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ACNUR lucha contra el cólera en el mayor campo de refugiados del mundo

Historias

ACNUR lucha contra el cólera en el mayor campo de refugiados del mundo

En Kenia, en el mayor campo de refugiados del mundo, los trabajadores sanitarios se están imponiendo en la batalla contra un brote de cólera.
31 December 2015
Los somalíes Abdulsalam, de 12 años, y Faisal, de 15, se lavan las manos con jabón. Ambos participan en una campaña de medidas preventivas contra el actual brote de cólera en Dadaab.

DADAAB, Kenia, 31 de diciembre de 2015 (ACNUR) – En Kenia, en el mayor campo de refugiados del mundo, los trabajadores sanitarios se están imponiendo en la batalla contra el brote de cólera que se ha cobrado la vida de 10 personas y ha afectado a alrededor de 1.000 desde que estalló el pasado mes, durante las lluvias asociadas con El Niño.

El cólera, una enfermedad bacteriana transmitida por el agua y potencialmente mortal, que provoca fiebre, vómitos y diarrea,hizo aparición a mediados de noviembre en Dadaab, un complejo que comprende cinco campos que albergan a 347.000 refugiados y solicitantes de asilo, la mayoría desplazados por la violencia en Somalia.

Un equipo de control de epidemias, compuesto por personal de la Agencia de la ONU para los Refugiados y sus agencias socias, ha trabajado sin descanso con el Ministerio de Salud de Kenia y funcionarios del Departamento para los Refugiados para tratar los casos y erradicar la enfermedad en el complejo de campos situado en el noreste de Kenia.

Entre los pacientes de uno de los cuatro centros de tratamiento del cólera en Dadaab estaba Faisal, de dos años, un refugiado cuya familia huyó de Mogadiscio, Somalia. El niño dio positivo en el test de la enfermedad y fue ingresado en el hospital, donde fue estabilizado, y sus síntomas mejoraron después de tres días de tratamiento."No sabemos qué provocó el cólera, pero, gracias a Dios, está mejor ahora . . . Ha podido tomar líquidos aquí, estoy feliz", dijo el padre de Faisal, Ahmed, de 32 años, satisfecho con el tratamiento recibido por su hijo en el hospital.

Los cuatro centros de tratamiento especializado, cada uno de los cuales puede tratar a más de 50 pacientes, proporcionan hidratación por vía intravenosa a los enfermos alojados en cuidados intensivos, que reciben la atención permanente de un personal entregado.

"Como no pueden tomar medicación por vía oral, les hacemos transfusiones para hidratarlos y tratarlos. Una vez estabilizados, los trasladamos fuera del área de cuidados intensivos. De media, lleva unos tres días que un paciente se recupere y reciba el alta", explicó Caroline, una doctora en el hospital del campo de Hagadera, gestionado por el Comité Internacional de Rescate.

Según fuentes oficiales, el brote de la enfermedad se ha visto agravado por las saturación de las capas freáticas a causa de por las lluvias asociadas a El Niño, un calentamiento cíclico de las corrientes del océano Pacífico que provoca una serie de patrones meteorológicos anómalos en todo el mundo, como inundaciones fuera de temporada o sequías.

La promoción de una higiene adecuada es un pilar de un extenso esfuerzo para frenar el brote en el campo. ACNUR y sus agencias socias han distribuido jabón y han desinfectado hogares y letrinas, y han lanzado una campaña de promoción de la higiene en los cinco campos. Isaq Abdi, un refugiado de 43 años de Somalia, forma parte de los equipos encargados de la desinfección de alojamientos de refugiados.*

"La pulverización está yendo bien"; explicó Adbi, que calculaba haber limpiado 200 letrinas y 200 hogares en el campo de Ifo 2, como miembro del equipo de Cruz Roja en Kenia. "La gente aprecia nuestro trabajo. Me gusta lo que hago porque ayudo a mi comunidad previniendo enfermedades, y además recibo una asignación económica", añadió.

ACNUR está también tratando de incrementar el número de letrinas en el campo, aunque el descenso en la financiación en los últimos años ha ralentizado los esfuerzos.

El primer caso del actual brote de cólera en Dadaab fue declarado el 18 de noviembre en el campo Ifo 2: un niño de 10 años que había estado jugando en unas aguas estancadas y podría haber tragado algo de líquido. Desde entonces, ha sido tratado y se ha recuperado.

ACNUR continúa educando a los niños, padres y comunidades sobre los riesgos de nadar en balsas de agua fangosa situadas dentro y alrededor de los campos. En la medida de lo posible, se ha tratado de rellenar estas balsas. Las estaciones de radio locales frecuentemente difunden mensajes de sensibilización a las comunidades.

El primer campo, Hagadera, fue establecido en Dadaab en 1991, cuando los refugiados que huían de la guerra civil en Somalia comenzaron a cruzar la frontera hacia Kenia. Un segundo gran flujo tuvo lugar en 2011, cuando alrededor de 130.000 refugiados llegaron huyendo de la sequía y la hambruna en el sur de Somalia.

Por Assadullah Nasrullah en Dadaab, Kenia