Cientos de personas escapan a Mauritania huyendo de la inseguridad en el norte de Malí

CAMPO DE REFUGIADOS DE MBERA, Mauritania, 20 de julio de 2015 (ACNUR) – Cerca de 400 personas que huían de un nuevo estallido de violencia en el norte de Malí han buscado refugio en Mauritania en los últimos meses.

La mayoría de los recién llegados en busca de asilo proceden de la zona de Nampala. Desde el inicio del conflicto en 2012, principalmente entre combatientes tuareg del MNLA y fuerzas gubernamentales, los habitantes de esa zona se han visto a menudo atrapados en el fuego cruzado.

"El miedo nos impulsó a marcharnos", explica Aminata, una de las personas recién llegadas. "Viajamos a Fassala – que es el punto oficial de entrada a Mauritania para los refugiados malienses – en un pequeño camión con otras familias de la misma zona".

A su llegada a Fassala, Aminata, que es una madre cercana a la treintena, y su familia, recibieron asistencia de las autoridades mauritanas que contactaron con ACNUR. Tras una evaluación cuidadosa de la población para identificar a los individuos con necesidades específicas, la agencia de la ONU para los refugiados organizó su traslado al campo de refugiados de Mbera.

"En el campo de refugiados, recibimos alojamiento, alimentos, agua, utensilios de cocina y colchonetas para dormir", añade Aminata.

Buena parte del territorio del norte de Malí es reclamado por diferentes grupos rebeldes. En los últimos tiempos la zona ha sido escenario de un nuevo recrudecimiento de los enfrentamientos.

Las cifras de ACNUR muestran que el número de nuevos refugiados desde finales de abril es de 395, aunque es posible que hayan llegado más pero aún no se hayan inscrito.

El campo de refugiados de Mbera está situado a 50 km. de la frontera con Malí. Durante el día, la temperatura alcanza los 45 grados centígrados. Pero cuando el sol empieza a descender lentamente, los niños se adueñan de las calles polvorientas, jugando con palos de madera y balones de fútbol improvisados.

El campo, construido en junio de 2012, acoge ahora a casi 50.000 refugiados malienses que tienen acceso a servicios básicos como educación, salud, agua y saneamiento, alojamiento y energía.

A los refugiados se les facilitan raciones mensuales de alimentos y artículos de socorro como colchonetas para dormir, baldes y utensilios de cocina. Además, ACNUR y sus socios llevan a cabo diversos programas como clases de formación profesional y de alfabetización, proporcionan ayuda a los pequeños negocios de los refugiados y facilitan acceso a actividades de jardinería para fortalecer su autonomía.

Por Sebastien Barrit Laroze.

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.