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Una nueva preocupación por los niños afganos surge en el periodismo

Historias

Una nueva preocupación por los niños afganos surge en el periodismo

Caroline Brothers habla sobre su primer libro, "Hinterland", que cuenta la historia de dos niños afganos que viajan a Europa con la esperanza de una vida mejor.
20 Febrero 2012 Disponible también en:
La periodista y autora de la novela de "Hinterland", Carolina Brothers, relata en su libro la emotiva historia de dos niños Afganos que emprenden un épico viaje a Europa en busca de una vida mejor.

PARIS, Francia, 20 de Febrero (ACNUR) -- Caroline Brothers es una veterana periodista del International Herald Tribune y del New York Times. Vive en París y acaba de publicar su primer novela. "Hinterland" cuenta la historia de dos niños, Aryan y su hermano pequeño Kabir, que emprenden un épico viaje desde Afganistán a Europa en búsqueda de seguridad y una vida decente. La escritora australiana fue entrevistada recientemente por el Oficial Regional de Información Pública de ACNUR William Spindler.

Has estado informando sobre temas de asilo e inmigración durante años. ¿Por qué has decidido abordar estos temas en una novela?

Cuando estaba escribiendo "Hinterland", sentía que había voces que no estaban incluidas en el debate. El tema de la inmigración parece dividir a las sociedades occidentales en posturas viscerales en las que todo el mundo tiene una opinión. Pero aún así parecía difícil oír a aquellos en los que se centraba el debate.

Así que la novela surgió a raíz de mi curiosidad y mi deseo de que esas voces se oyesen y de poner sus relatos de nuevo en el centro de la conversación. También sentía que había temas fundamentales en juego y quería abordarlos en un espacio tranquilo, alejado de todos los gritos, donde pudiese mirar al tema y recuperar sus componentes más elementales.

Creo que fue cuando descubrí, para mi asombro, que los niños estaban envueltos en la miseria y locura de la inmigración adulta clandestina cuando me empezó a parecer urgente escribir esta historia. Sentí que tenía que intentar llegar a la gente a un nivel distinto del de las páginas de los periódicos. Quería que pasasen más tiempo con mis personajes y quizás intentar ofrecer un punto de vista al que no sería fácil acceder de otra forma. No hay mucho espacio en un artículo de periódico, y pensé que una novela podría ser la mejor forma de trasladar parte del peso y la emoción de sus historias.

¿Cómo comenzó a interesarte el tema de los menores no acompañados en Europa?

Pasé varios días de misión en Calais con una fotógrafa maravillosa de Magnum, Susan Meiselas, y allí y en Dunkirk nos encontramos con dos niños afganos que tenían sólo ocho años. Viajaban con un familiar, uno con un hermano mayor, el otro con un tío o un primo. No me di cuenta en ese momento de que eran parte de un fenómeno más amplio de niños afganos que están en tránsito a través de Europa, pero creo que de forma inconsciente me sensibilicé sobre su situación y su presencia.

Más tarde, de vuelta en París, ví a unos jóvenes afganos apretándose en las vías para dormir en un parque de la calle donde vivía, y empecé a hacer preguntas y me enteré que se había construido un pequeño refugio para los menores de edad. Cuando finalmente los conocí y hablé con ellos, y cuando empecé a investigar las estadísticas de asilo que estaban comenzando a ser registradas por edad y nacionalidad, me di cuenta de que me había topado con una situación más grave de lo que originalmente había imaginado.

¿Qué motiva a estos niños a realizar un viaje tan peligroso? ¿Cuáles son sus miedos y sueños? ¿Tienen una idea realista de lo que les espera aquí?

Me entrevisté con decenas de estos chicos mientras escribía "Hinterland", y cada caso es diferente. Algunos de ellos con los que he hablado recientemente estaban motivados a salir de su país debido a las situaciones insostenibles que vivían allí, en situaciones precarias en Irán o Pakistán, o enfrentándose a una violencia cada vez mayor en sus provincias en Afganistán. Algunos niños son enviados fuera de Afganistán en cuanto adquieren algo de nivel de autonomía, por parte de padres que quieren que al menos un hijo esté seguro o fuera del camino de los talibanes. Otros han escapado a Irán, y se van por su propia voluntad a Turquía, luego a Grecia y así sucesivamente, trabajando por el camino y empujados por la esperanza de que la vida será más viable en el siguiente país.

Muchos de ellos han trabajado en empleos duros y sueñan con ir al colegio. Inicialmente era escéptica sobre ese deseo de educación hasta que me di cuenta que no solamente era algo que les habían dicho unos contrabandistas u que dijesen por el camino. Frecuentemente vienen de familias que valoran la educación y son extremadamente conscientes de lo que ya han perdido. Incluso niños que no han tenido educación alguna suelen haber tenido a alguien que les ha enseñado un poco de inglés de algún libro, por lo que su motivación, si entran en algún colegio europeo, suele ser muy elevada. Algunos vienen con esperanzas muy altas: quieren ser médicos, arquitectos, ingenieros informáticos, pilotos . . . Para ellos Europa es un lugar mágico donde todo es posible. La mayoría tienen únicamente una vaga idea de qué esperar en el futuro. Para algunos el camino será muy duro, pero también hay un número de admirables historias de éxito.

¿Cómo cree que se puede ayudar a estos niños?

Existen necesidades inmediatas y otras a largo plazo. Más allá de pasar una noche en un refugio y eventualmente un día en él, necesitan ayuda en el desarrollo un proyecto de vida que tenga en cuenta lo que ellos quieren o necesitan hacer; de otro modo es imposible ofrecerles una estabilidad. Necesitan urgentemente educación, e idealmente una educación que les ayude a recuperar la que han perdido, en lugar de incluirles en el sistema educativo general que probablemente les haga fracasar. Algunos tendrán éxito en la formación profesional si se les da la oportunidad, otros podrían llegar a niveles de educación superiores pero a menudo están presionados por la necesidad de ser autosuficientes cuanto antes.

Necesitan patrocinios, becas y formación. Por encima de todo, lo que necesitan es que les den una oportunidad.

¿Cuáles son las diferencias entre escribir ficción y el periodismo? ¿Impactan a los lectores de diferente manera?

Todos los trabajos de ficción son un viaje que requieren un acto de confianza en nombre del lector, para quien el escritor tiene que crear un mundo y una subjetividad individual que tiene que ser creíble para ellos. La ficción frecuentemente proyecta su encanto centrándose en lo emocional, lo sensorial, lo íntimo de un personaje, donde el periodismo tiene mucho menos espacio para esas cosas.

La ficción extrae su verdad casi como una emanación, en vez de intentar establecerla a través de la argumentación, los hechos y las pruebas. El periodismo necesita tocar muchas bases para que sean escuchados en la mayor medida posible todos los lados, los ángulos, argumentos rebatidos y puntos de vista. Actúa de la forma racional donde la ficción alcanza otro lugar y deja más espacio para la ambigüedad.

En la tradición de donde vengo, el periodismo es muy empírico, así que la escritura lo refleja. "Hinterland" es una novela muy moderada, pero también hay puntos donde libero la escritura y la dejo suelta, y no sueles tener espacio para eso en el periodismo.