Tifón Haiyan: reconstruyendo identidades en el centro de Filipinas
Tifón Haiyan: reconstruyendo identidades en el centro de Filipinas
MAS-IN, Filipinas, 8 de septiembre de 2014 (ACNUR) – Casi un año después de que el tifón Haiyan barriera el centro de Filipinas, la reconstrucción ha transformado la región en una gigantesca colmena. Han vuelto a ponerse en pie las principales infraestructuras, los edificios, los caminos. Y en la remota aldea de Mas-in, entre cañaverales y plantaciones de piña, una mujer piensa en reconstruir lo que le viene faltando desde su nacimiento: la identidad.
Marissa Esmiro, su marido Marvin (37 y 33 años respectivamente) y sus dos hijas han obtenido sólo hace poco sus certificados de nacimiento en la oficina local del registro civil, con lo que por fin han radicado sus identidades formal y legalmente.
Para la familia el acto representa una nueva oportunidad de mejorar su situación. "Antes del tifón éramos como invisibles y no teníamos nada", dice Marissa, que no terminó la primaria y gana 4 dólares semanales limpiando campos ajenos.
En abril ACNUR y su socio ejecutor IDEALS (sigla en inglés de Iniciativas para el Diálogo y el Empoderamiento a través de Servicios Legales Alternativos) han puesto en marcha un proyecto de registro civil móvil gratuito para ayudar a los sobrevivientes del tifón a obtener por primera vez o a reconstruir partidas de nacimiento, matrimonio o defunción. La platea estimada era de 80.000 personas, pero entre abril y agosto el proyecto ya ha generado 120.000 solicitudes.
Para personas como Marissa y su familia disponer de estos documentos fundamentales significa confirmar su condición de ciudadanos y poder acceder a vivienda, salud, educación, empleo y protección civil.
El Departamento de Bienestar Social y Desarrollo de Filipinas acaba de realizar un censo doméstico previo a la implantación de un programa quinquenal de protección social, educación y servicios de salud en la zona afectada por Haiyan. La familia Esmiro tenía derecho a una transferencia de dinero en efectivo condicionada y sin documentos no habrían podido recibirla.
"Yo sé escribir sólo mi nombre y mi marido ni siquiera eso. Nos falta de todo, pero si nuestros hijos reciben una buena instrucción tendrán un nombre del que un día podrían sentirse orgullosos", dice Marissa, animada por la esperanza de que el programa oficial saque a sus hijos del analfabetismo y del ciclo de pobreza que aflige a la cuarta parte de los filipinos.
En el registro civil, con los cuatro certificados en la mano, todavía le cuesta creer que su destino esté empezando a cambiar. "Puedo mandar a mis hijos a la escuela", dice mirando el cartel con la lista de servicios colgado en la pared, "pero no sabía que tendremos también atención médica gratuita".
En Visayas, región del este de Filipinas, las tareas de reconstrucción no parecen detenerse. Así, entre quien reconstruye su casa y quien reconstruye su identidad, las huellas de la devastación están desapareciendo para siempre.
Marissa espera un medio de transporte que la lleve de vuelta a casa con el futuro de sus hijos bien escrito en un papel: "Dicen que la madre es quien hace el hogar, tengo que regresar para empezar a reconstruir el mío".
Mientras tanto, ACNUR se prepara a traspasar la operatividad a las estructuras del gobierno y UNICEF, su socio para la recuperación, a retomar el proyecto y prolongarlo hasta marzo del año que viene.
Keneath Bolisay desde Mas-in, Filipinas
Gracias a la Voluntaria en Línea Delia Tasso por el apoyo ofrecido con la traducción inglés de este texto.