Refugiados Rohingya construyen nuevos hogares en un nuevo emplazamiento en Bangladesh
Refugiados Rohingya construyen nuevos hogares en un nuevo emplazamiento en Bangladesh
EXTENSIÓN DE KUTUPALONG, Bangladesh – Naju Miya y su familia han estado desplazándose durante los dos últimos meses. Tras huir de la violencia en el estado de Rakhine, al norte de Myanmar, han estado durmiendo en el bosque, en la playa, en mezquitas y en escuelas.
Desde que salió de Maungdaw a finales del mes de agosto, el patriarca de la familia, de 60 años de edad, ha visto arder su casa, ha visto morir a un sobrino de un disparo y ha sido testigo de otras atrocidades. Su hija Yasmin, de 15 años, recuerda: "Pasamos muchas penalidades durante el viaje. No teníamos ningún lugar adonde ir y nos encontrábamos enfermos todo el tiempo".
Esta semana, esta familia ampliada formada por ocho personas encontró por fin un nuevo hogar en un emplazamiento denominado provisionalmente OO. La zona forma parte de la Extensión de Kutupalong, que ocupa una superficie de más de 10.000 m2 y que ha sido destinado por el Gobierno de Bangladesh a acoger a las personas recién llegadas.
Yasmin y su padre están entre los más de 1.700 nuevos refugiados que, hasta el pasado martes, estuvieron albergados en escuelas dentro del campamento de Kutupalong. Un total de 5.000 de ellos serán trasladados de las escuelas y de un centro de tránsito de las proximidades al nuevo emplazamiento.
"Gracias a esta reubicación, las escuelas abrirán de nuevo y quedará espacio en el centro de tránsito para nuevos refugiados", dice Louise Aubin, Coordinadora Superior de Medidas de Emergencia del ACNUR". "El espacio sigue siendo un grave problema a la hora de ofrecer un albergue adecuado a las personas recién llegadas", añade.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha colaborado con las autoridades de Bangladesh en la planificación del nuevo emplazamiento, delimitando espacios para servicios comunales, como centros comunitarios, puestos sanitarios, escuelas y espacios adaptados para los niños. El ACNUR también está trabajando con sus socios para construir letrinas y cavar pozos entubados para garantizar estándares sanitarios básicos. El ACNUR ha aportado 2 millones de dólares para construir una carretera al objeto de mejorar el acceso a los refugiados Rohingya y acelerar la prestación de asistencia.
Los voluntarios han ayudado a los refugiados más vulnerables a trasladar sus pertenencias al nuevo emplazamiento. En la zona OO, Acción contra el Hambre distribuye alimentos mientras que la ONG local Gonoshasthaya Kendra realiza reconocimientos médicos. El ACNUR está distribuyendo módulos de viviendas equipados con lonas de plástico, postes de bambú y cuerda, y Save the Children ha movilizado a trabajadores para que ayuden a los refugiados vulnerables a construir sus albergues.
Naju Miya limpió la tierra de arbustos pero no pudo realizar el duro trabajo de levantar el albergue. Sus hijos, dos sobrinas y sus tres hijos hicieron lo que pudieron. Expresa su agradecimiento a los trabajadores por su ayuda.
"Ahora soy feliz . . . ¡Me siento libre como un pájaro!"
Mientras construían el albergue, improvisaron una cocina y cocinaron arroz con pescado desecado. Incluso los niños sonreían al percibir el alivio de los otros miembros de la familia.
Descansando bajo una lona del ACNUR, el rostro de Yasmin se ilumina con una sonrisa pícara: "Ahora soy feliz. Aquí hace buen tiempo y tenemos nuestro propio espacio. ¡Me siento libre como un pájaro!"
Admite que, a pesar de la violencia y el turbulento viaje que han soportado, añora su hogar y echa de menos a sus amigos en Maungdaw y llora cuando piensa en ellos.
Al preguntarles si piensan regresar algún día, su prima Humaira, de 21 años, dice: "Si mejora la situación y el Gobierno de Myanmar nos concede la libertad y respeta nuestra identidad y nuestros derechos en pie de igualdad con los ciudadanos de Myanmar, regresaremos".
Según las estimaciones, en los dos últimos meses 605.000 refugiados han llegado a Bangladesh procedentes de Myanmar.
Por Vivian Tan
Gracias a la Voluntaria en Línea Luisa Merchán por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.