Una refugiada congoleña vence la persecución y sirve de inspiración para otras mujeres
Una refugiada congoleña vence la persecución y sirve de inspiración para otras mujeres
CAMPAMENTO DE REFUGIADOS DE NYARUGUSU, Tanzania, 3 de abril de 2014 (ACNUR) – En un centro para jóvenes poco iluminado, en el campamento de refugiados de Nyarugusu, una mujer alta y delgada se levanta con orgullo de su silla de plástico y se presenta: "Mi nombre es Mwavita Mlasi", dice en voz alta en inglés, "y soy la vicepresidenta del campamento".
Las caras de las otras mujeres estallan en sonrisas mientras aplauden y vitorean a su amiga y compañera líder. Estas dos frases son lo único que Mwavita sabe decir en inglés, pero ella las ejecuta con precisión y convicción.
Mwavita es una de los cerca de 70.000 refugiados, en su mayoría de la República Democrática del Congo (RDC), en Nyarugusu, al noroeste de Tanzania. Al igual que Mwavita, aproximadamente la mitad de muchos líderes de campamento son mujeres, resultado de un compromiso de ACNUR para alentar a las mujeres refugiadas a tomar el control de su vida mientras están en el exilio.
Los combates en el este de la RDC han desplazado a cerca de tres millones de personas en los últimos 11 años, tanto dentro como fuera del país. Pero Mwavita huyó de la persecución surgida en su propia familia.
Cuando tenía tan sólo 14 años, los que creía que eran sus padres amenazaron con matarla cuando se negó a casarse con su propio hermano. Fue entonces cuando, para su sorpresa, "mi madre me dijo que no era mi verdadera madre", dice ella a través de un intérprete. "Fui adoptada cuando era un bebé porque mis padres habían muerto". A pesar de que su "hermano" resultó no ser un pariente de sangre, no podía ni contemplar la posibilidad de casarse con él.
Pero ese no fue el fin del horror para la adolescente. Otros parientes intentaron casarla con otro hombre para sacar provecho de su dote. "Por eso me amenazaron. Estaban furiosos". Incluso hoy en día, a la edad de 47 años, "este conflicto afecta a mi relación con mi familia", dice con la voz quebrada mientras se seca las lágrimas.
Como no pudo contar con su verdadera familia, su comunidad – en la República Democrática del Congo y en el campamento – se convirtió en su hogar. Mwavita dice que allí es donde ella aprendió cómo ser una buena líder. En el año 2000, Mwavita fue elegida para liderar el campamento de refugiados de Lugufu, que está cerrado desde entonces.
Ella trabajó para abrirse camino en el campo hasta llegar a la cima y convertirse en una líder: "Ahora, yo soy la vicepresidenta de Nyarugusu", dice. "Como líder, siempre colaboro con la gente. Convoco reuniones y comparto información con otros. Me gusta cuando las personas trabajan juntas para resolver problemas en la comunidad".
Mwavita ha representado a las mujeres durante más de doce años, pero ella admite que ser una mujer líder no es fácil. Dice que las prácticas culturales en su comunidad hacen que los hombres consideren a las mujeres como inferiores, a pesar de que cada vez más mujeres empiezan a convertirse en líderes.
Los compañeros refugiados también cuestionan su falta de educación formal. "Cuando estoy en una reunión, aunque aporte una buena idea, los hombres me dicen: '¿Qué nos puedes contar? Ni siquiera fuiste a la escuela' ". Pero ella no permite que las críticas le impidan trabajar para ayudar a las generaciones futuras. "Puedo contribuir a que nuestras jóvenes reciban una educación y se empoderen para que no se enfrenten a lo que yo me enfrento ahora", dice ella.
El presidente del campamento, Mateso Jean Pierre Duros, dice que las mujeres líderes como Mwavita son un activo valioso. "A veces, no es cómodo para los hombres líderes o para las mujeres hablar de sus problemas con los demás", dice él. "Las mujeres se sienten más cómodas siendo escuchadas por otras mujeres. Así que realmente necesitamos mujeres líderes".
Joyce Mends-Cole, representante de ACNUR en Tanzania, dice que las mujeres como Mwavita, que "han afrontado los retos de sus difíciles vidas y utilizan su determinación y fuerza para ser ejemplos de liderazgo" tienen un gran impacto en las vidas de muchos.
Ahora Mwavita está tratando de inspirar a una nueva generación de líderes. Ella ofrece a las niñas refugiadas este consejo: "Tened confianza. Soy una líder porque por encima de todo sentí que yo era capaz de llegar a serlo. Además, hay que confiar y respetar a la comunidad. Y tratar a todos con respeto. Todos somos seres humanos".
Por Shirley Camia en el Campo de Refugiados de Nyarugusu, Tanzania