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La población de Polonia se solidariza con las personas refugiadas de Ucrania

Historias

La población de Polonia se solidariza con las personas refugiadas de Ucrania

Desde los centros de donaciones desbordados cerca de la frontera, hasta las ofertas de transporte y alojamiento en todo el país, las personas polacas ofrecen una cálida bienvenida a quienes se han visto forzadas a huir.
1 March 2022
Personas refugiadas de Ucrania entran a Polonia por el paso fronterizo de Medyka.

En un centro de recepción recientemente inaugurado en Dorohusk, grupos de personas con aspecto agotado, en su mayoría mujeres, niñas y niños, llegan en convoyes de autobuses naranjas que traen a las personas refugiadas desde el cercano paso fronterizo de Polonia con Ucrania. Muchas de ellas han pasado días en tránsito antes de llegar a un lugar seguro.

En una habitación hay una pila de juguetes donados por los residentes locales. “Puedes llevarte algo”, le comenta en polaco una voluntaria a una niña de unos cinco años, que entiende el sentimiento, pero no las palabras. La niña duda, evaluando cuidadosamente su elección, antes de abrazar a un perro verde contra su pecho y correr para reunirse con su madre.

En los primeros cinco días desde el inicio de la operación militar en Ucrania, más de 280.000 personas han buscado seguridad en la vecina Polonia, cruzando por ocho puntos fronterizos entre ambos países. Las autoridades de este país están registrando a las personas refugiadas, y brindándoles alojamiento y asistencia, con el apoyo de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, que también está proporcionando información y asistencia legal, y trasladando más suministros de ayuda a un almacén cerca de la frontera para su distribución.

Además de los esfuerzos de las autoridades nacionales y las agencias humanitarias, la ciudadanía polaca y las organizaciones locales también han salido a apoyar a las personas recién llegadas.

Un poco más allá del punto fronterizo de Dorohusk, grupos de personas locales que ofrecen transporte gratuito a algunas de las muchas personas refugiadas ucranianas con vínculos familiares en Polonia, sostienen carteles de cartón en ucraniano que preguntan: “¿A dónde quieres ir?”.

Cerca de los centros de recepción, han surgido espontáneamente puntos de recaudación para recibir los artículos donados por los grupos de polacos preocupados. En pocos días, estas instalaciones se han llenado de alimentos, agua, ropa, bolsas para dormir, zapatos, mantas, pañales y productos sanitarios para las personas que llegan solo con lo que pudieron cargar.

En otro centro de recepción cercano al paso fronterizo de Medyka, una monja local reparte paquetes de baterías y cables para recargar los teléfonos móviles para ayudar a las personas refugiadas a mantenerse conectadas. “Un hombre vino y me puso una gran bolsa con estas cosas en la mano. No sé exactamente cómo funcionan, pero las personas refugiadas están muy agradecidas”, comentó.

Personas refugiadas de Ucrania entran a Polonia por el paso fronterizo de Medyka.

No es solo cerca de la frontera de 500 kilómetros de Polonia con Ucrania donde la ciudadanía está dispuesta a mostrar su solidaridad con las personas refugiadas. A cien kilómetros al oeste, en la ciudad de Lublin, hay un pequeño centro de la Cruz Roja repleto de donaciones de personas que desean ayudar.

Bárbara, residente local, llega con su esposo y su hijo pequeño Jan, cada uno con bolsas llenas de suministros. “Pensamos en lo que probablemente ahora necesitan más las personas”, explica Barbara. “Así que compramos agua, comida, mantas y bolsas de dormir. Después de todo, todavía hace bastante frío”.

Mientras Jan le entrega la bolsa que lleva en la mano, su madre cuenta: “Le explicamos lo que está pasando. Le conmovió tanto que quiere ayudar a otros niños. Por eso también regaló algunos de sus juguetes”.

“La solidaridad es increíble”.

En las oficinas de la ONG Homo Faber en Lublin, personas voluntarias atienden las 24 horas del día las llamadas de los residentes preguntando cómo pueden ayudar. “Las personas llaman y dicen, por ejemplo, que tienen una habitación disponible. La voluntad de ayudar es enorme”, señala la Directora de Homo Faber, Anna Dąbrowska.

“La solidaridad es increíble”, continúa, señalando los estrechos lazos que muchas personas sienten con Ucrania. “Nuestros dos pueblos siempre han tenido relaciones estrechas. El edificio más importante de Lublin, la iglesia de la Santísima Trinidad, tiene una inscripción ucraniana. ¡Por supuesto, ayudamos a nuestros vecinos!”.

En un almacén cercano a la Cruz Roja Polaca, la Directora Kinga Zielnicka está ocupada buscando espacio para las donaciones que han llegado por montones en los últimos días. Comenta que su propio tío abuelo fue separado de su familia polaca después de la Segunda Guerra Mundial.

“Él creció en Ucrania, nosotros en Polonia, así que tengo familia ahí”, explica Kinga, y añade que sus familiares en Ucrania también han huido de su hogar. “Hablamos por teléfono todo el tiempo. Pronto estarán aquí”. Ve los montones de artículos donados a su alrededor y agrega: “Quizá mis familiares también reciban algo”.

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