Se requieren soluciones duraderas para la población refugiada siria en Jordania, a diez años de la apertura del campamento de Za'atari
Se requieren soluciones duraderas para la población refugiada siria en Jordania, a diez años de la apertura del campamento de Za'atari
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, señaló esta semana el décimo aniversario del campamento de Za’atari en Jordania, el hogar temporal de 80.000 personas refugiadas sirias.
Aunque el campamento ha salvado miles de vidas y ha creado oportunidades económicas para jordanos y sirios por igual, la Agencia destaca la necesidad de soluciones duraderas para las personas refugiadas.
Jordania actualmente acoge a unas 675.000 personas refugiadas registradas procedentes de Siria, quienes empezaron a huir en 2011 cuando la crisis en su país trajo un sufrimiento inimaginable a la ciudadanía. La mayoría de los refugiados sirios en Jordania vive en sus ciudades y pueblos entre la población local. Solo un 17 por ciento vive en los dos principales campamentos de refugiados, Za’atari y Azraq.
El apoyo humanitario a las personas refugiadas en Za’atari está liderado por el Gobierno jordano y ACNUR, con una plantilla de casi 1.200 personas de 32 organizaciones jordanas e internacionales diferentes trabajando en el campamento. Esta ayuda humanitaria no habría sido posible sin el apoyo de la comunidad internacional.
Za’atari ha sido testigo del espíritu emprendedor de las personas refugiadas desde el primer día. Decididos a recuperarse, los refugiados han puesto en marcha casi 1.800 tiendas y negocios dentro del campamento.
Desde tiendas de telefonía a restaurantes, tiendas de trajes de novia o talleres, estos negocios emplean aproximadamente a 3.600 personas refugiadas. Pero ellos no trabajan de forma aislada, los emprendedores refugiados interactúan regularmente con empresas y clientes de la cercana ciudad de Mafraq, y contribuyen a la economía jordana y a la sociedad de acogida.
Después de 10 años, una generación completa de niñas y niños ha crecido sin ver nada más allá del perímetro del campamento. El campamento se ha convertido en su mundo. Más de 20.000 nacimientos se han registrado en el campamento de Za’atari desde su apertura.
El campamento tiene actualmente 32 escuelas, 58 centros comunitarios y ocho centros de salud que trabajan junto a la defensa civil y la policía local. Además de cogestionar el campamento con las autoridades, ACNUR y sus socios brindan protección, salud y ayuda en efectivo a mujeres, hombres, niñas y niños en el campamento.
Durante la pasada década, ACNUR, en coordinación con sus socios, ha proporcionado unas 25.000 unidades habitacionales, y cada mes administra aproximadamente 25.000 consultas médicas. Cada trimestre, ACNUR brinda ayuda en efectivo a todas las familias que viven en el campamento. Estas inversiones han permitido que los residentes del campamento prosperen.
No obstante, ACNUR expresa preocupación por la sostenibilidad del campamento, que empezó como una solución temporal. Las unidades habitacionales, que reemplazaron a las tiendas de campaña en 2013, tienen una vida útil media de seis a ocho años, lo que significa que la mayoría de ellas necesitan ya reparaciones urgentes.
Solo en 2021, más de 7.000 personas refugiadas solicitaron ayuda para el mantenimiento ya que las ventanas y los techos se agrietaron y las paredes se deformaron dejando a algunos residentes expuestos a los elementos. De acuerdo con el reciente Marco de Evaluación de la Vulnerabilidad de ACNUR para 2022, el 70 por ciento de condiciones de las paredes en Za’atari son deficientes.
La electricidad es otra área de preocupación. Aunque en 2017 se abrió una planta solar para abastecer al campamento, su capacidad solo permitía satisfacer las necesidades de todos los residentes 11,5 horas al día. En meses recientes, como la demanda de electricidad aumenta en verano, ACNUR ha tenido que reducir a nueve horas el suministro por día para poder hacer frente a los costes adicionales de electricidad que se han producido, ya que la planta solar no es suficiente para todas las necesidades.
Junto a ello, los impactos económicos – de la COVID-19 y ahora con la crisis del coste de la vida – suponen un desafío a la resiliencia tanto de los residentes del campamento como de los jordanos vulnerables. Dos tercios de las familias refugiadas en el campamento de Za’atari afirman que están endeudadas y el 92 por ciento dice haber recurrido a estrategias negativas para afrontar la situación, como reducir la ingesta de comida o aceptar trabajos de alto riesgo. Estos números han ido aumentando a un ritmo preocupante.
El efecto combinado de estos impactos amenaza con socavar los logros de la última década. En el décimo aniversario del campamento de Za'atari en Jordania, ACNUR pide un compromiso renovado de todos los actores: agencias de desarrollo, autoridades jordanas y trabajadores humanitarios.
Sin una solución inmediata al conflicto a la vista y con un deterioro de las condiciones humanitarias a un ritmo preocupante, todos los actores necesitan trabajar juntos para encontrar soluciones a largo plazo para las personas refugiadas sirias en Jordania y más allá, y para apoyar su resiliencia hasta que se encentren esas soluciones.
Para más información sobre este tema, favor de contactar:
- En Amán, Roland Schönbauer, [email protected], +962 79 119 2532
- En Amán (regional), Rula Amin, [email protected], +962 79 004 5849
- En Ginebra, Mathew Saltmarsh, [email protected], +41799679936