El entrenamiento de emergencia para los monzones salva las vidas de los refugiados rohingya
El entrenamiento de emergencia para los monzones salva las vidas de los refugiados rohingya
Un grupo de niños bulliciosos jugaba en las aguas ascendentes de un embalse en el campamento de refugiados de Nayapara mientras las lluvias monzónicas caían sin cesar, y el voluntario refugiado Rohingya Hossain Mubarak los vigilaba atentamente.
De pronto, él notó que, en medio de los gritos de juego de los jóvenes, alguien parecía estar en problemas. “Cuando vi, parecía que alguien estaba en problemas en el embalse. Inmediatamente llamé a otros voluntarios que estaban en guardia para que vinieran a ayudarme”, dijo Hossain.
Cuatro colegas se apresuraron para ayudarle. Pidieron a los nadadores salir del embalse y usaron una bolsa de salvamento y un salvavidas para alcanzar al niño y sacarlo del agua. Despejaron sus vías respiratorias, lo resucitaron y lo enviaron al hospital para que recibiera atención.
Esta fue una dramática prueba de la vida real para la cual Hossain, de 21 años, y sus colegas habían entrenado tan solo tres días antes, gracias a un programa apoyado por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y dos de sus socios: la Agencia Adventista para el Desarrollo y Recursos Asistenciales, ADRA, y MOAS, la Estación de Ayuda al Migrante por Mar.
“Nunca pensé que tendría que lidiar con un incidente de la vida real en tan poco tiempo”.
“Estábamos en un entrenamiento donde realizamos un rescate como este para una demostración. Nunca pensé que tendría que lidiar con un incidente de la vida real en tan poco tiempo”, dijo Hossain.
Los asentamientos en el sudeste de Bangladesh, que albergan a casi un millón de refugiados, están llenos de depósitos y estanques que se llenan rápidamente durante el monzón. Más de 230 refugiados ya han recibido capacitación como socorristas para ayudar a salvar a quienes se encuentran en dificultades durante la temporada de lluvias, que continúa hasta octubre.
El adolescente rescatado, Mohammad Nur, acababa de terminar un partido de fútbol bajo un aguacero cuando decidió unirse a otros niños para limpiar el lodo del depósito. Es el mayor de cuatro en los campamentos en el subdistrito de Teknaf y tiene más de 5 metros de profundidad, más de tres veces la altura del adolescente.
“No pensé que el agua estuviera tan profunda…Estaba tan emocionado que solo me lancé al agua y pronto me quedé sin aire. Ahí fue cuando empecé a hundirme y quedé inconsciente”, dijo Nur, que admite con vergüenza que no pudo nadar.
Él y su madre, Shonchita, no han asimilado del todo la experiencia. “Mi hijo todavía está asustado, y yo también. Él es mi único hijo y no puedo pensar en que le pase algo malo”, dijo con lágrimas en sus ojos.
No tardó en alabar la rápida acción de los rescatistas de Mohammad Nur. “Los voluntarios encontraron a mi hijo inconsciente y le dieron reanimación y primeros auxilios. Ayudaron a salvar la vida de mi hijo. Estoy en gran deuda con ellos”.
“Los voluntarios encontraron a mi hijo inconsciente y le dieron reanimación y primeros auxilios”.
Los voluntarios refugiados, capacitados por ACNUR y sus socios, están a la vanguardia de los esfuerzos para proteger a los residentes de los extensos asentamientos de refugiados durante la temporada de los monzones y concientizar sobre los riesgos que conlleva el clima y cómo las familias pueden protegerse mejor.
A pesar de su amor por jugar bajo la lluvia, muchos jóvenes en el campamento como Nur no saben nadar ni son conscientes de algunos de los peligros.
Muchos tampoco pueden leer ni escribir. Reconociendo algunos de estos vacíos, Marina Drazba, especialista en reducción de riesgos de desastres del ACNUR, se dedicó a idear una forma divertida de difundir la información y concientizar sobre los riesgos mediante la creación de un juego de mesa.
“El juego nos ha ayudado a llegar y atraer a grandes audiencias. Es colorido y visualmente atractivo. No necesita poder leer”.
“También es un juego bastante competitivo. Muestra los riesgos y enseña cómo reconocer a los peligros y sobrevivir mientras juega. Todos los días vemos a más y más personas, jóvenes y mayores, que vienen a jugar los juegos de mesa. Se ha convertido en un gran éxito”, dice ella.
Los aguaceros monzónicos pueden ser duros en Bangladesh. En julio, las tormentas vertieron más de 14 pulgadas (350 milímetros) de agua sobre los asentamientos en un período de tan solo 72 horas, destruyendo más de 270 albergues e hiriendo a 11 personas.
Además de la instrucción en técnicas de rescate y primeros auxilios, los voluntarios también reciben equipo de seguridad que incluye salvavidas y líneas de tiro para permitirles entrar en acción rápidamente Al mismo tiempo, ACNUR y sus socios están trabajando para cercar muchos depósitos y estanques abiertos para evitar que los jóvenes jueguen en ellos.