Nuevos ataques causan pérdidas y desplazamientos entre personas libanesas y sirias
Nuevos ataques causan pérdidas y desplazamientos entre personas libanesas y sirias
Los atentados son los más intensos desde 2006, con ataques aéreos israelíes contra decenas de ciudades de todo el país, incluidos el sur del Líbano, la Bekaa y los suburbios del sur de Beirut. Cientos de personas han muerto y miles más han resultado heridas durante los últimos nueve días de ataques, mientras las calles de Beirut, la capital, se llenan de personas que intentan encontrar un lugar seguro donde resguardarse con sus familias.
Ali Trad, un libanés de la ciudad de Maarakeh, en el distrito de Tiro, al sur del Líbano, estaba ayudando a su vecino a hacer sus maletas y huir cuando comenzó un ataque aéreo. Tomó a su nieto y huyó, dejando atrás todas sus pertenencias. Tardaron 18 horas en llegar a Beirut, un viaje que normalmente les llevaría una hora y media en auto, durante el cual presenció escenas de sufrimiento mientras los autos se sobrecalentaban en el tráfico y las personas buscaban a sus hijos perdidos. “Fue muy, muy difícil... indescriptible”, señaló.
“Toda la preocupación y el miedo que tengo es por su seguridad”, añadió, señalando al niño que llevaba en brazos. “Gracias a Dios pudimos huir”.
La drástica escalada de las hostilidades se suma a una serie de crisis que han azotado Líbano en los últimos años, como la explosión del puerto de Beirut en 2020, la pandemia de COVID-19 y una prolongada crisis económica que ha sumido en la pobreza al 44 por ciento de la población. Líbano acoge también a cerca de 1,5 millones de personas refugiadas sirias, muchas de las cuales se ven ahora forzadas a huir de nuevo.
Hameeda Al Mohammad, quien llegó a Líbano desde Siria hace una década, huyó de los bombardeos en el sur con sus tres hijas y llegó a Beirut la semana pasada. Pasaron su primera noche en la ciudad durmiendo a la intemperie tras ser rechazadas de varias escuelas que funcionaban como albergues y que ya estaban llenas.
“Cada vez que preguntábamos por escuelas o un lugar donde quedarnos, nos decían que no era posible, hasta que llegamos a esta escuela donde nos dijeron que tenían espacio para mí y mis hijas”, comentó. “No empaqué nada, solo la ropa que llevamos puesta”.
“Me recuerda mucho a la guerra en Siria”, añadió. “Vivimos ese periodo con dificultad, y ahora es aún más duro”.
La situación en la frontera con Siria también es caótica, con vehículos hacinados en largas filas y grandes aglomeraciones de personas esperando a ser procesadas. Se estima que al menos 130.000 personas han cruzado a Siria desde el 23 de septiembre, alrededor del 60 por ciento de ellas sirias, y el resto libanesas y de otras nacionalidades.
Wahiba abandonó la casa que comparte con su hijo, su nuera y su nieto en el sur de Beirut cuando se intensificaron los ataques. Pasaron tres días esperando en la frontera y durmiendo a la intemperie antes de cruzar de nuevo al país del que habían huido años atrás.
“Lloré cuando salí de casa. Lloré por nosotros, y lloro por la situación en la que hemos acabado”, relató. “Dejamos nuestro país por la guerra, en busca de seguridad, pero no hay seguridad”.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está presente en cuatro puestos fronterizos, junto con las autoridades locales y la Media Luna Roja Siria, proporcionando alimentos, agua, mantas y colchones a las personas recién llegadas.
Dentro de Líbano, la agencia está apoyando los esfuerzos de respuesta del gobierno libanés mediante la distribución de artículos de emergencia, como mantas y colchones, la prestación de servicios de protección jurídica y social, y la realización de mejoras en los albergues. ACNUR también ha estado apoyando a la población desplazada con ayuda en efectivo.
Dado que es probable que el número de personas desplazadas siga aumentando, se requieren urgentemente más fondos para responder a la creciente demanda de más albergues, artículos de socorro, atención médica, ayuda en efectivo y servicios de protección. El 1 de octubre, el gobierno libanés y las agencias humanitarias, entre ellas ACNUR, lanzaron un llamamiento de financiación por valor de 425 millones de dólares estadounidenses para asistir a un millón de personas afectadas por la crisis durante los próximos tres meses.