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ACNUR alerta de que la falta de recursos crónica contribuye a una nueva crisis en Burkina Faso

Notas de prensa

ACNUR alerta de que la falta de recursos crónica contribuye a una nueva crisis en Burkina Faso

7 April 2020
Zeinabou Sawadoga tiene 42 años y es desplazada interna. Actualmente vive con su familia al raso en el patio que les están cediendo unos familiares en Kaya, en Burkina Faso. En estos momentos está buscando cobijo en esta localidad.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha alertado de que hay más vidas en riesgo en las regiones del Sahel y del Centro-Norte en Burkina Faso, donde cientos de miles de personas desplazadas, entre ellas niños y niñas pequeños, se ven obligadas a dormir al raso, expuestas a la merced de las condiciones climáticas.

Se estima que unas 350.000 personas necesitan contar urgentemente con acceso al agua y a espacios de alojamiento adecuados para poder lidiar con las condiciones del clima desértico en áreas remotas de Burkina Faso. La situación reciente de inseguridad está llevando cada día a más personas a abandonar sus hogares.  

ACNUR ya había mostrado su preocupación por la amenaza que supone para una situación de desastre humanitario la carencia de recursos crónica. La pandemia del COVID-19 está agravando la que ya es una compleja mezcla de crisis.

ACNUR trabaja a contrarreloj para evitar más sufrimiento humano. Las personas que se encuentran en lugares remotos y lidiando con condiciones climáticas severas necesitan desesperadamente cobijo. Desde ACNUR se hace un llamamiento a todos los actores humanitarios para incrementar los recursos.

La de Burkina Faso es en estos momentos la crisis de desplazamiento que más rápido crece en el mundo, con cerca de 840.000 personas desplazadas por el conflicto y la sequía en los últimos 16 meses. Solo en el mes de marzo cerca de 60.000 personas se vieron obligadas a abandonar sus hogares.  

A pesar de los refuerzos en el despliegue de fuerzas de seguridad, los grupos armados continúan sembrando el terror en las regiones del Centro-Norte y del Sahel en Burkina Faso, atacando sin distinción tanto a policías y militares, como a civiles, escuelas, centros de salud, docentes y personal sanitario

El equipo de ACNUR escucha con frecuencia relatos desgarradores por parte de quienes sobreviven y huyen. Los civiles dan detalles terribles sobre lo que acontece en los ataques contra sus poblaciones, en los que se asesina a hombres y jóvenes, se viola a las mujeres, se saquean los hogares y se destruyen las escuelas y otros edificios.

ACNUR está trabajando junto con las autoridades locales y otros socios humanitarios para proporcionar rápidamente soluciones adicionales en materia de alojamiento y material de ayuda humanitaria a las personas desplazadas, pero dada la inseguridad creciente y la limitación de recursos va a resultar complicado poder llegar hasta todas las personas que lo necesitan. Muchas de las personas desplazadas viven en condiciones atroces en lugares masificados. Muchas de ellas viven y duermen bajo los árboles.

La inseguridad generalizada tiene un impacto negativo sobre la respuesta humanitaria, ya que obstaculiza gravemente la capacidad de los actores humanitarios para acceder a las personas en situación de necesidad, tanto aquellas que se han visto obligadas a huir como las comunidades que las acogen. Todas ellas necesitan desesperadamente alojamiento, alimentos, agua, protección, atención sanitaria y educación.

El sistema sanitario de Burkina Faso se ha visto gravemente afectado en un momento en el que el país también hace frente a la pandemia del coronavirus. Desde la semana pasada las fronteras permanecen cerradas, y se han restringido los movimientos desde y hacia los pueblos y ciudades en las que hay casos confirmados de coronavirus.

Además de reforzar los esfuerzos en el Sahel para garantizar la protección de quienes huyen de la violencia, ACNUR también está adaptando sus operaciones en el terreno para apoyar la respuesta nacional ante la emergencia de salud pública para incluir a las personas refugiadas, desplazadas internas y comunidades de acogida.

Hasta el momento ACNUR ha proporcionado alojamiento a cerca de 50.000 personas desplazadas y sigue trabajando sin pausa para llegar a todas las personas que lo necesitan.  

La falta de agua constituye otro importante desafío en la región del Sahel. ACNUR está construyendo instalaciones con capacidad para almacenar unos 15.000 litros de agua cerca de la ciudad de Dori, en la región del Sahel, al tiempo que continúa trabajando con las autoridades locales para poder conectar los asentamientos de desplazados a la red nacional de abastecimiento de agua.

En coordinación con las autoridades de Burkina Faso, ACNUR también está estudiando la posibilidad de reubicar a las personas desplazadas en el campamento de refugiados de Goudoubo, en Dori, en la región del Sahel, dado que algunos de los desplazados están viviendo en esta ciudad situada a apenas unos kilómetros, así como en los alrededores. El campamento quedó vacío hace menos de dos semanas después de que los refugiados malienses que allí se encontraban regresaran a Malí tras una serie de atentados y un ultimátum. El campamento ya cuenta con instalaciones de agua potable, saneamiento y salud disponibles.

Se pueden descargar imágenes de video con calidad para TV desde la plataforma de contenido de ACNUR Refugees Media.

 

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