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Más de 90 personas refugiadas y migrantes han fortalecido sus emprendimientos en Bolivia durante 2021

Historias

Más de 90 personas refugiadas y migrantes han fortalecido sus emprendimientos en Bolivia durante 2021

La iniciativa se enmarca en la Respuesta Regional del ACNUR para la Recuperación Socioeconómica de la Población de Interés en la Crisis COVID-19.
17 December 2021
Más de 15 personas refugiadas y migrantes participaron de una consulta realizada por la Fundación Scalabrini y ACNUR en Chasquipampa.

LA PAZ, Bolivia – Durante el año 2021, más de 90 personas refugiadas y migrantes emprendedoras han fortalecido sus negocios en las ciudades bolivianas de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba gracias al trabajo conjunto de la Fundación Scalabrini, Cáritas Suiza en Bolivia y ACNUR. Con el objetivo de apoyar la integración socioeconómica de las personas refugiadas y migrantes en Bolivia, se realizaron capacitaciones técnicas y en habilidades blandas, y se entregaron capitales semilla, destinados a personas que realizan actividades económicas de autoempleo.

La pandemia de COVID19 intensificó la crisis socioeconómica en Bolivia. Tanto las personas recientemente llegadas al país como las que llevaban más tiempo en el mismo encontraron limitaciones en sus fuentes de ingreso, debido a las restricciones de movimiento y el cierre de negocios. Frente a las dificultades de la población refugiada y migrante para mantener sus familias y satisfacer sus necesidades básicas, ACNUR y la Fundación Scalabrini Bolivia desarrollaron actividades para apoyar las actividades de autoempleo de esta población como una estrategia de generación de ingresos e inclusión socioeconómica.

“Los talleres me han ayudado mucho a tener autoestima”.

El proceso de apoyo a las personas emprendedoras comienza con la identificación de personas con perfil emprendedor. Luego se les brinda apoyo para la elaboración de planes de negocio para definir los objetivos del emprendimiento, sus estrategias de venta, sus proyecciones de ganancia y su plan de uso del capital semilla. Para fortalecer la capacidad de las personas emprededoras, se realizan talleres específicos sobre temas relevantes y variados como manipulación de alimentos, educación financiera y marketing digital. Esta etapa inicial tiene una duración de entre uno a tres meses. Luego se implementa el negocio y el equipo técnico realiza el seguimiento del uso del capital semilla.

“El curso de telemarketing fue de gran importancia, porque a través de ello se vende mucho. No sabíamos nada de Internet y ese curso nos sirvió”, destacó Rosangelis, emprendedora venezolana, durante un encuentro organizado por la Fundación Scalabrini en La Paz donde se compartieron las necesidades, deseos e impresiones de las personas emprededoras.

“Los talleres me han ayudado mucho a tener autoestima. Mi consejo para todo aquel que venga llegando es que no se rinda, que luche por sus sueños porque eso es lo más importante”, señaló Paola, venezolana quien llegó a Bolivia en 2020 y recibió apoyo para un emprendimiento gastronómico de arepas.

Los negocios apoyados pertenecen a una variedad de rubros, entre ellos la gastronomía, repostería y pastelería, los servicios de belleza y peluquería, los servicios de mecánica y la carpintería.

“Hemos podido aprender muchas cosas en Bolivia”.

Darwin es venezolano y si bien junto a su esposa Gladys tuvieron muchos tropiezos, incluida una estafa, pudieron salir adelante. Él cuenta que cuando llegó al país trabajaba en una planta nuclear, pero a raíz de la pandemia por COVID19 tuvo que buscar alternativas. Comenzaron vendiendo pan, luego con mucho esfuerzo pudieron comprar una máquina tortillera y hoy están finalizando la construcción de su local. “Hemos podido aprender muchas cosas en Bolivia. En la pandemia surgieron las ideas. Observamos que lo que podía funcionar era vender cosas que eran de aquí”, explica.

Elizabeth Paucara es coordinadora social de la Fundación Scalabrini y destaca el compromiso de las personas refugiadas y migrantes, así como también la importancia del intercambio entre pares. “Entre ellos aprenden y se apoyan para salir adelante. Los que ya han cumplido este proceso comparten las buenas prácticas, es una figura de padrinazgo”, comparte. “Ese es uno de nuestros objetivos: que se organicen y que ellos puedan autoformarse, identificar sus necesidades y permanecer en este proceso para seguir fortaleciendo sus capacidades laborales”.


Esta iniciativa se enmarca en la Respuesta Regional del ACNUR para la Recuperación Socioeconómica de la Población de Interés en la Crisis COVID-19, y responde a los objetivos generales de la Estrategia de Soluciones Duraderas 2020-23, que prevé la cooperación con entidades del estado, en la creación de canales de acceso de la población de interés a programas y servicios nacionales.