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Refugiados extrarregionales cambian el panorama del asilo en la Amazonía brasileña

Historias

Refugiados extrarregionales cambian el panorama del asilo en la Amazonía brasileña

En los últimos años la región amazónica ha venido acogiendo a un número creciente de solicitantes de asilo extrarregionales – personas que proceden de países fuera del continente americano.
9 Mayo 2011
Un refugiado congoleño frente al teatro Amazonas en Manaos.

MANAOS, Brasil, 5 de mayo (ACNUR) – Con una maestría en geología, Carlos* tenía una vida tranquila en Congo, donde trabajaba para el gobierno en el área de la minería. Después de ser encargado de mediar en una disputa tribal sobre el uso de los recursos naturales en el interior del país, empezó a ser perseguido por una de las partes por ser considerado un colaborador del gobierno. Poco tiempo después se dio cuenta que el mismo gobierno lo consideraba un traidor y que un eventual retorno a Brazzaville habría implicado riesgos para su vida.

Aconsejado por un conocido, decidió venir a Brasil para solicitar asilo, pero terminó siendo víctima de una estafa. Después de un largo recorrido que tocó Congo y Sudáfrica, pasó por São Paulo y fue abandonado en Roraima, cerca de la frontera entre Brasil y Venezuela. Cuando se dio cuenta que estaba en la Amazonía brasileña, fue orientado a solicitar asilo en Manaos, donde vive hace casi un año.

Carlos es un ejemplo ilustrativo del nuevo panorama del asilo en la región amazónica de Brasil, que tradicionalmente acoge a personas que proceden de los países fronterizos, especialmente Colombia. En los últimos años la región ha venido acogiendo a un número creciente de solicitantes de asilo extrarregionales – personas que proceden de países fuera del continente americano.

Desde 2010, fueron cerca de 30 los solicitantes de asilo extrarregionales, en su mayoría hombre jóvenes procedentes de países distantes de Brasil, como Kenia, Sri Lanka, Zimbabue, Ghana, Nigeria, Irán, Bangladesh, Guinea Bissau, Costa de Marfil, Sierra Leona y Congo. A pesar de esta nueva situación, permanece inalterado el flujo de solicitantes de asilo que proceden de países de la región. En la actualidad la Amazonía acoge a cerca de 140 refugiados (la mayoría bolivianos) y casi 700 solicitantes de asilo de varias nacionalidades.

"La trayectoria internacional de Brasil aumentó su fama como país de acogida, ampliando su presencia en la rutas migratorias internacionales. La posición geopolítica de Manaos y el peso simbólico de la región amazónica, además de sus fronteras extensas y porosas, aumenta la importancia e intensidad de estos flujos", afirmó el padre Isaías Andrade, coordinador de la Cáritas Arquidiocesana de Manaos, socio de agencia de la ONU para los refugiados en la región.

Según la asistente social de la Pastoral de Migrantes de Manaos, Rosa Zanchin, los solicitantes de asilo extrarregionales que llegan a la región amazónica alegan persecuciones por cuestiones políticas o religiosas en sus países de origen. "Muchas personas entran por Tabatinga, en la tríplice frontera con Perú y Colombia. Otras pasan por Manaos, con la intención de seguir para São Paulo. Otras más quieren quedarse en la ciudad e intentar reconstruir sus vidas", dijo Zanchin.

Otro ejemplo de este flujo de refugiados extrarregionales es una familia iraní que llegó a Brasil en 2010 por la frontera con Venezuela. Esposo, esposa y dos hijos llegaron a Manaos en bus y de la terminal se fueron directamente a la Policía Federal, donde solicitaron asilo. Su solicitud aún no ha sido reconocida por las autoridades nacionales, a pesar de que la familia alegara persecución religiosa debido a su conversión al cristianismo.

Además de las dificultades de adaptación a un país con una cultura bastante diferente, algunos solicitantes de asilo extrarregionales se han enfrentado con otro problema: la incertidumbre sobre el tiempo que tendrán que esperar antes de obtener una respuesta sobre su solicitud de asilo.

Aunque ya se sienta cómodo con el idioma portugués, el congoleño Carlos todavía no se siente integrado. "Tengo una maestría en geología, pero estoy dando clases de francés con una frecuencia tan pequeña que lo que gano no me permite vivir de modo digno. Además, la soledad me está torturando. No veo a mi hija desde hace diez años".

Presente en la región amazónica con una oficina en Manaos, el ACNUR observa la situación y ofrece asistencia legal a todos los solicitantes de asilo. Por medio de un acuerdo de cooperación con la Cáritas Arquidiocesana de la ciudad, ofrece asistencia humanitaria de emergencia, además de cursos de capacitación laboral y de portugués. El objetivo es promover la integración socioeconómica de estas personas.

En palabras del representante del ACNUR en Brasil, Andrés Ramírez, "la protección de las personas que huyen de la persecución y la violación masiva de los derechos humanos continúa representando un desafío para los países, especialmente cuando nuevos conflictos se ocasionan en Asia y Medio Oriente. Brasil ha demostrado una postura solidaria y humanitaria frente al tema, independientemente del origen de los solicitantes. No es una casualidad el hecho que Brasil acoge a refugiados de 75 nacionalidades en su territorio".

Según el Comité Nacional para Refugiados (CONARE), actualmente viven en Brasil 4.500 refugiados, el 64,5% procedente de África, el 22,4% de América y el 10,6% de Asia.

Janaína Galvão, en Manaos, Brasil