Dobles turnos de clases despiertan la esperanza de los jóvenes refugiados en el Líbano
Dobles turnos de clases despiertan la esperanza de los jóvenes refugiados en el Líbano
ZGHARTA, el Líbano, 24 de febrero (ACNUR) – "Maliki, amor mío", canta Omar, un niño sirio. Es una canción popular árabe, pero la declaración de amor hacia su profesora libanesa favorita, Maliki, es un añadido especial.
Los niños de toda Siria han visto interrumpida su infancia a causa de la guerra en su país. Ahora, para Omar hay un soplo de esperanza. Al refugiado le va muy bien en una nueva escuela de Zgharta, al norte del Líbano. La escuela constituye un santuario para Omar y sus compañeros. Los dibujos de los niños decoran las paredes y los profesores irradian bondad y entusiasmo por sus alumnos a pesar de tener que trabajar turnos dobles para satisfacer la fuerte demanda.
Los cerca de 2,5 millones de refugiados registrados en la región (casi la mitad de los cuales son menores de 18 años) han sometido al país a una presión enorme para ofrecer oportunidades educativas. En el Líbano, un tercio de los más de 930.000 refugiados sirios están en edad escolar primaria.
Cuando intentaban acoger a las nuevas llegadas, las escuelas locales se saturaron y los nuevos alumnos no pudieron matricularse. "He visto clases del primer turno en las que no cabía ni un solo pupitre más", afirma Bathoul Ahmed, oficial de información pública de ACNUR.
La solución para más de 27.000 niños sirios residentes en el Líbano ha llegado de la mano de las 74 escuelas en las que ahora se ofrece un segundo turno escolar, lo que permite a más jóvenes sirios proseguir sus estudios. El programa se puso en marcha de forma experimental en la ciudad de Arsal el año pasado, y en noviembre el Ministro de Educación, con el apoyo de ACNUR, lo aplicó por todo el país.
Su éxito reside en la dedicación de los profesores libaneses que, como Maliki, la favorita de Omar, se preocupan por que los niños sirios reciban el mismo nivel de educación que sus compañeros del Líbano. A los alumnos también se les otorgan títulos de las escuelas públicas libanesas, lo que garantiza que se reconozca su educación.
Aunque ya tiene siete años, Omar nunca había asistido a la escuela primaria antes de matricularse aquí, en Zgharta. En clase se sienta con su hermana mayor, Majed, que lo vigila de forma protectora. Dos de sus otros hermanos están en otra clase. El estudio los ayuda a alejar la mente de Homs, su ciudad natal, de donde huyeron hace más de un año.
El hecho de que muchos niños sirios hayan pasado tanto tiempo sin recibir educación ha obligado al Líbano a instaurar programas de enseñanza acelerada destinados a 15.000 alumnos con el objetivo de ayudarlos a recuperar los años perdidos y, así, hacer que su educación vuelva a la normalidad.
Las escuelas que ofrecen dos turnos imparten clases de árabe, francés, matemáticas, ciencias, sociedad civil y geografía, y acogen a niños de entre 6 y 14 años. Después, se espera que los estudiantes que deseen continuar con sus estudios en el país dominen el francés lo suficiente como para acceder a la educación secundaria general y menos concurrida.
La lengua francesa es muy popular entre los niños; es la asignatura favorita de Omar. Durante el mes que lleva asistiendo a la escuela, ya ha aprendido muchas palabras y frases e incluso ha recitado los nombres de formas y números delante de la clase.
Con 270.000 niños en edad escolar registrados en ACNUR en el Líbano, todavía queda trabajo por hacer. El mes pasado, ACNUR, UNICEF y Save the Children, junto con otras organizaciones socias, solicitaron US$ 1.000 millones para la campaña "Que no se pierda una generación" #NOlostgeneration, que se destinarán a financiar la aplicación de una estrategia de educación y protección de los niños afectados por el conflicto sirio.
Durante el año escolar 2013-2014 se espera que se inauguren 10 escuelas más, lo que brindará la oportunidad de retomar los estudios a otros 4.000 alumnos del Líbano. Si los hace tan felices como a Omar, merece los US$ 650 al año que cuesta educar a un niño.
"Me gusta mucho la escuela", afirma. Le encanta montar en bicicleta, pero no tanto como ir a clase. "Siempre estoy deseando que sean las 2 de la tarde para poder ir a la escuela. Tengo algunos amigos (Ali, Ahmed y Hussein), pero prefiero los días en los que tengo clases".
En la región, más de 550.000 niños sirios están inscritos en actividades educativas en los principales países de acogida, a saber, el Líbano, el Iraq, Jordania y Turquía. En el Kurdistán iraquí, el Ministro de Educación ha instaurado el segundo turno en siete escuelas de la ciudad de Erbil.
Por Emma Beals en Zgharta, el Líbano
Gracias a la Voluntaria en Línea Sara Pérez Martínez por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.