El Alto Comsionado, Filippo Grandi, hace un llamamiento a Australia para que ponga fin a la práctica nociva del procesamiento en alta mar
El Alto Comsionado, Filippo Grandi, hace un llamamiento a Australia para que ponga fin a la práctica nociva del procesamiento en alta mar
La política de Australia de procesamiento extraterritorial en Papúa Nueva Guinea y Nauru, que deniega el acceso al asilo en Australia para refugiados que llegan por mar sin visado válido, ha provocado un sufrimiento enorme y evitable durante mucho tiempo.
Desde hace cuatro años, más de 2.000 personas languidecen en condiciones inaceptables. Las familias han sido separadas y muchas han sufrido daños físicos y psicológicos.
A la luz de esta grave situación, en noviembre pasado ACNUR acordó de forma excepcional ayudar a la reubicación de refugiados en los Estados Unidos, tras un acuerdo bilateral entre Australia y EEUU. Se acordó apoyar, entendiendo que aquellos casos de refugiados vulnerables, con vínculos familiares cercanos en Australia, serían autorizados a asentarse en este país.
ACNUR ha sido informado recientemente por Australia que rechaza aceptar incluso a estos refugiados y que éstos, junto con otros que se encuentran en Nauru y Papúa Nueva Guinea, han sido informados de que su única opción es permanecer donde están o ser trasladados a Camboya o a EEUU.
Esto significa, entre otras cosas, que algunos de ellos con problemas médicos graves o quienes han vivido experiencias traumáticas, incluyendo violencia sexual, no van a poder recibir el apoyo que necesitan de sus familiares cercanos que residen en Australia.
Para evitar prolongar más este sufrimiento, ACNUR no tiene otra opción más que apoyar la reubicación de todos los refugiados que están en Papúa Nueva Guinea y Nauru a los Estados Unidos, incluso la de aquellos con familiares en Australia.
Sin duda alguna, estas personas vulnerables, que han sufrido penalidades durante estos cuatro años, deberían poderse reunificar con sus familias en Australia. Esta sería la forma de proceder más humana y razonable.
La decisión del Gobierno australiano de negarles esta posibilidad es contraria a los principios fundamentales de unidad familiar, de protección a refugiados y de dignidad humana.
ACNUR apoya firmemente la necesidad de salvar vidas en el mar y de proporcionar alternativas a los viajes peligrosos y a la explotación por parte de traficantes. Pero la práctica de procesamiento extraterritorial ha tenido un impacto perjudicial enorme. Hay una contradicción esencial entre rescatar a personas en el mar para luego desatenderlas y maltratarlas en tierra.
Australia tiene una larga tradición humanitaria, manifestada en su apoyo a los programas de ayuda en otros países y a los de reasentamiento de refugiados desde hace muchos años. Le pido a Australia que ponga fin a esta práctica dañina de procesamiento externo, que ofrezca soluciones a las víctimas sobre las que tiene toda la responsabilidad y que trabaje con nosotros sobre alternativas de cara al futuro para salvar vidas en el mar y proporcionar protección a las personas que la necesitan.
En un momento en el que estamos registrando cifras récord de desplazamiento global, es crucial que todos los Estados ofrezcan protección a los supervivientes de la guerra y la persecución y que no deleguen sus responsabilidades en otros. Los refugiados, personas como nosotros, lo merecen.
Unos 2.500 refugiados y solicitantes de asilo han sido trasladados forzosamente por Australia a unas dependencias de "procesamiento externo" en Papúa Nueva Guinea y Nauru desde que se puso en marcha la política que impera desde 2013. De ellos, unos 1.100 permanecen en Nauru y 900 en Papúa Nueva Guinea (PNG).
Sobre la base del acuerdo bilateral entre Australia y Estados Unidos para la reubicación, ACNUR ha referido más de 1.100 refugiados a EEUU en los últimos ocho meses. Otros 500 están pendientes de respuesta al proceso de determinación del estatuto de refugiado que están llevando a cabo las autoridades en PNG y Nauru, mediante un acuerdo con Australia.