Colombia: Construyendo paz a través del encuadre
Colombia: Construyendo paz a través del encuadre
BOGOTÁ, Colombia, 21 de mayo de 2015 (ACNUR) – "Juntos narramos nuestra historia en el lugar, y vimos cómo otras personas se sentían orgullosas de ver que nosotros pertenecimos a un proyecto muy bonito", dijo Luisa, de 12 años, durante el cierre del proceso de documentación comunitaria en el Catatumbo. "Alcanzamos a realizar un libro el cual para muchos es de mucha importancia ya que nos parece chévere mirar a otros compañeros que no distinguimos", continuó.
Durante 2014, casi 40 niños, niñas y adolescentes de San Pablo y Aserrío, que hacen parte del proceso de fortalecimiento "Huellas de Paz" desarrollado por ACNUR y Pastoral Social con el apoyo del Departamento para la Ayuda Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO) desde el 2012, integraron dentro de sus dinámicas el componente de documentación comunitaria. Y a través de la fotografía empezaron a retratar sus realidades y a identificar la importancia de la presencia de cada uno de manera individual y colectiva en sus diferentes espacios.
"Es que en Huellas de Paz nos enseñan a respetar las opiniones de los demás, a conseguir amigos a aprender valores," "nos inculcan valores de una forma divertida", "nos enseñan a convivir y a construir una mejor integración", "aprendemos a escuchar y a hablar y a sonreír", relataron algunos de los 37 niños y niñas durante uno de los ejercicios de documentación.
A través de nuevas herramientas y proporcionando oportunidades diferentes, el proyecto Huellas de Paz reúne a más de 200 niños, niñas y adolescentes que se enfrentan a diario a riesgos derivados del conflicto armado, entre ellos el desplazamiento forzado, la violencia sexual y el reclutamiento. Cada año, promotores, profesores y coordinadores del proyecto movilizan sus esfuerzos de la mano de las y los participantes del proyecto para fortalecer sus capacidades intelectuales, emocionales y de resolución pacífica de conflictos, y para crear entornos que permitan su protección y les den la posibilidad de ejercer activamente su ciudadanía.
"A través de la fotografía narramos nuestras historias, historias de migrantes*. Hemos aprendido a dejar una huella de paz por donde quiera que vamos", dijo Edwin, niño de 10 años que vive en el Hogar Juvenil Campesino del corregimiento de San Pablo durante una reflexión de evaluación del proceso de documentación. "Aquí vi y conocí a personas que nunca había visto y esta es una enseñanza que nos dio la vida. Hicimos muchos amigos y aprendimos su valor, el valor de la amistad. Aprendimos a unirnos así seamos de diferentes colores o etapas de la vida", concluyó.
En 2015, Huellas de Paz seguirá trabajando para seguir abriéndoles oportunidades a los más de 200 niños, niñas y adolescentes para imaginarse un mundo diferente, y continuará, a través de los promotores y coordinadores del proyecto, fortaleciendo las capacidades fotográficas que los 40 niños y niñas adquirieron el año pasado. "Nosotros mismos podemos enseñar y darle la fotografía a la sociedad. Todo lo que yo aprendí se lo voy a enseñar al que no sabe, quiero aprender más y quiero salir adelante para cumplir mis sueños", mencionó Jesús. Su compañero Alex complementó la respuesta de Jesús proponiendo nuevos escenarios audiovisuales, "quiero con lo que aprendí poder hacer un video, o una película o un documental para mostrarles a los demás cómo vivimos".
Los niños y niñas del proceso de documentación comunitaria y Huellas de Paz tienen ahora la capacidad de tomar las riendas y continuar su fortalecimiento de manera independiente para seguir reduciendo los riesgos de desplazamiento y otras afectaciones derivadas del conflicto armado interno. Como equipo, los y las participantes del proceso produjeron una exposición fotográfica, un mural y un libro de postales en donde plasmaron sus realidades y sueños.
Niños de Paz le apuesta en el 2015 a ampliar su ayuda a otras comunidades y brindar educación y entrenamiento vocacional, a crear conciencia y capacidades, a fomentar el liderazgo y apropiación de actividades por y para aproximadamente 3.000 niños y niñas del Buenaventura, del municipio de Vistahermosa (Meta) y de otras zonas del departamento de Caquetá como Puerto Rico, Remolinos del Caguán y Rio Negro, ello con el fin de aumentar la capacidad de protección de sus entornos más cercanos.
En 2012, el Premio Nobel de la Paz le fue otorgado a la Unión Europea como reconocimiento a su contribución a la paz y la reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa. La UE decidió dedicar la dotación económica del premio a asistir a 23.000 niños afectados por el conflicto y el desplazamiento forzado en todo el mundo.
En Colombia hay 6 millones de desplazados registrados oficialmente desde 1985, de los cuales casi el 50% son niños, niñas y mujeres quienes requieren que se sigan uniendo sus esfuerzos de manera responsable y sigan apoyándoles en la construcción de una cultura de Paz.
Por: Diana Díaz Rodríguez en Bogotá, Colombia
* Usa migrante para referirse a personas desplazadas.