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Los recortes de financiación amenazan la vida de las personas refugiadas sudanesas en Egipto

Historias

Los recortes de financiación amenazan la vida de las personas refugiadas sudanesas en Egipto

Una grave escasez de fondos ha forzado a ACNUR a suspender el tratamiento médico vital y otro tipo de asistencia a la población refugiada en Egipto, entre la que se encuentran muchas personas que huyeron de la brutal guerra civil que aún asola Sudán.
25 March 2025
Un niño con sudadera azul claro frente a una regla mientras un hombre con mascarilla y guantes mide su estatura

Mohamed, un refugiado sudanés de dos años con anemia, es examinado en una clínica de El Cairo gestionada por Refuge Egypt, socio de ACNUR.

La crisis mundial de financiación humanitaria ha forzado a que ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, suspenda el apoyo vital a la población refugiada en Egipto, dejando a decenas de miles de personas – entre ellas muchas que huyeron de la guerra en Sudán – sin acceso a tratamiento médico vital, servicios de protección infantil y otros tipos de ayuda.

La falta de fondos disponibles y la gran incertidumbre sobre el nivel de las contribuciones de los donantes este año han forzado a ACNUR a suspender todos los tratamientos médicos para las personas refugiadas en Egipto, excepto los procedimientos de emergencia para salvar vidas, lo que ha afectado a unos 20.000 pacientes. Las suspensiones incluyen cirugía de cáncer, quimioterapia, cirugía cardíaca y medicación para enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión.

Entre la población más afectada estarán las personas refugiadas de Sudán que huyeron a Egipto tras el estallido de un brutal conflicto entre las Fuerzas Armadas Sudanesas y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido en abril de 2023. Egipto ha acogido a más de 1,5 millones de sudaneses que escapaban de la que es ahora la peor crisis humanitaria del mundo – más que ningún otro país –, entre ellos unos 670.000 registrados en ACNUR. En total, más de 12,5 millones de sudaneses se han visto forzados a abandonar sus hogares, incluidos más de 3,7 millones de refugiados que huyeron a otros países.

‘Muchos morirán’

Uno de los que ahora temen por su futuro debido a los recortes es Abdelazim Mohamed, de 54 años, quien huyó de la capital de Sudán, Jartum, con su esposa durante los primeros meses de la guerra, en parte porque le resultaba imposible encontrar tratamiento para su grave y prolongada enfermedad cardiaca.

“Cuando la vida se hizo insoportable en mi país, sobre todo porque no había centros de salud en funcionamiento y encontrar medicinas era muy difícil, sentí que quedarme en Sudán con mi enfermedad sería un suicidio”, cuenta.

El Oficial de Salud Pública de ACNUR en El Cairo, Jakob Arhem, explicó que, además de escapar del conflicto y la violencia, el acceso a la atención médica era un factor clave para muchas de las personas refugiadas sudanesas que han llegado a Egipto. “El sistema de salud sudanés fue una de las primeras cosas que se derrumbó tras el inicio de los combates, y muchas de las familias que huyeron lo hicieron con miembros enfermos que ya no podían encontrar tratamiento en Sudán”, explica.

Sin embargo, aunque las personas refugiadas tienen acceso al sistema nacional de salud egipcio, muy pocas pueden permitirse pagar los costos que conlleva, añadió Arhem.

“ACNUR estableció programas que ponen a disposición de los refugiados determinados servicios médicos que de otro modo no podrían permitirse”, señala. “Las consecuencias para quienes dejarán de recibir nuestro apoyo son difíciles de medir, [pero] muchos de ellos no podrán encontrar los medios para pagar por sí mismos la atención médica y se enfermarán más, se debilitarán y muchos morirán”.

“Cerrar actividades que sabes que salvan vidas es muy duro, y todo lo contrario de lo que quiere hacer cualquiera que haya elegido trabajar como humanitario”.

'No sé si lo lograré'

Después de dejar atrás su cómodo hogar y sus vidas, Abdelazim y su esposa viven ahora en un pequeño apartamento alquilado en el extenso barrio de Faisal, en El Cairo, a medio camino entre el centro de la ciudad y las antiguas pirámides de Giza.

Tras registrarse en ACNUR en El Cairo poco después de su llegada, Abdelazim fue remitido al socio médico de la agencia y se le diagnosticó una cardiomiopatía y una cardiopatía isquémica. Se sometió con éxito a dos intervenciones para colocarle stents en las arterias coronarias. “Me estaba muriendo lentamente, y lo sabía, pero después de las intervenciones, por fin podía verme viviendo saludablemente todo el tiempo que debía”.

Pero ahora que ACNUR no puede proporcionarle los medicamentos que mantienen bajo control su enfermedad subyacente, le preocupa que se le esté acabando el tiempo. “He luchado mucho para sobrevivir, pero ahora no sé si lo lograré. Si no puedo pagar los medicamentos, ¿qué será de mí? ¿Qué le pasará a mi esposa si me ocurre algo?”.

El año pasado, ACNUR recibió menos del 50 por ciento de los 135 millones de dólares estadounidenses que necesitaba para ayudar a los más de 939.000 refugiados y solicitantes de asilo registrados procedentes de Sudán y otros 60 países que ahora viven en Egipto. Pero la drástica reducción de la financiación humanitaria desde principios de este año ha provocado una escasez crítica, que ha forzado a ACNUR a tomar decisiones imposibles sobre qué programas vitales suspender o mantener.

En la actualidad, ACNUR está dando prioridad a las actividades vitales y ayudando a los grupos más vulnerables, como la niñez no acompañada y supervivientes de violencia sexual y tortura. Sin embargo, sin un aumento urgente de la financiación, incluso estos programas están amenazados.

Farah Nassef, Oficial de Protección Infantil de ACNUR en Egipto, describió el caso de un joven sudanés que había llegado como menor no acompañado. Recibía atención a tiempo completo por sus discapacidades mentales y físicas, pero el apoyo le fue retirado recientemente debido a la actual situación de financiación.

“Al no tener familia ni apoyo comunitario, esto significa que quedará en una situación extremadamente grave y difícil”, señala Nassef. “Vemos casos así día tras día... Ves a las personas en algunos de los peores días de su vida, y a menudo no puedes ayudarles con todo lo que piden, o el apoyo que puedes proporcionarles simplemente no es suficiente”.

ACNUR insta a todos los donantes – incluidos gobiernos, empresas privadas e individuos  a que apoyen urgentemente a las personas refugiadas y desplazadas de todo el mundo, que ya están sufriendo el devastador impacto de la reducción de la financiación y el apoyo.

“Las necesidades de las personas refugiadas que huyen de Sudán crecen día a día, pero la financiación no sigue el mismo ritmo”, declaró Marti Romero, Representante Adjunto de ACNUR en Egipto. “Egipto está sometido a una enorme presión y los servicios esenciales están al límite. Sin una acción internacional inmediata, tanto los refugiados como las comunidades que los acogen se enfrentarán a dificultades aún mayores. Necesitamos un apoyo urgente y sostenido para evitar que esta crisis empeore”.

Millones de personas refugiadas y desplazadas en todo el mundo corren el riesgo de perder el acceso a la ayuda vital debido a los brutales recortes en la financiación humanitaria global. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, tiene el conocimiento, la experiencia y la determinación para seguir protegiendo a las personas que se han visto forzadas a huir, pero necesitamos urgentemente que los donantes –particulares, empresas y gobiernos – den un paso al frente. Por favor, dona hoy para ayudarnos a llegar a las personas más vulnerables. Hay vidas que dependen de ello.