Declaración del Alto Comisionado en una reunión de fórmula Arria del Consejo de Seguridad
Declaración del Alto Comisionado en una reunión de fórmula Arria del Consejo de Seguridad
Muchas gracias, Secretario de Estado. Agradezco también a Suiza y a Mozambique por haberme invitado a participar en este intercambio, pero, sobre todo, por darle la palabra a las agencias humanitarias – que están librando las mismas batallas que el Consejo de Seguridad – para hablar sobre esta cuestión, que es de suma importancia.
Permítanme hacer algunos comentarios desde la perspectiva de ACNUR. Parto de las importantes observaciones que hicieron Catherine Russell, Directora Ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y Robert Mardini, Director General del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Como ya se dijo, el conflicto y los ataques que ha sufrido la infraestructura civil – incluida la hídrica, por supuesto – tienen un efecto devastador en los 103 millones de personas desplazadas por la fuerza alrededor del mundo. Por este motivo, es de suma importancia que el Consejo de Seguridad considere el tema del agua.
Sin importar la etapa del desplazamiento forzado, ataques de este tipo agravan el sufrimiento y la pérdida, agudizan las dificultades y, en muchos casos, provocan movimientos sucesivos.
Pensemos, por ejemplo, en los ataques a la infraestructura civil que vi recientemente en una visita a Ucrania. En muchas otras partes del mundo he visto ataques así, que dejan a las personas expuestas y vulnerables, sin agua para beber, cocinar o asearse. Cuando se les impide satisfacer las necesidades más básicas, las personas no tienen más opción que huir.
Por desgracia, aun en el exilio, con frecuencia estas personas enfrentan dificultades para tener acceso a agua limpia y saneamiento seguro. Algunas de ellas – mayoritariamente mujeres y niñas – quizás deban recorrer grandes distancias para encontrar agua, lo cual las expone a otros tipos de violencia (incluida, tristemente, la violencia sexual).
Si bien el conflicto es el principal detonante del desplazamiento, como he dicho en ocasiones anteriores frente al Consejo de Seguridad, la emergencia climática – con frecuencia combinada con otros factores – también está obligando a las personas a abandonar su hogar. La competencia crece a medida que los recursos – sobre todo el agua – se tornan más escasos; esto puede generar conflictos. Esta mañana di el mismo ejemplo, pero lo repetiré de cualquier forma: pensemos en la violencia que estalló hace un par de años, al norte de Camerún, entre pastores y agricultores, que fueron forzados a compartir recursos hídricos, que no dejan de evaporarse, en la zona del Lago Chad. Este conflicto desplazó a miles de personas. Igual de preocupantes resultan los sitios en que las personas necesitan asistencia humanitaria (Somalia es un ejemplo), pero no pueden recibirla porque el conflicto y otros factores la obstaculizan.
ACNUR respalda y acompaña a las personas desplazadas en sus propios países y en los países de asilo, donde continuará ayudando y brindando asistencia, incluso a las comunidades y gobiernos de acogida.
No debemos olvidar que la mayoría de las personas refugiadas no quieren más que volver a su lugar de origen; por tanto, la comunidad internacional debe colaborar para generar las condiciones que propicien retornos dignos y seguros. Por desgracia, la falta de servicios en los países de origen suele inhibir esta solución al desplazamiento.
Pensemos, por ejemplo, en Sudán del Sur, donde un incipiente acuerdo de paz ha permitido que más de 600.000 personas tomaran la difícil decisión de volver a casa, incluso a sitios donde las condiciones no dejan de ser desafiantes. No obstante, ¿cuán sostenible puede ser un retorno así ante la falta de servicios, incluida el agua para beber, lavar o cocinar? Por tanto, es imperativo que se amplíe el alcance de los servicios básicos – sobre todo el agua y el saneamiento – en los países de origen; al hacerlo, la repatriación será la mejor solución – más digna y sostenible – para toda persona refugiada; también será una gran contribución para la paz y la seguridad.
Sabemos lo esencial que es el agua para la vida, así que me alegra que, bajo su liderazgo, el Consejo de Seguridad haya decidido avocar este evento a ese tema.
Una vez más, quisiera hacer eco de los comentarios que hicieron las representaciones de UNICEF y del Comité Internacional de la Cruz Roja, que subrayaron la importancia de respetar el derecho internacional humanitario y de garantizar servicios sensibles al género para mujeres, niñas, niños y adolescentes, quienes componen el grueso de las poblaciones desplazadas en el mundo.
Ante todo, no cabe duda de que, como personal humanitario, repetiremos una y otra vez que es de suma importancia que el Consejo de Seguridad, por encima de cualquier otra organización, redoble sus esfuerzos para prevenir, gestionar y resolver los conflictos que hay en el mundo; para ello, es necesario afianzar la unión. Mientras tanto, es importante que el Consejo de Seguridad nos ayude a garantizar que se haga mucho más para brindar asistencia humanitaria, impulsar una recuperación temprana y lograr la reconstrucción en los sitios donde esta sea posible. Considerando el tema central de esta reunión, resulta esencial que la protección, el acceso y la rehabilitación de los servicios hídricos, que son vitales, hagan parte de estos esfuerzos.