El chef y el futbolista: padre e hijo encuentran esperanza en Bosnia
El chef y el futbolista: padre e hijo encuentran esperanza en Bosnia
Refugiados y migrantes hacen fila a las afueras de un centro de recepción cerca de Sarajevo, la capital de Bosnia, mientras esperan con ansias su próxima comida. A juzgar por el delicioso olor que se escurre de la cocina, el almuerzo valdrá la espera.
El chef Majid, de Irán, se especializa en preparar platillos que llamen la atención de sus compañeros solicitantes de asilo. Hoy está preparando curry de cordero.
“Cocinar es mi arte”, dice él. “Nunca le serviría a otras personas algo que yo no comería”.
El número de migrantes y solicitantes de asilo que viajan a través de Bosnia desde Oriente Medio en un intento por llegar a la Unión Europea ha aumentado considerablemente, a pesar de que la frontera con Croacia sigue bloqueada.
“Cocinar es mi arte”.
Majid, de 39 años, podría ser uno de ellos, ya que él llegó a Sarajevo hace 10 meses, proveniente de Irán, en ruta a Europa. Sin embargo, solicitó asilo en Bosnia y Herzegovina, un país que todavía se está recuperando de su propia guerra.
“No iré a ningún lugar”, dice él. “Me quedaré acá. Amo Bosnia”.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, dice que el país necesita apoyo de los donantes para hacer frente a las crecientes llegadas y solicitudes de asilo. Dorijan Klasnic, oficial de información pública de ACNUR, dijo que 1.600 personas han registrado solicitudes de asilo desde enero de 2018.
“Es claro que las personas consideran el país como un espacio seguro; un lugar que pueden llamar hogar”, dijo él.
Majid es padre soltero de Muhammed, de 14 años, que se desempeña bien en la escuela y juega en el equipo juvenil del club de fútbol FK Sarajevo.
“Para algunas personas, el fútbol es solo un juego, pero para mí es la vida”, dice Muhammed, quien sueña con convertirse en profesional algún día.
Majid dejó Irán para asegurar un futuro seguro para Muhammed. Estaban decididos a llegar a la Unión Europea, pero cuando llegaron a Sarajevo, Majid conoció a un hombre de Bosnia cuya hospitalidad le hizo reconsiderar su plan y presentó solicitudes de asilo para ambos.
“Sentí la calidez y amabilidad del hombre. Lo que importa es la conexión humana”. Esta amistad hizo que Majid cambiara de opinión y, si se aceptan sus solicitudes, él y su hijo tienen la intención de echar raíces en Sarajevo.
Sarajevo es una ciudad hermosa, ahora en gran parte restaurada después de un asedio en el que murieron cerca de 14.000 personas entre 1992 y 1996. Pero Majid no tiene tiempo para visitar su casco antiguo, con sus calles sinuosas, bazares, mezquitas e iglesias católicas y ortodoxas.
Los fines de semana, Majid gana un poco de dinero cocinando para lugareños y turistas en un lugar popular junto a una cascada. Cinco días a la semana se ofrece como voluntario para alimentar a otros migrantes y refugiados.
“Creo que lo que das vuelve a ti”, dice, y su generosidad y entusiasmo no han pasado inadvertidos.
La escuela internacional, normalmente de pago, le permite a Muhammed estudiar de forma gratuita.
Una noche reciente, Majid estaba cocinando la cena mientras Muhammed estaba sentado en la sala de estar viendo un partido de fútbol en línea.
Muhammed comenzó a jugar seriamente a los ocho años y ahora entrena todos los días, ya sea en el club o en casa.
Su ídolo es la estrella mundial Cristiano Ronaldo, pero si tiene la oportunidad de desarrollar su propia carrera en el deporte depende, en parte, de la solicitud de asilo. Sin la condición de refugiado, puede entrenar y jugar partidos amistosos, pero no puede viajar ni participar en la liga nacional, que comienza en septiembre.
“Es una pena que no tenga los documentos”, dice su entrenador, Tarik Cerik. “Se arriesga a perder la mentalidad ganadora que solo se obtiene al jugar de manera competitiva. Todavía es joven, pero el próximo año comienza la liga más seria. Tendrá que tener su condición para la nueva temporada”.
