Cerrar sites icon close
Search form

Buscar el sitio de un país

Perfil de país

Sitio de país

Personas indígenas refugiadas en Brasil

Personas indígenas refugiadas en Brasil

Muchas personas indígenas de Venezuela no han tenido más opción que emprender largos viajes en busca de protección y de una vida más digna en territorio brasileño.

Estos pueblos luchan por mantener sus lenguas, costumbres, creencias y relaciones, que existían incluso antes de la colonización de lo que hoy se conoce como América Latina.

Aunque muchos de estos pueblos no eran nómadas, empezaron a desplazarse debido a la situación económica y política de Venezuela.

Ahora resisten con sus tradiciones en un contexto de desplazamiento y buscan, en otros países, mejores condiciones de vida para sus comunidades.

PUEBLO WARAO

La warao es la comunidad más antigua de Venezuela, caracterizada por sus habilidades pesqueras y agrícolas. En términos numéricos, su presencia es significativa en Brasil.

Warao significa “pueblo de la canoa”, su principal medio de transporte durante mucho tiempo. Sus raíces ancestrales se extienden por todo el delta del río Orinoco, al noroeste de Venezuela.

Desde el inicio de la colonización hasta el siglo XVIII, el pueblo warao dio acogida a otros pueblos indígenas que huían de la masacre colonial, lo que intensificó su diversidad interna e influyó en sus formas de organización, en su lengua y en otras prácticas culturales.

El pueblo warao se conoce por su destreza en la artesanía; por ejemplo, la confección de adornos de cuentas y diversos utensilios – hamacas, sombreros, cestas – hechos con paja buriti.

Este pueblo considera que la paja buriti es el “árbol de la vida”, pues se alimentan de sus frutos, del almidón extraído de su tronco (llamado yuruma), y de insectos y otros productos secundarios asociados a la planta.

Las mujeres, en general, se encargan de la artesanía, y suelen adornarse con collares anchos, pulseras y tobilleras.

PUEBLO E’ÑEPÁ

La e’ñepá es una población indígena venezolana que proviene de la montaña donde nace el río Cuchivero, situada en la región de la selva amazónica del norte de Venezuela; en Brasil, es la segunda más numerosa.

E’ñepá (pronunciado /enepá’/) significa “persona o pueblo”. Actualmente, el arraigo de este pueblo se encuentra en el municipio de Cedeño, en Caicara.

En la literatura etnológica se les llama “panare” y, como son pocas las personas que hablan español, la mayoría se comunica en la lengua panare.

La comunidad se organiza de forma pacífica e igualitaria, de manera que no hay jefes. Sin embargo, algunos hombres con dotes de liderazgo – conocidos como “i’yan” – ayudan a organizar el trabajo de la comunidad.

El pueblo e’ñepá fabrica cestas, hamacas y objetos de tirite – un tipo de palmera – y otras fibras arbóreas; también hace collares y pulseras con semillas. Las mujeres se encargan de la artesanía, mientras que los hombres fabrican armas – como arcos, flechas y cerbatanas – para la caza, la pesca y la guerra.

Las comunidades que han permanecido en la selva sobreviven gracias a la agricultura, la pesca y la caza de subsistencia, pero muchas de las que se han trasladado a las ciudades viven de la venta de artesanías.

La vivienda tradicional del pueblo panare se compone de una choza redonda con paredes de bahareque (material hecho de bambú y arcilla) y techo cónico de hojas de palma.

PUEBLO PEMÓN

El territorio del pueblo pemón también abarca una parte de Brasil; y, desde 2018, la comunidad brasileña acoge espontáneamente a sus parientes venezolanos en territorios indígenas de Paracaraima, Roraima.

El pueblo pemón habita en el sureste de Venezuela, en la frontera con Guyana y Brasil.

Aunque en Brasil se les conoce como “taurepang”, en Venezuela se hacen llamar pemón, término que significa “pueblo” o “gente”. A este pueblo lo componen tres grupos, cada uno con su propio dialecto: el arekuna, situado en el norte de su territorio; el taurepang, en el sur; y el kamarokoto, en el noroeste.

