Una película cambia la vida de un niño refugiado sirio y de su familia
Una película cambia la vida de un niño refugiado sirio y de su familia
NUEVA YORK – Con doce años, el refugiado sirio Zain Al Rafeea apenas sabía escribir su nombre. La directora libanesa Nadine Labaki lo descubrió en las calles de Beirut y le ofreció el papel protagonista en su nueva película, Cafarnaúm. Hoy, Zain y su familia han sido reasentados en Noruega, donde viven en una casa con vistas al mar y Zain juega con los renos del bosque.
Hasta hace tres meses, la vida de Zain se parecía a la del personaje que interpreta en Cafarnaúm: la historia de un niño libanés indocumentado que lucha por sobrevivir a la pobreza y la marginación al tiempo que ayuda a otras personas desplazadas que viven en los tugurios de Beirut. Como muchas otras personas refugiadas sirias y miembros de las comunidades libanesas de acogida, vivía por debajo del umbral de la pobreza.
La película ha sido seleccionada como candidata del Líbano a los premios Óscar de 2019 en la categoría de mejor película de habla no inglesa y ha recibido el premio del jurado en el Festival de Cannes. El ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha copatrocinado esta semana una proyección de la película en Nueva York.
“El reasentamiento en un tercer país, poder tener este tipo de vida… es realmente volver a empezar”.
Poco después de volver de Cannes, la familia Al Rafeea recibió una carta oficial del ACNUR en la que se les informaba de que iban a ser reasentados en Noruega como culminación de un proceso que había comenzado en 2016.
Se trasladaron al país nórdico en agosto de 2018. Entre el cansancio causado por el desfase horario, Zain, que ahora tiene 14 años, explicó durante la proyección en Nueva York cómo es ahora un día normal para él: se levanta temprano junto con sus hermanos y hermanas para tomar el autobús a la escuela, donde las clases empiezan a las 8:00.
“El reasentamiento en un tercer país, poder tener este tipo de vida… es realmente volver a empezar”, afirmó la directora Nadine Labaki durante la proyección.
“Si hubiera permanecido en las condiciones en las que se encontraba, creo que habría tenido muchas probabilidades de acabar metiéndose en problemas”, añadió.
Zain y su familia llegaron al Líbano en 2012 tras huir de la guerra que asolaba su ciudad natal de Daraa, en el sur de Siria. Al vivir en uno de los barrios más pobres de Beirut, Zain no podía ir a la escuela y se veía expuesto a menudo a las drogas y la violencia.
El Líbano, con una población de cuatro millones de personas, acoge en la actualidad a un millón de personas refugiadas sirias.
“Ahora la crisis de los refugiados sirios en el Líbano forma parte de nuestra vida cotidiana”, dijo Labaki. “Imagínese la responsabilidad y la carga que supone para la comunidad libanesa, que ya tiene que enfrentar sus propios problemas económicos”.
Casi 9 de cada 10 personas refugiadas en el mundo están acogidas en países en desarrollo, donde suelen vivir en áreas remotas o desatendidas con importantes problemas de desarrollo.
En el caso del Líbano, una de las maneras más visibles en que se materializa este desafío es el creciente número de niños y niñas en las calles, tanto libaneses como sirios.
“Viven vidas paralelas al margen de nuestras sociedades; se han vuelto invisibles ante nuestros ojos”, comentó Labaki acerca de la fuente de inspiración para Cafarnaúm. “¿Qué pasa por sus cabezas cuando se sienten tan invisibles? ¿Qué se siente al ser totalmente invisible a los ojos de la sociedad? Quería poder entenderlo”.
Labaki trabajó con actores no profesionales, cuatro de ellos refugiados. La filmación duró más de seis meses para que se pudieran adaptar a actuar ante una cámara.
“Viven vidas paralelas al margen de nuestras sociedades; se han vuelto invisibles ante nuestros ojos”.
Ninette Kelley explicó que entre 2011 y 2015, durante el punto álgido de la crisis de los refugiados sirios, el Líbano recibía 10.000 personas refugiadas semanales procedentes de su país vecino. Ella era Representante del ACNUR en el Líbano durante la crisis y ahora dirige su oficina en Nueva York.
“Tenemos que ayudar al Líbano a gestionar este flujo de personas sin precedentes”, dijo Kelley durante la proyección. “El modo en que lo hacemos pasa no solo por fomentar la prestación de asistencia a las personas refugiadas, sino por ayudar a sus sistemas escolares y sanitarios para que puedan atender a las personas refugiadas y a las comunidades que las ayudan”.
El reasentamiento es otra opción, pero en la actualidad solo el 1% de las personas refugiadas en el mundo tienen acceso a esta oportunidad.
“Ahora [el reasentamiento] no se está produciendo a gran escala, pero cuando sucede, basta con ver cómo cambió la vida de Zain”, añadió Kelley. “¿Quién no querría ser parte de una historia así?”
Labaki puso de manifiesto el cambio radical que supuso el reasentamiento para la vida de Zain: “Creo que se lo merece mucho. Este chico es un milagro. Tiene tanto potencial, tanto que dar, y tanta sabiduría”.
En su presentación, el actor y Embajador de Buena Voluntad del ACNUR Ben Stiller alabó la interpretación de Zain: “Es sin duda uno de los mejores actores que he visto en pantalla. Su interpretación es espectacular”.
“Y no es una película ligera”, añadió. “Pero consigue iluminar esta historia humana que está sucediendo ahora mismo en el mundo”.
Como muchas otras personas presentes en la sala, Labaki querría que hubiera más “felices nuevos comienzos” como el de Zain.