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La restauración de manglares ofrece un futuro esperanzador a una comunidad pescadora en Colombia

Historias

La restauración de manglares ofrece un futuro esperanzador a una comunidad pescadora en Colombia

Un proyecto liderado por pescadores y personas desplazadas internas en Turbo, Colombia, no solo está trabajando en la restauración de manglares, sino que está devolviendo la vida a un ecosistema en peligro y a una comunidad golpeada por el conflicto.
21 November 2024
Toma aérea de una ciudad al norte de Colombia: se ven casas y algunos manglares

Toma aérea de Turbo, Colombia, y de los manglares que quedan en el lugar

En los barrios costeros de Pescador 1 y 2, en Turbo, al norte de Colombia, el entrelazamiento de los manglares – es decir, árboles y arbustos que crecen en las costas subtropicales – crea una barrera natural entre la tierra y el mar que evita la erosión de los suelos y sirve como escudo cuando hay tormentas. Por desgracia, con el correr de los años se ha perdido gran parte de este singular ecosistema (y, por tanto, de un hábitat fundamental), debido a la deforestación, la contaminación y la presión de una población que no deja de crecer.

La degradación ambiental afecta a las personas que residen en el área (la mayoría son pescadores, o bien desplazados internos que huyeron del conflicto armado, que se ha prolongado por décadas), pues no solo acaba con la biodiversidad, sino que también les arrebata sus medios de vida.

Secarlos Martínez, un pescador local, ha sido testigo de la pérdida de los manglares y de la desaparición de los peces que desovaban en ellos. “Cuando empezamos a tener uso de razón, el 90% de nuestro barrio era manglar. A medida que se ha venido poblando, el manglar ha venido muriendo. El 80% de los manglares se ha convertido en viviendas,” explicó Secarlos, quien también señaló que los efectos del cambio climático en el Golfo de Urabá han empeorado la situación. Al respecto, dijo: “Los peces han huido, y eso nos ha llevado a tener dificultades económicas.”

Tres hombres pescando sobre una embarcación en Colombia

Secarlos Martinez (izquierda) pesca en la Bahía de Turbo. La pérdida de los manglares ha tenido repercusiones en sus medios de vida.

Guardianes de los manglares

Estos desafíos dieron pie a la creación, en 2017, de “Guardianes del Mangle”, un grupo de residentes locales – entre ellos, personas desplazadas, líderes comunitarios y pescadores, como Secarlos – que se ha propuesto restaurar los manglares. Siete años más tarde, el grupo cuenta con el apoyo del Fondo de Innovación para la Acción Climática y Ambiental de ACNUR. Su objetivo no es solo revivir los manglares, sino también fortalecer el tejido social y explorar nuevas oportunidades de medios de vida para los residentes de Turbo.

Eneida, de 59 años, fue forzada a abandonar su hogar en Riosucio, Chocó, en 1997. Junto con su familia y muchas otras personas de su comunidad, tuvo que huir cuando recibieron un ultimátum de un grupo armado que exigía que abandonaran el pueblo en cuestión de días.

“Nos tocó salir dejando todo (nuestras pertenencias, nuestros medios de trabajo), y venir a mendigar, a pedir, algo que allá no hacíamos”, narró con tristeza. Turbo se convirtió en su nuevo hogar, pero la vida allí difiere mucho de la vida que dejó atrás, en Chocó, donde su familia vivía de la tierra, cultivando alimentos y criando animales.

Un grupo de personas sobre un fondo de manglares verdes

Eneida y el resto de los Guardianes del Mangle recolecta los desechos sólidos que llegan a los manglares; asimismo, planta semillas para reforestar y busca sensibilizar sobre la importancia que tienen los manglares para que los peligros ambientales no afecten a la comunidad.

“Lo más hermoso del manglar es que nos protege de las inundaciones y las tormentas”, aseveró Diana Colón, presidenta de la Junta de Acción Comunal del barrio Pescador 1.

En 2018, inspirada por Secarlos, Diana Colón se sumó a los Guardianes del Mangle para proteger el ecosistema local que tanto quiere. Recuerda que, cuando era niña, jugaba entre los manglares; además, reconoce que la importancia que tienen tratándose del bienestar de la comunidad. Hoy en día, Diana encabeza esfuerzos de limpieza y sensibilización; también se encarga del “Semillero de arte”, un taller artístico para niñas, niños y personas adultas.

Gracias a los esfuerzos comunitarios, la biodiversidad también está regresando. “Hemos evidenciado la fauna silvestre regresar a nuestro sector”, comentó Secarlos, quien dirige a los Guardianes del Mangle. “Últimamente hemos visto patos, garzas y otros animales que habían desaparecido”.

Secarlos añadió que la restauración de los manglares también ha traído beneficios económicos (por ejemplo, más medios de vida). “Antes, aquí nadie reciclaba, pero empezamos a recoger los residuos casa por casa, y ahora hay personas que viven del reciclaje.”

Eneida considera que el proyecto ha avivado la esperanza y le ha permitido devolver retribuir a la comunidad que la acogió. Al respecto, indicó: “Este proyecto me ha dado un propósito. Ya no quiero volver a donde me desplazaron, pero aquí estoy ayudando a mi comunidad y a los manglares, para que mis hijos puedan tener un futuro mejor”.

Un nuevo propósito

En las jornadas de limpieza de los manglares cercanos a la casa de Eneida, niños, niñas, jóvenes y adultos se ponen los guantes para llevar a cabo la tarea. El grupo recolecta los desechos sólidos que llegan a los manglares; esto libera el flujo del agua, reduce la contaminación y construye un medioambiente sano.

El proyecto también creó un banco de plántulas para sembrar nuevos árboles, lo cual no solo respalda las tareas de restauración, sino que también será de utilidad para otros proyectos.