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África Occidental y Central: ACNUR intensifica esfuerzos ante el doble reto de los conflictos y el coronavirus que amenaza a millones de personas

Notas de prensa

África Occidental y Central: ACNUR intensifica esfuerzos ante el doble reto de los conflictos y el coronavirus que amenaza a millones de personas

17 April 2020
Estos dos refugiados cameruneses forman parte del equipo de voluntarios de la comunidad de refugiados y población de acogida que promueven prácticas de higiene y del comité de agua y saneamiento en el asentamiento de refugiados de Ukende, en Nigeria. ACNUR ha proporcionado formación para reforzar las capacidades de estos voluntarios para contribuyan activamente a la sensibilización sobre la prevención de COVID-19 entre los refugiados y la comunidad de acogida.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, ha reforzado sus esfuerzos en África Occidental y Central para proteger a millones de personas en situación de vulnerabilidad ante los nuevos riesgos que se plantean por los efectos combinados de los conflictos y la pandemia del coronavirus.

El COVID-19 ha agravado los retos en una región que ya hace frente a una de las mayores crisis humanitarias del mundo y que cuenta con más de nueve millones de personas desplazadas forzosas. La pandemia ha llevado al cierre de fronteras y ha impuesto una presión aún mayor sobre sistemas sanitarios frágiles y economías débiles.

ACNUR ha intensificado su apoyo a los gobiernos para ayudar a responder ante el deterioro de la crisis humanitaria. Nuestra prioridad es garantizar el acceso a la seguridad y tratar de mitigar el impacto de la pandemia.

Las regiones de África Occidental y Central cuentan con una de las mayores poblaciones de personas desplazadas en África, con cerca de 5,6 millones de desplazados internos, 1,3 millones de personas refugiadas, 1,4 millones de retornados que continúan necesitando asistencia, y 1,6 millones de personas apátridas.  

Hasta el momento, los 21 países de la región han informado de una cifra total de unos 5.000 casos positivos de COVID-19 y de más de 100 fallecimientos desde que se detectara el primer caso el 28 de febrero de 2020. Por ahora, parece que solo se han visto afectadas las comunidades de acogida, y no se tiene constancia de ningún caso entre las personas desplazadas.

No obstante, la ausencia de acciones concretas y coordinadas para prevenir un brote podría generar una catástrofe humanitaria y un aumento significativo del número de afectados.

En la región del Sahel en África Occidental, los conflictos armados y los ataques contra la población civil han desplazado a cerca de 3 millones de personas, de los cuales cerca de un millón lo han hecho desde enero de 2019, y más de 5 millones de personas sufren ahora escasez de alimentos.

Los países han adoptado de forma oficial distintos niveles de restricción para la movilidad internacional, tanto cierres fronterizos totales como parciales, y cuarentenas obligatorias para los viajeros que ingresen en los países. 

Aunque las restricciones por COVID-19 no van dirigidas específicamente hacia las personas refugiadas y solicitantes de asilo, ACNUR ha expresado su preocupación por que las medidas implementadas en la región puedan llevar a las personas que necesitan protección internacional a intentar cruzar las fronteras de maneras aún más arriesgadas y peligrosas.

Las restricciones de movimiento, la desaceleración o incluso el parón de las actividades económicas tendrán probablemente un impacto mayor sobre las personas refugiadas y desplazadas internas, dado que la mayoría forma parte de sectores informales, y tradicionalmente siempre se encuentran entre los más afectados durante emergencias de salud pública.

En ACNUR también preocupa la posibilidad de que las personas que han huido en busca de seguridad sean enviadas de vuelta a situaciones de peligro, ya que los desplazamientos potenciales de personas de Malí, Nigeria, Níger, Camerún y Sudán que necesitan protección internacional podrían verse afectados por estas restricciones.

Además de la precaria situación de seguridad (especialmente en el Sahel y en la cuenca del lago Chad), las restricciones por COVID-19 también están mermando los esfuerzos humanitarios para ofrecer apoyo y asistencia a las personas en situación de necesidad.

En Burkina Faso, los refugiados malienses abandonaron el campamento en Goudoubo huyendo de los ataques de grupos armados. Algunos se alojaron en instalaciones para desplazados internos dentro de Burkina Faso que se encuentran saturadas. Otros se encuentran en paradero desconocido. Actualmente, las actividades desarrolladas por ACNUR, como la entrega de tarjetas de identificación y otros procedimientos administrativos, también se han tenido que interrumpir.

En la República Centroafricana, el personal de ACNUR informa de que los grupos armados están forzando a las personas desplazadas a regresar a sus lugares de origen en algunas localidades, culpándoles de la posible expansión del virus COVID-19.

En Malí se han suspendido temporalmente las campañas sobre violencia sexual y de género (VSG), derechos humanos y cohesión social desarrolladas por ACNUR y sus socios para limitar las concentraciones de personas.

En Níger, la pandemia ha restringido todavía más el acceso humanitario, ya de por sí limitado en las regiones norteñas de Tahoua, Tillabery y Diffa por el incremento de la violencia. El reasentamiento de personas refugiadas vulnerables evacuadas desde Libia, y que en estos momentos se encuentran en tránsito, se ha suspendido temporalmente por las rígidas restricciones de viaje adoptadas en todo el mundo. 

