destino descalzos, con las manos vacías. Algunos han huido a centros de salud y escuelas buscando alojamiento, así es que el sistema educativo ha quedado suspendido en todo el nordeste.

Las PDI dependen de la ayuda para comer. Los problemas de protección son generalizados porque la insurgencia y la contrainsurgencia continúan. El 11 de septiembre de 2015, un campamento para personas desplazadas internamente fue atacado, siete de ellas fueron asesinadas y otras resultaron heridas, incluidos trabajadores humanitarios.

Desde julio de 2015 hasta ahora, unas 17.000 personas han regresado desde Camerún, aparte de las 13.000 que ya habían vuelto con anterioridad desde Níger. Así es que, al mismo tiempo, tenemos un aumento de los desplazamientos internos. Las personas que están volviendo al país se están sumando al número de desplazados internamente porque las condiciones actuales no permiten un retorno sostenible a sus lugares de origen. La situación es realmente enorme. Las necesidades son enormes. La magnitud es excepcional, lo que significa que no importa los medios que el Estado facilite, aun resultarán insuficientes. Así es que tenemos que movilizar a la comunidad internacional para que acuda en ayuda de estas personas desplazadas.

Estamos a mediados de noviembre y la financiación está en el 32% de sus necesidades para este año. ¿Qué impacto tendrá este déficit en su trabajo de cara al 2016?

Estoy muy preocupada por el próximo año. Las necesidades están ahí, pero la financiación no. Al mismo tiempo que estamos facilitando protección, estamos construyendo la capacidad de las agencias humanitarias y gubernamentales para enfrentarse a la magnitud excepcional de la situación que está asediando al país. Si no tenemos los medios, no podremos acomodar a las personas desplazadas en refugios dignos, lo cual significa que las escuelas continuarán ocupadas, y la suspensión de las clases continuará.

En estos momentos, se calcula que más de 10 millones de niños nigerianos están fuera del sistema educativo. Este es otro problema. Con una situación donde ya estamos enfrentándonos al terrorismo, este es un campo de cultivo muy fértil para que el terrorismo continúe.

¿Es un problema que Nigeria pueda solucionar por sí misma?

Necesitamos ayuda de la comunidad internacional para asistirnos en la solución de las causas profundas de la situación, porque la ayuda humanitaria no podrá, por sí sola, hacerlo. Definitivamente, se necesita una respuesta internacional, ya que la situación tiene el potencial de transformarse en global. Estos refugiados que buscan protección en el extranjero, también se han visto atrapados por el terrorismo, porque el terrorismo se ha trasladado ahora a Camerún, Chad y Níger. Toda la zona norte de Camerún es inaccesible para nuestros colegas. Estos lugares se han convertido en zonas inseguras. Así es que se trata de una situación que requiere la atención internacional.

¿Cómo ve esta situación de aquí a un año?

Reconozco la determinación de la nueva administración para atajar realmente la insurgencia. Me gustaría ser muy optimista, pero tenemos que ser conscientes de que esta situación se ha estado desarrollando durante seis años, y se ha dejado – de alguna manera – que se agravara. Creo que, si el tipo de atención que recibe hoy en día se hubiera dado hace cuatro años, probablemente hubiéramos visto los resultados de manera inmediata. Pero ahora los terroristas se han extendido, están luchando en una guerra no convencional y esto hace muy complicado decir cuando podremos salir de todo esto. Espero que la situación mejore desde el punto de vista de la seguridad, pero no soy optimista sobre que podamos salir de esta situación en el plazo de un año. Pero, por supuesto, ¡esperamos y rezamos por que ocurra lo mejor!

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.