El programa que salva vidas ofreciendo a las personas refugiadas una vía segura hacia Italia
No era una llegada cualquiera al bullicioso aeropuerto principal de Roma. Estas 15 familias tienen la oportunidad de empezar una nueva vida gracias a una colaboración única llamada Corredores Humanitarios.
Al principio, mientras entraban en la terminal tras el aterrizaje de su vuelo desde el Líbano, parecían nerviosos, con dudas sobre cómo serían recibidos.
Pero un grupo de personas voluntarias les recibieron nada más cruzar la puerta de llegadas. Dieron la bienvenida a los 77 refugiados, empleando incluso la palabra “bienvenidos” en árabe. Los voluntarios tenían flores y aperitivos para ellos, y globos para los niños y niñas. Enseguida se generó un ambiente más relajado y distendido.
“Antes de llegar tenía miedo”, contó una mujer al poco de aterrizar con su marido y su hijo de cuatro años. “No conocía a nadie. No sabía si tal vez no serían muy amables…Cuando entré (al aeropuerto) y vi la bienvenida y a la gente sonriendo, dejé de estar asustada”.
En Italia, este programa es posible gracias a un acuerdo entre un consorcio de organizaciones religiosas; la comunidad de Sant’Egidio, Caritas Italiana, la Federación de Iglesias Evangélicas en Italia (FCEI) y la Mesa valdense, junto con los ministerios italianos del Interior y de Exteriores. Este programa se ha extendido a otros países de Europa.
"Cuando entré y vi la bienvenida y a la gente sonriendo, dejé de estar asustada".
El programa ha sido seleccionado como ganador regional por Europa del Premio Nansen para los Refugiados de ACNUR, un prestigioso galardón anual que rinde homenaje a quienes realizan esfuerzos extraordinarios para asistir a las personas refugiadas y desplazadas. El programa Corredores Humanitarios ha sido premiado por patrocinar a personas refugiadas para su reasentamiento en Italia y que puedan empezar una nueva vida.
En menos de cuatro años, los Corredores Humanitarios han conseguido traer más de 2.000 personas hasta Italia y otras 350 a Francia, de forma legal y con un visado humanitario en mano. Un acuerdo recientemente firmado, permitirá que viajen otros 600 refugiados y otras personas vulnerables desde Jordania, Líbano, Etiopía y Níger
A su llegada solicitan asilo y, hasta el momento, casi todos ellos han recibido la protección internacional como refugiados.
El número de refugiados en una situación extrema de vulnerabilidad que no pueden permanecer en los países de acogida en los que se encuentran ni volver a sus casas, es cada vez mayor. Se necesitan de manera urgente vías legales que les permitan ser reasentados en otros países. Ahí radica la importancia de los programas de patrocinio como Corredores Humanitarios, que ofrecen una solución a quienes se encuentran en una situación de alto riesgo.
Para ayudar a que los refugiados puedan llegar a ser autosuficientes y que se integren con facilidad en la sociedad italiana, la organización ofrece un año de apoyo que incluye el alojamiento, asistencia legal y clases para aprender el idioma. Todo esto se financia a través de sus fondos privados.
“Con este programa buscamos promover la solidaridad entre las personas, compartiendo las responsabilidades con las instituciones. Esperamos de verdad que las vías seguras se conviertan en la norma y dejen de ser la excepción”, comentó Oliviero Forti, responsable de la oficina de políticas de migración y protección internacional de Caritas Italiana.
Simone Scotta, de 33 años, es un italiano que trabaja para FCEI en Beirut, donde asiste en la selección de los refugiados sirios en el Líbano que pueden participar en el programa. La decisión se toma principalmente en función de las necesidades humanitarias. Además, Simone les acompaña en cada vuelo a Italia.
Algunas de las personas refugiadas han perdido sus hogares, otras a familiares, algunas han sido encarceladas y torturadas, mientras que otras padecen graves problemas de salud, cuenta. A pesar de todo el sufrimiento del pasado, Simone Scotta comparte que ha encontrado satisfacción en ayudar a las personas a rehacer sus vidas.
“El momento que me hace más feliz es el despegue del avión. Eres consciente de las cosas por las que han pasado los refugiados en Siria y el Líbano. Creo que es justo que tengan una segunda oportunidad”, dice Simone Scotta.
Un ejemplo común es el de una familia siria de Damasco: el padre recibió un disparo en el pecho en Siria y huyó junto a su mujer al Líbano, donde nació su hijo, que ahora tiene cuatro años. Fueron seleccionados por FCEI entre aquellas personas que presentaban una situación de mayor vulnerabilidad y ahora tienen la posibilidad de empezar de cero.
“No es fácil rehacer tu vida a los 43 años”, expresa el padre, quien pide que no se utilice su nombre real para proteger su identidad. “Pero esta gente (las organizaciones) depositó en mí su confianza. Debo ser digno de esa confianza y ser una buena persona en este nuevo lugar”, cuenta, añadiendo que quiere trabajar en el sector agrícola.
"Esperamos de verdad que las vías seguras se conviertan en la norma".
El origen de los Corredores Humanitarios se remonta al naufragio de un barco con refugiados y migrantes a bordo frente a las costas de la isla italiana de Lampedusa el 3 de octubre de 2013. Murieron más de 300 personas. El naufragio consternó al país, en parte porque ocurrió junto a su litoral.
“Fue un punto de no retorno. Toda la comunidad vivió ese momento de vergüenza. Entonces tuvimos la idea de encontrar otra forma de organizar las cosas para los refugiados”, cuenta Maria Quinto, de Sant’Egidio.
Si bien en la actualidad el programa solo cubre una parte del total de llegadas de solicitantes de asilo, las organizaciones que lo componen están trabajando de forma activa para poder ofrecer a cada vez más personas una alternativa más segura frente a los peligrosos viajes para cruzar el mar. Las organizaciones que forman parte de la iniciativa esperan que se pueda extender a los refugiados detenidos en Libia.
“Creo que no se debe abolir el concepto de que se puede venir y solicitar asilo”, dice Quinto. “Lo que podemos conseguir es reducir ese flujo (de personas que llegan por mar) si ofrecemos vías seguras”.
El Premio Nansen para los Refugiados recibe su nombre del explorador y humanitario noruego Fridtjof Nansen, el primer Alto Comisionado para los Refugiados, que fue nombrado por la Sociedad de Naciones en 1921. El objetivo el premio es difundir los valores de la perseverancia y el compromiso ante la adversidad que le caracterizaron.
El día 2 de octubre se anunciará al ganador global del galardón, quien será presentado por ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, y recibirá el premio en una ceremonia en Ginebra el 7 de octubre.
Puedes conocer al resto de ganadores regionales del Premio Nansen para los Refugiados 2019 en este enlace.