A pesar de los desafíos presentes en toda la región, ACNUR y su personal en primera línea sigue trabajando. Bajo el lema “Stay and Deliver” (permanecer y responder), se están adaptando las operaciones para llegar hasta las personas que se encuentran en una situación desesperada. Los equipos en el terreno están incorporando métodos de asistencia en remoto e integrando las ayudas económicas en efectivo para apoyar a la población desplazada, incluyendo a las personas afectadas por la violencia sexual y de género y a las mujeres en situación de riesgo. Estas medidas incluyen consultas telefónicas en línea con las recomendaciones de distanciamiento social para reducir el riesgo de contagio.

ACNUR está adaptando las actividades de educación como respuesta ante el cierre de colegios que ha afectado a más de 140 millones de niños y niñas en la región. Esta cifra incluye también a los niños y niñas desplazados integrados en los sistemas educativos nacionales.

La situación en Burkina Faso es especialmente dramática debido a que se están experimentando unos niveles de desplazamiento sin precedentes en el país. ACNUR está estudiando la posibilidad de reubicar a algunas de las personas que se encuentran en Dori en el campamento de refugiados de Goudoubo que, aunque en estos momentos se encuentra vacío, cuenta con infraestructuras de salud, agua y saneamiento.

En Camerún, los equipos encargados del registro en las regiones del Este y de Adamawa han desarrollado herramientas que les permiten retomar las actividades de registro de personas desplazadas tras una semana suspendidas.

Dado que las personas refugiadas que se encuentran en áreas urbanas se encuentran entre los más afectados por las restricciones de movimiento, ACNUR ha establecido una línea telefónica gratuita para organizar la recepción de refugiados y solicitantes de asilo mediante cita para el registro de recién nacidos y de documentación.  

En Chad, a petición del gobierno, se está considerando la posibilidad de llevar a cabo los registros mediante visitas domiciliarias en el nuevo campamento de Kouchaguine ubicado en la ciudad de Farchana. Se comparten regularmente materiales informativos y de sensibilización con los líderes comunitarios. ACNUR también está estableciendo un servicio para garantizar la continuidad de las actividades de protección de la infancia.

En la República Centroafricana, unos 30 coordinadores de protección están ayudando a garantizar la continuidad del seguimiento a pesar de la pandemia del COVID-19. También se ha establecido una línea telefónica junto con un mecanismo de alerta comunitario para seguir controlando las áreas principales a las que han regresado las personas desplazadas.

ACNUR planea distribuir más lonas plásticas aislantes, así como kits de ayuda, para descongestionar los emplazamientos para desplazados y facilitar el distanciamiento físico y social en estos lugares.

En Malí se mantienen las actividades en Tombuctú y otras localidades para sensibilizar sobre derechos de la infancia y la prevención del COVID-19, dirigidas a niños y niñas.

En Níger, ACNUR está trabajando junto a las autoridades para adquirir y distribuir materiales, como lápices y libretas, así como radios. Se ha creado una alianza con una emisora de radio local para dar continuidad a los programas educativos a través de radios comunitarias en todo el país. Se están elaborando programas autoaprendizaje y cuadernillos para los estudiantes de últimos cursos y para los refugiados nigerianos matriculados en centros de educación a distancia en la región de Diffa.

También en Níger, ACNUR está identificando campamentos que se encuentren superpoblados y ha comenzado la planificación de dichos campamentos para respetar las distancias necesarias entre alojamientos. En el campamento de Sayam Forage, el único campo de refugiados oficial en el país, se está construyendo un área de tránsito adicional.

Al noreste de Nigeria, continúan llegando refugiados retornados y solicitantes de asilo de países vecinos, incluso a pesar del cierre de fronteras. ACNUR está haciendo seguimiento junto con el gobierno para garantizar que se llevan a cabo controles médicos además del acceso al territorio.

Los campamentos para desplazados internos en el estado de Borno se encuentran saturados, lo que imposibilita el distanciamiento social. ACNUR está trabajando junto con el Programa de la ONU para el Desarrollo para contribuir a la expansión de los campamentos y del vallado en Banki, Ngala y en Bama.

No obstante, se necesita ayuda urgente para subsanar las principales carencias en la región. Se requiere más personal sanitario formado para respuesta en emergencias y unidades de tratamiento adecuadas, especialmente en áreas remotas en las que se acoge a refugiados y desplazados.

ACNUR, como parte del Plan Global de Respuesta Humanitaria de la ONU, ha lanzado una petición de emergencia de 255 millones de dólares estadounidenses para financiar intervenciones de emergencia para salvar vidas y para preparar la respuesta contra el virus COVID-19.

La oficina de ACNUR para África Occidental y Central cubre 21 países: Benín, Burkina Faso, Camerún, Cabo Verde, la República Centroafricana, Chad, Costa de Marfil, Guinea Ecuatorial, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Bissau, Liberia, Malí, Níger, Nigeria, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Sierra Leona y Togo.

 

Para más información sobre este tema puede contactar con:

 

Para contactar con nuestros portavoces nacionales, consulte: https://www.unhcr.org/afr/international-media-contacts.html