"Tuvimos que pedir ayuda, pero aún conservamos nuestros sueños"
"Tuvimos que pedir ayuda, pero aún conservamos nuestros sueños"
Pacaraima es una ciudad de poco más de 12.000 habitantes en el estado de Roraima, en la frontera con Venezuela. Por aquí entran la mayoría de venezolanos y venezolanas que buscan en Brasil una oportunidad de volver a empezar con dignidad. Se estima que entre 150 y 200 personas procedentes de Venezuela pasan a diario por el Centro de Recepción y Registro de ACNUR. Además, existe un flujo constante de personas que cruzan para comprar alimentos y medicinas que escasean en su país.
La familia de Jenifer es una de las muchas que llegaron hasta Brasil a través de esta ciudad. Tras sufrir un secuestro relámpago y después de que su hijo autista recibiera amenazas, Jenifer y su marido tomaron los ahorros que les quedaba y atravesaron el país desde Macaray hasta Pacaraima con sus tres hijos: Javier de 6 años, Akia de 4 y Yara de 1. Recorrieron 1.800 km en autobús con los tres pequeños.
“Vinimos en autobús. Fue una odisea. Un camino muy, muy largo. Pero no teníamos alternativa. Entraron en nuestra casa, se llevaron nuestro dinero, nos lo robaron todo y se querían llevar a nuestro hijo como rehén. Nos dieron 15 días para pagar 25.000 dólares o de lo contrario volverían para llevárselo. Juntamos lo poco que teníamos con familia y amigos y lo invertimos todo en llegar hasta aquí, a Pacaraima”.
Tras el agotador viaje, la familia llegó a Brasil sin recursos. Por suerte, fueron acogidos de inmediato en un albergue temporal de Pacaraima, orientado a familias en situación de vulnerabilidad. Desde allí, la familia será derivada a un albergue en Boa Vista.
“No teníamos dinero ni para comer, ni para dormir en ningún sitio, ni para nada. Entonces, nos dieron cobijo aquí”.
“La vida aquí es… diferente. Uno tiene oportunidad de compartir sus sueños con muchas personas. No cabe duda de que la atención que recibimos es formidable. Existe un gran compañerismo por parte de los brasileños, mucha unión. Hasta nos enseñan portugués. Claro que no es fácil convivir de repente con 300 personas, pero tampoco es imposible”.
Jenifer y su marido eran microempresarios en Venezuela, donde tenían un estudio de tatuaje. Con la crisis tuvieron que cerrar el negocio y buscar una forma de sustentar a la familia y conseguir el tratamiento médico que precisa su hijo Javier. Ya tenían pensado venir a Brasil para vivir en el sur del país con una prima lejana de Jenifer, pero querían hacerlo con sus propios recursos.
“Después de lo que nos pasó, todo cambió. Tuvimos que pedir ayuda, pero aún conservamos… nuestros sueños”
La familia sueña con llegar al sur de Brasil para recomenzar sus vidas con seguridad gracias al programa de reubicación interna, del cual se beneficiaron ya más de 4.700 personas procedentes de Venezuela. En el marco de este programa las personas son registradas, documentadas e inmunizadas, y reciben información sobre las ciudades de destino, las condiciones para ser acogidas y material informativo sobre el acceso a servicios y asistencia sanitaria.
ACNUR trabaja en el norte de Brasil en apoyo del Gobierno Federal, donde ofrece servicios de registro e información, cobijo y protección para familias venezolanas en situación de vulnerabilidad. A menudo la ayuda que se presta salva vidas. En la actualidad, más de 6.000 personas procedentes de Venezuela viven en los albergues apoyados por ACNUR y sus asociados, como UNFPA y UNICEF, donde se les brinda acceso a alimentos, agua potable, atención psicosocial y espacios seguros para niños y niñas.