Entrevista: El coordinador de ACNUR para la crisis de Malí espera lo mejor y se prepara para lo peor
Entrevista: El coordinador de ACNUR para la crisis de Malí espera lo mejor y se prepara para lo peor
GINEBRA, 29 de octubre (ACNUR) – Desde que comenzara en enero, la rebelión en el norte de Malí ha obligado a más de 300.000 personas a huir de sus hogares. Muchos malienses están buscando refugio en zonas ligeramente más seguras en el sur del país, mientras que un número aún mayor ha huido a países vecinos. Valentin Tapsoba, coordinador de ACNUR para la situación de Malí, ha pasado casi todo el año supervisando los esfuerzos para garantizar la seguridad y protección de las personas desplazadas. Está a cargo de una operación de ayuda humanitaria masiva que se extiende por una vasta porción del Sahel, incluyendo Argelia, Burkina Faso, Malí, Níger y Mauritania.
Valentín Tapsoba está ubicado en Dakar, Senegal, pero recientemente visitó algunas capitales europeas para reunirse con donantes y periodistas para abogar por una sólida respuesta humanitaria a la emergencia de Malí. Durante su paso por Ginebra, Valentín Tapsoba habló con Christopher Reardon, editor digital de la Agencia de la ONU para los Refugiados.
¿Cómo son las condiciones para los refugiados en Burkina Faso, Níger y Mauritania?
Una de nuestras mayores preocupaciones es el agua. En una situación de emergencia, deberíamos ofrecer al menos 15 litros por persona y día, pero en Níger estamos por debajo de ese nivel. En Burkina la media de reparto de agua es de más o menos 17 litros por persona al día. Estamos intentando aumentar el abastecimiento diario de agua a 20 litros por persona, porque el agua es vida. Si no tienes agua potable, puedes contagiarte de cólera y otras muchas enfermedades.
También afrontamos un gran reto en términos de educación. Muchos estudiantes perdieron su año escolar 2011-2012. Ahora estamos tratando de ver con UNICEF la posibilidad de firmar un memorando de entendimiento para que se pueda iniciar el año escolar 2012-2013. La educación es una herramienta de protección, y no queremos que los estudiantes se queden sentados sin tener nada que hacer y que puedan ser reclutados por Ansar Dine o MUJAO, dos de los grupos insurgentes en el norte de Malí.
¿Qué es lo que impide al ACNUR proveer suficiente agua?
Con respecto al agua, el primer problema son los recursos. Hemos presentado un llamamiento por valor de 153,7 millones de dólares, pero apenas hemos conseguido 64 millones – menos del 50% de lo necesario-. El segundo reto es la ubicación. En el Sahel puedes perforar pozos, pero es posible que no encuentres agua. Incluso en el caso de que encuentres agua, puede que esté muy salada y necesites tratarla, o puede que no haya suficiente cantidad para atender a las necesidades de los refugiados, las comunidades de acogida y los animales. Por ejemplo, cuando los refugiados huyeron a Burkina, también llevaron consigo su ganado. Tienes que ofrecer agua también al ganado, porque son una importante fuente de resiliencia para los refugiados.
Si el suministro de agua ya resulta escaso, así como el acceso a la educación, ¿qué pasará si los combates en Malí se intensifican y huyen más personas?
No es cuestión de si habrá una intervención de ECOWAS (Comunidad Económica de Estados de África Occidental, formada por 15 miembros). La pregunta es cuándo ocurrirá. Lo más probable es que se produzca un flujo masivo de refugiados hacia países vecinos, no sólo a Burkina Faso, Níger y Mauritania, sino incluso a Costa de Marfil, Guinea y Senegal. Por este motivo estamos preparando planes de contingencia para poder estar preparados ante los diferentes escenarios. Tenemos que presentar estos posibles contextos ante la comunidad internacional para recaudar más fondos y dar a conocer que esta situación aún no ha acabado. Puedo decir que acaba de comenzar.
¿ACNUR está desempeñando también un papel en Malí, ayudando a desplazados internos?
Sí, ACNUR está desempeñando un papel en Malí en el marco del grupo de trabajo interagencial por áreas de especialización. Somos la agencia líder en materia de protección, lo que significa que estamos realizando la elaboración de perfiles de los desplazados internos para que todas las agencias puedan tener una idea clara de la estructura familiar en cuanto a número de miembros, así como de sus lugares de origen. Además, ACNUR ha almacenado en Mopti artículos humanitarios no alimenticios tales como esteras, bidones, cubos, lonas plastificadas, utensilios de cocina, sábanas y mosquiteras para su distribución a unos 40.000 desplazados internos en la región de Mopti.
¿Ha recibido alguna indicación por parte de los gobiernos de los países vecinos sobre si en algún momento devolverán a las personas que han llegado tras la crisis en Malí?
Los gobiernos de Burkina Faso, Mauritania y Níger, así como sus poblaciones, han abierto sus fronterasy sus corazones para recibir a los refugiados que huyen desde Malí. Estos países son firmantes de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiado de 1951, y por lo tanto no cerrarán sus fronteras. Pero si se produce una intervención militar en el norte de Malí, Al Qaeda y los terroristas puede que tomen las mismas rutas de escape que los refugiados. Esto es particularmente preocupante para nosotros en el terreno, porque si se cierran las fronteras puede que se esté bloqueando la llegada de personas que realmente necesitan protección internacional.
¿Está satisfecho con el nivel de cobertura que están dando los medios de comunicación a la emergencia de Malí?
No, no estamos satisfechos. Cuando te levantas por la mañana y enciendes la radio o la televisión, te das cuenta de que hay cobertura de Siria por parte de la BBC, CNN, Al Jazeera, etc. Pero rara vez escuchas algo de Malí. Sé que el acceso es muy complicado, pero un niño refugiado que sale de Malí y se dirige a Burkina o Mauritania o Nigeria tiene las mismas necesidades básicas de protección y asistencia que un niño sirio que va a Jordania, el Líbano o Turquía. Los refugiados de Malí están traumatizados y no deberían ser olvidados.