Nigerianos abandonan sus aldeas para huir de ataques armados y buscar protección en Níger
Nigerianos abandonan sus aldeas para huir de ataques armados y buscar protección en Níger
Apenas un par de días después del inicio del 2021, un grupo de hombres armados atacó Rambadawa, al norte de Nigeria, para saquear la aldea y robar ganado.
“Estaba en mi casa cuando, de pronto, tenía a los bandidos frente a mí”, dijo Abdoulaye. “Dijeron: ‘¡Te mueves, y te mueres!’ Apenas moví un pie, y me dispararon en la pierna.”
Abdoulaye cayó al suelo, pero logró llegar a una casa para ocultarse. Cuando los atacantes se fueron, ya habían muerto dos personas en la aldea.
Aisha, cuñada de Abdoulaye, que además estaba embarazada, se encontraba en su casa cuando escuchó los disparos.
“Estaban disparando por todos lados; las personas huían para salvar su vida. Toda la aldea entró en pánico”, dijo. “Tomé a mis hijos, y huimos hacia la frontera con Níger”.
Aisha y sus cuatro hijos caminaron toda la noche hasta llegar a Sanguerawa, al otro lado de la frontera, en la región de Maradi, Níger, a 20 kilómetros de distancia. La aldea de 3.800 habitantes le ha dado acogida a 1.000 personas refugiadas que provienen de Nigeria; 700 de ellas llegaron a principios del año.
“Estaban disparando por todos lados; las personas huían para salvar su vida”.
Poco después de llegar a un lugar seguro, Aisha dio a luz a una bebé. Después de recibir atención hospitalaria por la herida de bala, Abdoulaye también se dirigió a Sanguerawa, donde se reencontró con su familia. Como muchas otras personas, huyeron con las manos vacías por la urgencia de salvar sus vidas; aun así, necesitan agua, alimentos, albergue y acceso a atención médica.
El ataque a Rambadawa es uno de muchos que se están dando cada vez con mayor frecuencia al noroeste de Nigeria. El aumento de la violencia está desplazando a la población nigeriana a la vecina región de Maradi, Níger, que ya alberga a casi 100.000 personas desplazadas, con inclusión de 77.000 personas refugiadas que provienen de Nigeria (7.660 de las cuales huyeron desde que inició el año).
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, expresa preocupación porque parece que la inseguridad, que nunca antes se había visto, ahora se está esparciendo por la frontera. Los equipos de ACNUR en Níger han registrado un marcado aumento en la violencia letal dentro de Maradi, donde el número de muertes e incidentes en enero y febrero de 2021 superó el número total reportado en la segunda mitad de 2020. Por miedo a perder la vida, 22.153 personas han sido desplazadas dentro del propio país.
“El aumento de la actividad transfronteriza de grupos criminales desde que inició el año genera mucha preocupación”, dijo Alessandra Morelli, representante de ACNUR en Níger. “Hemos estado adaptando nuestra respuesta a las olas de desplazamiento forzado que ha provocado la creciente inseguridad, y hemos estado brindando protección y acceso a servicios básicos como salud, educación y agua”.
“El aumento en la actividad transfronteriza de los grupos criminales genera mucha preocupación”.
Para tratar de salvaguardar a la población civil desplazada y alejarla de la frontera, desde octubre de 2019 se ha reubicado a 11.320 personas refugiadas en tres aldeas: Dan Dadji Makaou, Garin Kaka y Chadakori. ACNUR, las autoridades de Níger y sus socios han mejorado la infraestructura educativa, hídrica y de saneamiento tanto para las personas desplazadas como para quienes les han dado acogida; de ese modo, se ha liberado un poco de la presión sobre las comunidades locales que tienen pocos recursos.
- Ver también: Garantizar la seguridad de las familias desplazadas ante el aumento de la violencia en Níger
Es preocupante el desplazamiento que se está dando en este momento. Morelli comentó que Maradi se encuentra en medio de dos de las regiones con las crisis de desplazamiento más grandes: Sahel y la cuenca del Lago Chad.
Los grupos armados en ambas regiones han alimentado dos de las crisis de protección y desplazamiento en el mundo que han aumentado exponencialmente. 5,5 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares desde que estalló la violencia en la cuenca del Lago Chad (2009) y en Sahel (2012).
Los esfuerzos de las organizaciones humanitarias para dar respuesta a la situación de emergencia tanto en Sahel como en la cuenca del Lago Chad no logran darse abasto. ACNUR solicita que la comunidad internacional incremente el apoyo que brinda a la región para que los países en ella puedan eliminar de raíz las causas detrás del desplazamiento forzado, así como promover el desarrollo estratégico y sostenible.