Malí: certificados de nacimiento abren puertas a niños refugiados de Mauritania
Malí: certificados de nacimiento abren puertas a niños refugiados de Mauritania
KAYES, Malí, 20 de abril de 2015 (ACNUR) – Un cuarto de siglo después de que su abuelo escapara de Mauritania huyendo de la violencia entre comunidades, Oumar, de 13 años, espera de pie, junto con otros jóvenes refugiados en Malí, la entrega de sus certificados de nacimiento, un paso que les abre las puertas a los derechos básicos de los que disfrutan los malienses.
"Siéntanse en su casa en Kayes, Malí es su casa", les dijo Abdoulaye Idrissa Maïga, Ministro de Administración Territorial y Descentralización, a los 32 niños en la ceremonia que tuvo lugar en marzo, cerca de la frontera mauritana por la que un día habían escapado sus padres. Sus nacimientos nunca fueron registrados, algo que les había dificultado el acceso a los servicios sociales básicos.
En total, 7.807 niños refugiados mauritanos nacidos en Malí recibirán el documento, lo cual acredita su identidad y es un requisito a la hora de solicitar la nacionalidad en Malí. El certificado de nacimiento también facilita el acceso a los servicios públicos, especialmente la educación.
Oumar es nieto de un refugiado mauritano que encontró asilo en Malí tras el estallido de violencia entre comunidades de Mauritania. En 1990, su abuelo y su abuela, junto con su joven familia de etnia fulani, recibieron una cálida acogida en Seinkolé. Desde entonces han vivido allí, cerca de Kayes.
"Mi mayor prioridad es su educación. No quiero que mis hijos sufran tanto como yo lo he hecho", dijo el padre de Omar, Amadou, de 36 años de edad, cuya educación se truncó cuando su familia escapó a Malí. Casi 13.000 mauritanos viven hoy en Malí en 51 emplazamientos cerca de Kayes, la mayoría de ellos después de huir de la violencia que sacudió su país hace 25 años.
El joven Oumar es curioso y tiene brillo en la mirada. Durante los recreos del colegio prefiere escribir en lugar de jugar al fútbol con sus compañeros de clase. Sueña con convertirse en profesor para compartir con otros niños lo que está aprendiendo.
Oumar es uno de los 23 niños del total de los 130 niños refugiados en edad escolar de Seinkolé a los que el pasado noviembre se le han asignado una plaza en la escuela de Wali Kompe Diawara, gracias a al apoyo de ACNUR, sus socios operativos y Flany Cissé, el director de la escuela.
Con dos profesores – y un tercero por llegar – existe un esfuerzo por animar a los padres para que matriculen a los niños, especialmente a las niñas. Cissé reconoce que al principio fue difícil conseguir que la comunidad local aceptara niños mauritanos en la escuela, pero poco a poco todo el mundo fue entendiendo las ventajas de convivir en paz.
Los niños refugiados tienen una comprensión limitada del soninke, bambara o del francés, las lenguas más comunes de la región. A pesar de esa barrera, Cissé se muestra optimista ya que los niños están aprendiendo francés en la escuela.
En julio del pasado año, el Gobierno de Malí se comprometió a ayudar a todos los refugiados mauritanos que se quisieran integrarse en la localidad. La entrega del certificado a Oumar el pasado mes ha llegado pocos días después de la declaración de intenciones por parte de Malí durante una reunión que tuvo lugar entre ACNUR y los ministros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) para facilitar la nacionalidad de los refugiados mauritanos.
Puesto que los refugiados se enfrentan a problemas relacionados con la nacionalidad, esto también sirve de apoyo a la campaña global de ACNUR #IBelong (YoPertenezco), cuyo fin es erradicar la apatridia para el año 2024.
Malí también declaró su intención de adherirse a la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 y la Convención para Reducir los Casos de Apatridia de1961, proceso que ya ha comenzado.
Los pasos que está dando Malí hacia la integración local de los refugiados mauritanos, incluida la emisión de certificados de nacimiento, transformará la vida de estos niños. A Oumar y otros como él ahora les resultará más fácil tener acceso a la educación y contribuir al bienestar económico y social de la región. Podrán acceder a servicios públicos, firmar contratos de trabajo, comprar y vender tierras, constituir empresas y obtener préstamos de los bancos. Ahora podrán hacer planes para el futuro.
Por Kelly Sipp e Isabelle Michal desde Kayes, Malí.
Gracias a la Voluntaria en Línea Conchi Arribas Fernández por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.