La economía del pueblo pemón se basa en la agricultura, la caza y la pesca. El principal cultivo es la mandioca, tanto amarga como dulce. La artesanía también es una fuente de ingresos para la comunidad en general y para las mujeres en particular.

Las mujeres elaboran cerámica, vasijas de barro y cestas con fibras vegetales.

El capitán (teberu) o cacique se encarga de asesorar a los miembros de la comunidad y de mediar en los conflictos; su principal responsabilidad consiste en encontrar soluciones. La comunidad pretende organizarse de forma cooperativa y democrática.

El traje ancestral del pueblo pemón es el guayuco, caracterizado por el color rojo. Las mujeres llevan falda y una túnica o pieza que cubre los pechos. Los hombres, en cambio, llevan dos piezas de tela alrededor de la cintura, que cubren la parte delantera y trasera de la misma.

En general, este pueblo se adorna con pinturas faciales y corporales, collares de semillas de peonía y coronas de plumas.

PUEBLO KARIÑA

Esta etnia caribeña está emparentada con el pueblo pemón. El territorio de ninguno de estos dos pueblos se limita a Venezuela, sino que se extiende a Brasil, Guyana, Surinam y la Guyana Francesa.

El pueblo kariña no se encuentra únicamente en Venezuela, pero es allí donde tiene más presencia. Su gente vive específicamente alrededor de los ríos Oriono y Cuyuní, y también se les conoce como kali’na, karibe, cariña, galibí, kalihna, kalinya, caribe galibí, maraworno o marworno.

La sociedad kariña está organizada en comunidades dirigidas por un gobernador (conocido como “capitán” o “depooto”), que es elegido en asamblea para representar a la comunidad durante tres años. Paralelamente, existe un consejo (conika) integrado por ancianos que luchan por los intereses del pueblo.

La principal actividad económica de este pueblo es la agricultura; la mandioca y el maíz son los cultivos más importantes, pues con ellos se preparan el casabe, base de su dieta, y el kashire, un licor utilizado en rituales y festividades.

PUEBLO WAYÚU

Aunque el wayúu es el grupo étnico con menor presencia en Brasil, es el mayoritario en Venezuela. Su gente llegó del extremo noroeste del país en busca de mejores condiciones de vida.

Wayúu (pronunciado /guajú/) significa “aliado, compañero, esposo o esposa”. Se trata de uno de los pueblos venezolanos más numerosos; de hecho, representa más de la mitad de la población indígena total del país. Su territorio también se extiende por Colombia, en La Guarija.

Esta etnia tiene su propio sistema de administración y de justicia, en el que destaca la figura del pütchipü o pütche’ejachi. Esta autoridad tradicional es el portavoz o “palabrero” que resuelve los conflictos en la comunidad.

La economía del pueblo wayúu es economía mixta, basada en el pastoreo y la pesca. Siempre que pueden, mantienen pequeños huertos (llamados apain), donde cultivan maíz, judías, mandioca, melones, sandías y otros alimentos. Sus actividades económicas incluyen la pesca, el comercio y la producción de tejidos y artesanías tradicionales.

A menudo, estos pueblos se encuentran entre los más vulnerables de diversas sociedades; y, con escasa influencia en las políticas públicas, enfrentan diversos obstáculos para mantener vivas sus culturas y raíces.

Cuando abandonan sus comunidades, no pierden su identidad étnica, es decir, no dejan de ser indígenas. Por lo tanto, incluso en el contexto del desplazamiento a centros urbanos, necesitan apoyo adaptado a sus creencias y tradiciones.

La labor humanitaria que realiza ACNUR – en apoyo a los esfuerzos del gobierno y en colaboración con otras agencias de la ONU, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado – ofrece soluciones centradas en las necesidades específicas de esta población, asegurando sus derechos fundamentales y garantizando su protección como personas indígenas y refugiadas en territorio brasileño.

Acceder al tablero interactivo para encontrar información actualizada sobre la respuesta humanitaria a la población originaria refugiada.